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viernes, 30 de diciembre de 2011

COLONIAS FENICIAS DEL MEDITERRÁNEO CENTRAL

Antes de comenzar a enunciar los establecimientos que los fenicios crearon en el Mediterráneo Central, debemos apuntar que estos fueron gradualmente cayendo bajo la influencia política, económica y religiosa de Cartago hasta tal punto que el Mediterráneo Central fenicio constituyó un área cultural formada por asentamientos fenicios en la costa de África, Sicilia y Cerdeña en la que estos establecimientos fueron adoptando un modelo urbano muy similar al de Cartago, algo que permite definir esta presencia fenicia en el Mediterráneo Central de las del Extremo Occidente "en el que las reducidas necrópolis, la limitada extensión de los asentamientos, la presencia de almacenes de mercancías, la ausencia de recintos sacros y otros elementos parecen indicar, al menos inicialmente, en cierto grado de provisionalidad o transitoriedad del poblamiento fenicio original" .
Esta influencia cartaginesa irá aumentando progresivamente hasta tal punto que en el VI a. C., en respuesta al avance griego, primero, y romano después, consiga un control político total sobre los antiguos centros fenicios del Mediterráneo Central ,inaugurandose el periodo púnico, periodo en el que las particularidades propias de las diferentes zonas fenicias del Mediterráneo Central desaparecerán creándose así, un área unificada ya no sólo culturalmente, sino también políticamente, bajo el dominio de Cartago.

Veamos pues, cuales fueron los establecimientos fenicios más importantes del Mediterráneo Central:

-Cartago-
Contrariamente a lo que se ha afirmado muchas veces, Cartago desde un principio se consolidó como una auténtica ciudad colonial adoptando una estructura política, religiosa y urbanística que otros centros del Mediterráneo tardarían mucho tiempo en adoptar. Así, desde un principio Cartago fue el asentamiento más sólido de los fenicios en Occidente, fue la "capital nueva" o Qart-Hadasht, como indica su nombre semita, es decir, la nueva Tiro de Occidente.
La importancia de este nuevo asentamiento explica que en torno a él se crearán varios mitos de fundación entre los que destacan dos: el que hace responsable de la fundación de Cartago a Azoros y Karkhedón y el relato de Dido o Elissa. Este último es el más conocido y el que mejor cuadra con la realidad arqueológica del lugar. Con relación al primer mito de fundación, hubo una serie de autores como Filisteo de Siracusa (historiador griego de la primera mitad del IV a. C.) o Eudoxio de Cnido (también del IV a.C.) para los cuales, en palabras de este último, "poco ante de la guerra de Troya los tirios colonizaron Cartago bajo el mando de Azoros y Karkhedón, del cual recibió nombre la ciudad". El mismo Apiano, una delas fuentes más importante para la historia de Cartago, defendió este relato de la fundación de Cartago. Sin embargo, estos textos son fragmentarios y poco coherentes, además, Azoros y Karkhedón no son más que las transcripciones en griego del nombre de Tiro (Sôr en semita) y Cartago (Qart-Hadast) por lo que el mito pierde toda su credibilidad.
Pero la realidad es que las fuentes que nos mencionaban el relato de la fundación de Cartago por la exiliada Dido o Elissa, son más numerosos y coherentes. Además, sabemos que se basaban en los anales de Tiro, hoy perdidos. Anales consultados por Timeo de Tormina del que beberán Cicerón o Veleyo Patérculo, autores estos que sitúan el nacimiento de Cartago en 814 a. C. por obra y gracia de Dido. Pero veamos el relato de la fundación de Cartago por Dido.
Según este relato basado, como ya se ha dicho, en los anales de Tiro, hacia el 820 a. C. Mattan I dejó el trono de Tiro en manos de su hijo, Pigmalión, de 11 años de edad. Este tenía una hermana, Elissa (la Dido latina), que estaba casada con el tío de ambos, Acherbas o Zakerbaal, sumo sacerdote de Heracles (Melqart) que ocupaba el segundo rango de poder en la ciudad. Pigmalión asesinó a Acherbas esperando eliminar a un rival y enriquecerse con sus propiedades. Este hecho provocó que su viuda, Elissa , junto con un grupo de fieles tirios cenominados los "principes", entre los que estaba Barcas (antepasado de los Bárcidas), huyeran a Chipre tras rendir el pertinente homenaje a Melqart. En Chipre se les unió el sacerdote de Astarté con la condición de que en la futura cuiudad el sacerdocio fura hereditario entre los miembros de su familia, además de Chipre cogieron 80 niñas destinadas a la prostitución sagrada, es decir, a asegurar la continuidad de la religión fenicia en Occidente. La expedición llegó a la actual costa de Túnez donde fue bien recibida por los uticienses, colonos de Útica. También fueron bien acogidos por los indígenas libios cuyo rey, Hierbas, les ofreció comprar todo el territorio que pudiesen abarcar con una piel de buey. Entonces Elissa, llamada ya Dido (la errante) por los indígenas, cortó la piel en tiras muy finas con las que delimitó el perímetro de toda la colonia de Byrsa, en la que se situó la Cartago arcaica. El nombre Byrsa, es decir, el de la colina donde se situó la ciudad, es el vocablo griego que significa "piel de buey" aunque probablemente los griegos lo asimilaron al oír pronunciar una palabra semita, brt, que significa ciudadela fortificada. Posteriormente el rey pretendió casarse con Elisa pero esta se negó y para evitar el casamiento a la fuerza, se arrojó a una hoguera y pasó a ser divinizada. Todos estos acontecimientos se desarrollarían en el séptimo año del reinado de Pigmalión, es decir, en torno al 813-814 a. C.
En el relato se pueden rastrear elementos fantásticos y arreglos típicamente helenísticos como el nombre de Byrsa o la leyenda de la piel de buey. Sin embargo, también posee ciertos elementos extraños al mundo clásico como son la prostitución sagrada, la autoinmolación, los nombre semitas Acherbas, Pigmalión o Elissa, etc. que muestran que probablemente el mito en lo importante se fundamentó en lo recogido sobre la fundación de Cartago en los anales de Tiro.
En lo esencial, el relato de fundación de Cartago nos indica como esta ciudad nació con un carácter especial, es decir, con la firme voluntad de asentarse indefinidamente ya que es una colonia tiria fundada por prófugos políticos que no están dispuestos a volver a la metrópolis, algo que queda demostrado por el hecho de que se llevaran todo lo necesario para garantizar la continuidad de la religión fenicia allí donde van, caso del sacerdote de Astarté y las 80 niñas. Por consiguiente, "Cartago nace con el rango de colonia tiria", como dice Aubet.
Teniendo en cuenta que las descripciones de Cartago de los textos clásicos se refieren a época púnica, ¿Qué conocemos realmente de la Cartago fenicia?.
Cartago estuvo emplazada en una península del golfo de Túnez y en el centro de una de las rutas de navegación más importante del Mediterráneo, además, está provista de un hinterland sumamente fértil y contaba con una situación portuaria inmejorable. Pero la verdad es que hasta hace poco de la Cartago fenicia sólo conocíamos las necrópolis, la capillita Cintas (un depósito de ofrendas) y el tofet, ni tan siquiera conocíamos el emplazamiento de la propia ciudad. A las excavaciones alemanas llevadas a cabo entre 1983 1991 les debemos hoy en día el conocer emplazamiento de la ciudad arcaica. Esta se situó en las laderas meridionales de la colina de Byrsa (antes llamada colina de S.Louis) y ocupó entre los siglos VIII-VII una extensión de unas 55 hectáreas. Los niveles más arcaicos de ocupación se sitúan a más de 5 metros e profundidad bajo la ciudad romana debido a la famosa destrucción de Escipión Emiliano en 146 a. C. Estos niveles proporcionan restos de viviendas con muros de adobe, calles y pozos que forman una estructura de casas aisladas de gran tamaño separadas por plazas o jardines. La evidencia arqueológica sugiere que la Cartago arcaica estuvo rodeada por una especie de "cinturón industrial" fuera de la muralla formado por talleres y hornos metalúrgicos en los que se documenta el trabajo del murex, así como talleres alfareros. En cuanto a los templos, sólo se conocen los que mencionan los textos y un abundante número de inscripciones con los nombres de las divinidades que debían temer culto en la ciudad, pero nada de su arquitectura. La ciudad arcaica queda delimitada Por los barrios de talleres antes mencionados por el sur y el este y por una necrópolis arcaica al norte.
En los niveles más arcaicos de ocupación se han encontrado importaciones cerámicas griegas que arrojan una cronología de 775-750 a. C. También se han encontrado importaciones cerámicas chipriotas y andaluzas, lo que nos indica que la Cartago fenicia del VIII fue una ciudad perfectamente organizada y con contactos comerciales con la zona griega y con las colonias fenicias de sur de España.
Pero, sin duda, lo mejor conocido y lo que más información ha arrojado sobre la Cartago arcaica han sido las necrópolis. Para esta época (VIII-VII a. C.) se conocen tres necrópolis que nos ilustran acerca de la fuerte densidad de poblamiento de este establecimiento con relación a otros del Mediterráneo central y occidental: la necrópolis de Byrsa, situada al sur, la de Junon al norte, y la de Dermech-Douïmes al noreste. Los materiales más arcaicos son los de la necrópolis de Junon ya que sus restos arrojan una cronología de entre 730-720 a. C., mientras que los materiales de la otras dos ofrecen unas fechas de en torno al 700-680 a. C.
Otra zona muy bien conocida es el tofet, este está situado en la colina de Salammbó, muy cerca de puerto y al sur de Byrsa. Esta era la zona sagrada reservada para las incineraciones infantiles y también parece que comenzó a utilizarse hacia finales del VIII a.C. ya que el primer depósito de ofrendas y sacrificios en urnas, excavado por Cintas, se fecha hacia el 700 a.C. Posteriormente, las deposiciones en urnas de incineración van ganando en complejidad ya que se pasa del pequeño túmulo de tierra a un mayor amontonamiento de piedras y, finalmente, a verdaderos y pequeños monumentos funerarios, rematados con estela decoradas en loas que se reúne el mayor número de inscripciones cartaginesas conocidas y de sus particulares símbolos religiosos.
Así pues, las necrópolis, el tofet y los restos de la zona de la Cartago arcaica que ha sido excavada, arrojan una cronología que llega hasta la segunda mitad del VIII a.C. En este sentido, hay que mencionar el hallazgo de la llamada capillita Cintas, un depósito de ofrendas que proporciona cerámicas griegas fichadas entre 760-680 a. C., lo que llenaba un poco el vacío antes reseñado. Sin embargo, la realidad es que Cartago no se consolidará como una entidad urbana hasta la segunda mitad del VIII a.C., momento en que se inicia el uso de la necrópolis, momento en que se fechan los materiales de los niveles más arcaicos de la ciudad, momento en que se delimita el perímetro del asentamiento con una fortificación, etc. De este modo, entre la fundación en 814 a.C. y la consolidación de Cartago como entidad urbana, debieron pasar aproximadamente tres cuartos de siglo.
Examinada la principal colonia fenicia del Mediterráneo central, ahora es el momento de repasar brevemente algunos de los demás establecimientos en la zona.

-Útica-


Esta colonia situada al Norte de la bahía de Túnez, a cuarenta kilómetros al noroeste de la capital, fue fundada sobre un pequeño promontorio en la desembocadura del Medjerda controlando las fértiles llanuras de aluvión de este río. Siguiendo a Plinio el Viejo, esta colonia fue fundada en torno al 1101 a.C., sin embargo, lo único que se conoce de la ciudad arcaica son sus dos necrópolis, y estás, no arrojan materiales anteriores al siglo VIII a.C. Por otra parte, estas necrópolis destacan por su arquitectura funeraria monumental, que según Aubet, se asemeja a las estructuras funerarias de los establecimientos fenicios de occidente, más que a los tipos utilizados en Cartago.


Parece que Útica no dirigió sus miradas hacia el fértil territorio circundante, ni tampoco parece haberse dedicado desde un principio a una producción agrícola importante, algo que por otra parte, tampoco suceder en Cartago. Parece también que Útica se mantuvo independiente económica, y políticamente hasta por lo menos finales del VI a.C., momento en el que el poderío cartaginés sería y demasiado fuerte.


Aunque resta mucho por hacer en Útica, tres son los hechos que relacionan esta supuesta colonia con los establecimientos fenicios de la Península: su emplazamiento en la desembocadura de un río, su arquitectura funeraria y la ausencia de tofet.


-Los fenicios en Sicilia-

Situada en el centro del Mediterráneo, Sicilia es el paso natural más breve entre Italia y el Norte de África a la vez que una escala muy adecuada para cualquier barco que va de Oriente a Occidente, no en vano, esta isla había sido útil para la navegación mediterránea y egea ya desde el II milenio a.C., como demuestra que en ella se hayan localizado cerámicas micénicas. Así pues, no extrañan las siguientes palabras de Tucídides:

"Los fenicios se habían asentado a lo largo de toda Sicilia en promontorios costeros, que habían fortificado, y en los islotes cercanos a fin de comerciar con los sículos. Pero cuando los griegos comenzaron también a llegar en gran número, los fenicios abandonaron la mayoría de aquellos sitios y se instalaron a vivir juntos en Motya, Panormo y Solunto, cerca de los Elymeos, en parte porque buscaban su alianza, y en prte porque desde allí el viaje desde Sicilia a Cartago es más corto" (Tucídides VI, 2,6)

Por otra parte, de este testimonio se desprende que la colonización fenicia de la isla de Sicilia fue anterior a la griega, es decir anterior al último cuarto del VIII a.C., aunque la realidad arqueológica no confirma estos datos ni mucho menos, sólo tenemos constancia de la existencia de las tres colonias que Tucídides nombra: Motya, Solunto y Panormo.
El asentamiento fenicio de Motya se localiza en la isla del mismo nombre situada en la costa occidental de Sicilia y separada del litoral algo menos de dos kilómetros. Una geografía típica de los asentamientos fenicios: una isla, islote o promontorio rocoso, cercano a la costa y bien protegido de vientos y mareas. La elección de la isla de Motya se debería tanto a su posición estratégica en las rutas del Mediterráneo como a su proximidad con relación a Cartago.
El asentamiento de Motya fue ocupado ininterrumpidamente desde finales del VIII a.C. hasta el IV a.C., consta de unas 40 hectáreas de superficie y posee un perímetro amurallado de 2500 metros. Hasta el 650 a.C. la zona de hábitat fue relativamente pequeña, por lo que la población debió de ser escasa, algo que también quedaría probado por el pequeño volumen de enterramientos en la necrópolis de este momento. Esto cambiará en torno al siglo VII a.C. cuando se documenta un aumento de población sobre la base del aumento de los enterramientos. La necrópolis arcaica ofrece los materiales más antiguos y parece que comenzó a utilizarse a finales del VIII a.C., además, muestra una sociedad oriental en sus principales manifestaciones culturales y poco jerarquizada.
En torno al siglo VII a.C. también se documenta la construcción de tres áreas importantes: una zona de instalaciones mercantiles y portuarias en la periferia y dos importante recintos sagrados. Un ejemplo de una de estas instalaciones mercantiles y portuarias lo tenemos junto a la puerta norte de la ciudadela donde encontramos un recinto cuadrado que se ha interpretado como una tintorería de púrpura en uso desde los siglos VII al IV a.C. y que además, está situada en el lugar mejor ventilado para evitar los malos olores de los moluscos descompuestos.
Uno de los recintos sagrados en el llamado "Cappidazzu", situado junto a la Puerta Norte al noroeste de la isla. Se trata de un recinto de unos mil metros cuadrados, sobre cuyo muro noroeste se dispone un edificio de tres naves paralelas y otra transversal al fondo, como parece característico en otros templos fenicios, aunque la construcción principal debió realizarse en el siglo VI a.C., existe un depósito de ofrendas y un pequeño pozo lustral que conforman un templo rudimentario que sería lo que se construiría en el VII a.C.
El otro recinto sagrado es el tofet de Motya, este se localiza también junto a la Puerta Norte y debió ponerse en funcionamiento durante la primera mitad del VII a.C., aunque hacia el 650 a.C. se documenta un aumento de los enterramientos infantiles en él43. El tofet de Motya contiene muchos centenares de urnas de incineración, distribuidas en varios niveles entre los siglos VII-VIII a.C., acompañadas por prótomos femeninos y máscaras sonrientes cuyo estilo evidencia influencias griegas.
Motya dará otro paso hacia su consolidación como colonia totalmente urbana durante el siglo VI a.C., momento en el cual surgirán construcciones públicas de envergadura: la muralla, el temenos del santuario de Cappidazu, un puerto cerrado o cothon al sur, y un dique en la Puerta Norte que unía Motya con Sicilia, a la altura de Birgi. El cothon se comunicaba con mar abierto por el ángulo sudoeste de la isla y era un estanque artificial, de forma rectangular, de 51 x 37 metros de lado, el que se realizarían trabajos de reparación y construcción naval. La muralla bordeaba toda la isla y debió tener numerosas torres y poteras, mientras que la calzada siempre estuvo parcialmente cubierta por las aguas y muestra en su pavimento los surcos de las carretas.
Vemos así, como Motya se va convirtiendo en sucesivas etapas, desde finales del VIII a.C. hasta el VI a. C., en una auténtica colonia urbana al estilo de la vecina Cartago con sus edificios públicos, fortificaciones, recintos sagrados, etc.

De los otras dos establecimientos que, según Tucídides, los fenicios poseían en la isla de Sicilia: Ponormo y Slunto, conocemos muy poco. Por lo que respecta a Panormo (la actual Palermo), de época fenicia sólo conocemos sus necrópolis que fueron utilizadas a partir del VII a.C. En cuanto a la Solunto fenicia, se ignora todavía su emplazamiento.

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