Antes de comenzar a enunciar los establecimientos que los fenicios crearon en
el Mediterráneo Central, debemos apuntar que estos fueron gradualmente cayendo
bajo la influencia política, económica y religiosa de Cartago hasta tal punto
que el Mediterráneo Central fenicio constituyó un área cultural formada por
asentamientos fenicios en la costa de África, Sicilia y Cerdeña en la que estos
establecimientos fueron adoptando un modelo urbano muy similar al de Cartago,
algo que permite definir esta presencia fenicia en el Mediterráneo Central de
las del Extremo Occidente "en el que las reducidas necrópolis, la limitada
extensión de los asentamientos, la presencia de almacenes de mercancías, la
ausencia de recintos sacros y otros elementos parecen indicar, al menos
inicialmente, en cierto grado de provisionalidad o transitoriedad del poblamiento
fenicio original" .
Esta influencia cartaginesa irá aumentando progresivamente hasta tal punto que
en el VI a. C., en respuesta al avance griego, primero, y romano después,
consiga un control político total sobre los antiguos centros fenicios del
Mediterráneo Central ,inaugurandose el periodo púnico, periodo en el que las
particularidades propias de las diferentes zonas fenicias del Mediterráneo
Central desaparecerán creándose así, un área unificada ya no sólo
culturalmente, sino también políticamente, bajo el dominio de Cartago.
Veamos pues, cuales fueron los establecimientos fenicios más importantes del Mediterráneo Central:
Veamos pues, cuales fueron los establecimientos fenicios más importantes del Mediterráneo Central:
-Cartago-
Contrariamente a lo que se ha afirmado muchas veces, Cartago desde un principio se consolidó como una auténtica ciudad colonial adoptando una estructura política, religiosa y urbanística que otros centros del Mediterráneo tardarían mucho tiempo en adoptar. Así, desde un principio Cartago fue el asentamiento más sólido de los fenicios en Occidente, fue la "capital nueva" o Qart-Hadasht, como indica su nombre semita, es decir, la nueva Tiro de Occidente.
La importancia de este nuevo
asentamiento explica que en torno a él se crearán varios mitos de fundación
entre los que destacan dos: el que hace responsable de la fundación de Cartago
a Azoros y Karkhedón y el relato de Dido o Elissa. Este último es el más
conocido y el que mejor cuadra con la realidad arqueológica del lugar. Con
relación al primer mito de fundación, hubo una serie de autores como Filisteo
de Siracusa (historiador griego de la primera mitad del IV a. C.) o Eudoxio de
Cnido (también del IV a.C.) para los cuales, en palabras de este último,
"poco ante de la guerra de Troya los tirios colonizaron Cartago bajo el
mando de Azoros y Karkhedón, del cual recibió nombre la ciudad". El mismo
Apiano, una delas fuentes más importante para la historia de Cartago, defendió
este relato de la fundación de Cartago. Sin embargo, estos textos son
fragmentarios y poco coherentes, además, Azoros y Karkhedón no son más que las
transcripciones en griego del nombre de Tiro (Sôr en semita) y Cartago
(Qart-Hadast) por lo que el mito pierde toda su credibilidad.
Pero la realidad es que las
fuentes que nos mencionaban el relato de la fundación de Cartago por la
exiliada Dido o Elissa, son más numerosos y coherentes. Además, sabemos que se
basaban en los anales de Tiro, hoy perdidos. Anales consultados por Timeo de
Tormina del que beberán Cicerón o Veleyo Patérculo, autores estos que sitúan el
nacimiento de Cartago en 814 a. C. por obra y gracia de Dido. Pero veamos el
relato de la fundación de Cartago por Dido.
Según este relato basado, como ya
se ha dicho, en los anales de Tiro, hacia el 820 a. C. Mattan I dejó el trono
de Tiro en manos de su hijo, Pigmalión, de 11 años de edad. Este tenía una
hermana, Elissa (la Dido latina), que estaba casada con el tío de ambos,
Acherbas o Zakerbaal, sumo sacerdote de Heracles (Melqart) que ocupaba el
segundo rango de poder en la ciudad. Pigmalión asesinó a Acherbas esperando
eliminar a un rival y enriquecerse con sus propiedades. Este hecho provocó que
su viuda, Elissa , junto con un grupo de fieles tirios cenominados los
"principes", entre los que estaba Barcas (antepasado de los
Bárcidas), huyeran a Chipre tras rendir el pertinente homenaje a Melqart. En
Chipre se les unió el sacerdote de Astarté con la condición de que en la futura
cuiudad el sacerdocio fura hereditario entre los miembros de su familia, además
de Chipre cogieron 80 niñas destinadas a la prostitución sagrada, es decir, a
asegurar la continuidad de la religión fenicia en Occidente. La expedición
llegó a la actual costa de Túnez donde fue bien recibida por los uticienses,
colonos de Útica. También fueron bien acogidos por los indígenas libios cuyo
rey, Hierbas, les ofreció comprar todo el territorio que pudiesen abarcar con
una piel de buey. Entonces Elissa, llamada ya Dido (la errante) por los
indígenas, cortó la piel en tiras muy finas con las que delimitó el perímetro
de toda la colonia de Byrsa, en la que se situó la Cartago arcaica. El nombre
Byrsa, es decir, el de la colina donde se situó la ciudad, es el vocablo griego
que significa "piel de buey" aunque probablemente los griegos lo
asimilaron al oír pronunciar una palabra semita, brt, que significa ciudadela
fortificada. Posteriormente el rey pretendió casarse con Elisa pero esta se
negó y para evitar el casamiento a la fuerza, se arrojó a una hoguera y pasó a
ser divinizada. Todos estos acontecimientos se desarrollarían en el séptimo año
del reinado de Pigmalión, es decir, en torno al 813-814 a. C.
En el relato se pueden rastrear
elementos fantásticos y arreglos típicamente helenísticos como el nombre de
Byrsa o la leyenda de la piel de buey. Sin embargo, también posee ciertos
elementos extraños al mundo clásico como son la prostitución sagrada, la
autoinmolación, los nombre semitas Acherbas, Pigmalión o Elissa, etc. que
muestran que probablemente el mito en lo importante se fundamentó en lo
recogido sobre la fundación de Cartago en los anales de Tiro.
En lo esencial, el relato de
fundación de Cartago nos indica como esta ciudad nació con un carácter
especial, es decir, con la firme voluntad de asentarse indefinidamente ya que
es una colonia tiria fundada por prófugos políticos que no están dispuestos a
volver a la metrópolis, algo que queda demostrado por el hecho de que se
llevaran todo lo necesario para garantizar la continuidad de la religión
fenicia allí donde van, caso del sacerdote de Astarté y las 80 niñas. Por
consiguiente, "Cartago nace con el rango de colonia tiria", como
dice Aubet.
Teniendo en cuenta que las
descripciones de Cartago de los textos clásicos se refieren a época púnica,
¿Qué conocemos realmente de la Cartago fenicia?.
Cartago estuvo emplazada en una
península del golfo de Túnez y en el centro de una de las rutas de navegación
más importante del Mediterráneo, además, está provista de un hinterland
sumamente fértil y contaba con una situación portuaria inmejorable. Pero la
verdad es que hasta hace poco de la Cartago fenicia sólo conocíamos las
necrópolis, la capillita Cintas (un depósito de ofrendas) y el tofet, ni tan
siquiera conocíamos el emplazamiento de la propia ciudad. A las excavaciones
alemanas llevadas a cabo entre 1983 1991 les debemos hoy en día el conocer
emplazamiento de la ciudad arcaica. Esta se situó en las laderas meridionales
de la colina de Byrsa (antes llamada colina de S.Louis) y ocupó entre los
siglos VIII-VII una extensión de unas 55 hectáreas. Los niveles más arcaicos de
ocupación se sitúan a más de 5 metros e profundidad bajo la ciudad romana
debido a la famosa destrucción de Escipión Emiliano en 146 a. C. Estos niveles
proporcionan restos de viviendas con muros de adobe, calles y pozos que forman
una estructura de casas aisladas de gran tamaño separadas por plazas o
jardines. La evidencia arqueológica sugiere que la Cartago arcaica estuvo
rodeada por una especie de "cinturón industrial" fuera de la muralla
formado por talleres y hornos metalúrgicos en los que se documenta el trabajo
del murex, así como talleres alfareros. En cuanto a los templos, sólo se conocen
los que mencionan los textos y un abundante número de inscripciones con los
nombres de las divinidades que debían temer culto en la ciudad, pero nada de su
arquitectura. La ciudad arcaica queda delimitada Por los barrios de talleres
antes mencionados por el sur y el este y por una necrópolis arcaica al norte.
En los niveles más arcaicos de ocupación se han encontrado importaciones cerámicas griegas que arrojan una cronología de 775-750 a. C. También se han encontrado importaciones cerámicas chipriotas y andaluzas, lo que nos indica que la Cartago fenicia del VIII fue una ciudad perfectamente organizada y con contactos comerciales con la zona griega y con las colonias fenicias de sur de España.
En los niveles más arcaicos de ocupación se han encontrado importaciones cerámicas griegas que arrojan una cronología de 775-750 a. C. También se han encontrado importaciones cerámicas chipriotas y andaluzas, lo que nos indica que la Cartago fenicia del VIII fue una ciudad perfectamente organizada y con contactos comerciales con la zona griega y con las colonias fenicias de sur de España.
Pero, sin duda, lo mejor conocido
y lo que más información ha arrojado sobre la Cartago arcaica han sido las
necrópolis. Para esta época (VIII-VII a. C.) se conocen tres necrópolis que nos
ilustran acerca de la fuerte densidad de poblamiento de este establecimiento
con relación a otros del Mediterráneo central y occidental: la necrópolis de
Byrsa, situada al sur, la de Junon al norte, y la de Dermech-Douïmes al
noreste. Los materiales más arcaicos son los de la necrópolis de Junon ya que
sus restos arrojan una cronología de entre 730-720 a. C., mientras que los materiales
de la otras dos ofrecen unas fechas de en torno al 700-680 a. C.
Otra zona muy bien conocida es el
tofet, este está situado en la colina de Salammbó, muy cerca de puerto y al sur
de Byrsa. Esta era la zona sagrada reservada para las incineraciones infantiles
y también parece que comenzó a utilizarse hacia finales del VIII a.C. ya que el
primer depósito de ofrendas y sacrificios en urnas, excavado por Cintas, se
fecha hacia el 700 a.C. Posteriormente, las deposiciones en urnas de
incineración van ganando en complejidad ya que se pasa del pequeño túmulo de
tierra a un mayor amontonamiento de piedras y, finalmente, a verdaderos y
pequeños monumentos funerarios, rematados con estela decoradas en loas que se
reúne el mayor número de inscripciones cartaginesas conocidas y de sus particulares
símbolos religiosos.
Así pues, las necrópolis, el tofet y los restos de la zona de la Cartago arcaica que ha sido excavada, arrojan una cronología que llega hasta la segunda mitad del VIII a.C. En este sentido, hay que mencionar el hallazgo de la llamada capillita Cintas, un depósito de ofrendas que proporciona cerámicas griegas fichadas entre 760-680 a. C., lo que llenaba un poco el vacío antes reseñado. Sin embargo, la realidad es que Cartago no se consolidará como una entidad urbana hasta la segunda mitad del VIII a.C., momento en que se inicia el uso de la necrópolis, momento en que se fechan los materiales de los niveles más arcaicos de la ciudad, momento en que se delimita el perímetro del asentamiento con una fortificación, etc. De este modo, entre la fundación en 814 a.C. y la consolidación de Cartago como entidad urbana, debieron pasar aproximadamente tres cuartos de siglo.
Así pues, las necrópolis, el tofet y los restos de la zona de la Cartago arcaica que ha sido excavada, arrojan una cronología que llega hasta la segunda mitad del VIII a.C. En este sentido, hay que mencionar el hallazgo de la llamada capillita Cintas, un depósito de ofrendas que proporciona cerámicas griegas fichadas entre 760-680 a. C., lo que llenaba un poco el vacío antes reseñado. Sin embargo, la realidad es que Cartago no se consolidará como una entidad urbana hasta la segunda mitad del VIII a.C., momento en que se inicia el uso de la necrópolis, momento en que se fechan los materiales de los niveles más arcaicos de la ciudad, momento en que se delimita el perímetro del asentamiento con una fortificación, etc. De este modo, entre la fundación en 814 a.C. y la consolidación de Cartago como entidad urbana, debieron pasar aproximadamente tres cuartos de siglo.
Examinada la principal colonia
fenicia del Mediterráneo central, ahora es el momento de repasar brevemente
algunos de los demás establecimientos en la zona.
-Útica-
Esta colonia situada al Norte de la bahía de Túnez, a cuarenta kilómetros al noroeste de la capital, fue fundada sobre un pequeño promontorio en la desembocadura del Medjerda controlando las fértiles llanuras de aluvión de este río. Siguiendo a Plinio el Viejo, esta colonia fue fundada en torno al 1101 a.C., sin embargo, lo único que se conoce de la ciudad arcaica son sus dos necrópolis, y estás, no arrojan materiales anteriores al siglo VIII a.C. Por otra parte, estas necrópolis destacan por su arquitectura funeraria monumental, que según Aubet, se asemeja a las estructuras funerarias de los establecimientos fenicios de occidente, más que a los tipos utilizados en Cartago.
Parece que Útica no dirigió sus miradas hacia el fértil territorio circundante, ni tampoco parece haberse dedicado desde un principio a una producción agrícola importante, algo que por otra parte, tampoco suceder en Cartago. Parece también que Útica se mantuvo independiente económica, y políticamente hasta por lo menos finales del VI a.C., momento en el que el poderío cartaginés sería y demasiado fuerte.
Aunque resta mucho por hacer en Útica, tres son los hechos que relacionan esta supuesta colonia con los establecimientos fenicios de la Península: su emplazamiento en la desembocadura de un río, su arquitectura funeraria y la ausencia de tofet.
-Los fenicios en Sicilia-
-Útica-
Esta colonia situada al Norte de la bahía de Túnez, a cuarenta kilómetros al noroeste de la capital, fue fundada sobre un pequeño promontorio en la desembocadura del Medjerda controlando las fértiles llanuras de aluvión de este río. Siguiendo a Plinio el Viejo, esta colonia fue fundada en torno al 1101 a.C., sin embargo, lo único que se conoce de la ciudad arcaica son sus dos necrópolis, y estás, no arrojan materiales anteriores al siglo VIII a.C. Por otra parte, estas necrópolis destacan por su arquitectura funeraria monumental, que según Aubet, se asemeja a las estructuras funerarias de los establecimientos fenicios de occidente, más que a los tipos utilizados en Cartago.
Parece que Útica no dirigió sus miradas hacia el fértil territorio circundante, ni tampoco parece haberse dedicado desde un principio a una producción agrícola importante, algo que por otra parte, tampoco suceder en Cartago. Parece también que Útica se mantuvo independiente económica, y políticamente hasta por lo menos finales del VI a.C., momento en el que el poderío cartaginés sería y demasiado fuerte.
Aunque resta mucho por hacer en Útica, tres son los hechos que relacionan esta supuesta colonia con los establecimientos fenicios de la Península: su emplazamiento en la desembocadura de un río, su arquitectura funeraria y la ausencia de tofet.
-Los fenicios en Sicilia-
Situada en el centro del Mediterráneo, Sicilia es el paso natural más breve entre Italia y el Norte de África a la vez que una escala muy adecuada para cualquier barco que va de Oriente a Occidente, no en vano, esta isla había sido útil para la navegación mediterránea y egea ya desde el II milenio a.C., como demuestra que en ella se hayan localizado cerámicas micénicas. Así pues, no extrañan las siguientes palabras de Tucídides:
"Los fenicios se habían asentado a lo largo de toda Sicilia en promontorios costeros, que habían fortificado, y en los islotes cercanos a fin de comerciar con los sículos. Pero cuando los griegos comenzaron también a llegar en gran número, los fenicios abandonaron la mayoría de aquellos sitios y se instalaron a vivir juntos en Motya, Panormo y Solunto, cerca de los Elymeos, en parte porque buscaban su alianza, y en prte porque desde allí el viaje desde Sicilia a Cartago es más corto" (Tucídides VI, 2,6)
Por otra parte, de este testimonio se desprende que la colonización fenicia de la isla de Sicilia fue anterior a la griega, es decir anterior al último cuarto del VIII a.C., aunque la realidad arqueológica no confirma estos datos ni mucho menos, sólo tenemos constancia de la existencia de las tres colonias que Tucídides nombra: Motya, Solunto y Panormo.
El asentamiento fenicio de Motya se localiza en la isla del mismo nombre situada en la costa occidental de Sicilia y separada del litoral algo menos de dos kilómetros. Una geografía típica de los asentamientos fenicios: una isla, islote o promontorio rocoso, cercano a la costa y bien protegido de vientos y mareas. La elección de la isla de Motya se debería tanto a su posición estratégica en las rutas del Mediterráneo como a su proximidad con relación a Cartago.
El asentamiento de Motya fue
ocupado ininterrumpidamente desde finales del VIII a.C. hasta el IV a.C., consta
de unas 40 hectáreas de superficie y posee un perímetro amurallado de 2500
metros. Hasta el 650 a.C. la zona de hábitat fue relativamente pequeña, por lo
que la población debió de ser escasa, algo que también quedaría probado por el
pequeño volumen de enterramientos en la necrópolis de este momento. Esto
cambiará en torno al siglo VII a.C. cuando se documenta un aumento de población
sobre la base del aumento de los enterramientos. La necrópolis arcaica ofrece
los materiales más antiguos y parece que comenzó a utilizarse a finales del
VIII a.C., además, muestra una sociedad oriental en sus principales
manifestaciones culturales y poco jerarquizada.
En torno al siglo VII a.C.
también se documenta la construcción de tres áreas importantes: una zona de instalaciones
mercantiles y portuarias en la periferia y dos importante recintos sagrados. Un
ejemplo de una de estas instalaciones mercantiles y portuarias lo tenemos junto
a la puerta norte de la ciudadela donde encontramos un recinto cuadrado que se
ha interpretado como una tintorería de púrpura en uso desde los siglos VII al
IV a.C. y que además, está situada en el lugar mejor ventilado para evitar los
malos olores de los moluscos descompuestos.
Uno de los recintos sagrados en
el llamado "Cappidazzu", situado junto a la Puerta Norte al noroeste
de la isla. Se trata de un recinto de unos mil metros cuadrados, sobre cuyo
muro noroeste se dispone un edificio de tres naves paralelas y otra transversal
al fondo, como parece característico en otros templos fenicios, aunque la
construcción principal debió realizarse en el siglo VI a.C., existe un depósito
de ofrendas y un pequeño pozo lustral que conforman un templo rudimentario que
sería lo que se construiría en el VII a.C.
El otro recinto sagrado es el
tofet de Motya, este se localiza también junto a la Puerta Norte y debió
ponerse en funcionamiento durante la primera mitad del VII a.C., aunque hacia
el 650 a.C. se documenta un aumento de los enterramientos infantiles en él43.
El tofet de Motya contiene muchos centenares de urnas de incineración,
distribuidas en varios niveles entre los siglos VII-VIII a.C., acompañadas por
prótomos femeninos y máscaras sonrientes cuyo estilo evidencia influencias
griegas.
Motya dará otro paso hacia su
consolidación como colonia totalmente urbana durante el siglo VI a.C., momento
en el cual surgirán construcciones públicas de envergadura: la muralla, el
temenos del santuario de Cappidazu, un puerto cerrado o cothon al sur, y un
dique en la Puerta Norte que unía Motya con Sicilia, a la altura de Birgi.
El cothon se comunicaba con mar abierto por el ángulo sudoeste de la isla y era
un estanque artificial, de forma rectangular, de 51 x 37 metros de lado, el que
se realizarían trabajos de reparación y construcción naval. La muralla bordeaba
toda la isla y debió tener numerosas torres y poteras, mientras que la calzada
siempre estuvo parcialmente cubierta por las aguas y muestra en su pavimento
los surcos de las carretas.
Vemos así, como Motya se va convirtiendo en sucesivas etapas, desde finales del VIII a.C. hasta el VI a. C., en una auténtica colonia urbana al estilo de la vecina Cartago con sus edificios públicos, fortificaciones, recintos sagrados, etc.
Vemos así, como Motya se va convirtiendo en sucesivas etapas, desde finales del VIII a.C. hasta el VI a. C., en una auténtica colonia urbana al estilo de la vecina Cartago con sus edificios públicos, fortificaciones, recintos sagrados, etc.
De los otras dos establecimientos
que, según Tucídides, los fenicios poseían en la isla de Sicilia: Ponormo y
Slunto, conocemos muy poco. Por lo que respecta a Panormo (la actual Palermo),
de época fenicia sólo conocemos sus necrópolis que fueron utilizadas a partir
del VII a.C. En cuanto a la Solunto fenicia, se ignora todavía su emplazamiento.