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jueves, 19 de enero de 2012

BAAL

Baal era el dios supremo del panteón cartaginés. Tenía cosas buenas a pesar de su mala reputación.



El término semítico-occidental ba’al significa ‘dueño, señor’, y se refería mas que nada a la deidad o divinidad cuyo aspecto tenía que ver con la naturaleza, la fecundidad y la meteorología. Sin embargo, en las localidades distinguían añadiendo al nombre correspondiente de Baal el topónimo correspondiente (e. g. Baal-Sidón, Baal-Líbano, etc.). Este dios tiene como padre a Dagón; sin embargo, en las genealogías y en los registros de Ras Shamra en que aparece como su padre es el dios El.  En su compleja personalidad también se le relaciona con el dios del tiempo Hadad (Baal-Hadad) y, finalmente, como el Tammuz de la antigua Mesopotamia (Damuzi), ya que representa rasgos de un dios que muere y resucita. En los textos épicos se encuentran registros relacionados con su reinado, sus cacerías, su lucha contra el dios del mar Yam y el de la muerte Mot, así como su bajada al mundo de los muertos y su vuelta. En distintas ocasiones se le representa con una maza y con el símbolo del relámpago en las manos, y un casco con los cuernos en la cabeza .
Son varios que no saben mucho sobre Baal.
Baal es muy desconocido. Y Tanit también. Tanit era tan terrorífica como Baal.
Baal no tiene nada que ver con el terror.
El terror lo producían los romanos y los aterrorizados cartagineses se acogían al benevolente designio del Dios Supremo Baal.
Baal es, por supuesto, una de las principales deidades del panteón cananeo, y fue considerado como la tormenta y dios de la fertilidad. No hay mucha discusión en la literatura con respecto a la posición y el papel de El entre los dioses cananeos, y en particular su relación con Baal. Antes de considerar esto, sin embargo, primero tenemos que decir unas palabras sobre El como el creador y padre de los dioses. No hay un "relato de la creación" de por sí en los textos ugaríticos publicados hasta la fecha, pero hay epítetos, tanto en los textos de Ras Shamra y otros materiales cananea que indican que El fue visto como el creador. Él se llama b niyu binw ti "creador de las cosas creadas" en CTA 4.II.11; 4.III.32; 6.III.5, 11;. 17.I.25 .Esto puede incluir el mundo, pero algunos argumentan que la evidencia no es concluyente en este sentido.
 
 Pero, en un mito cananeo de Boghazky no es la mención de El como el creador de "los cielos y la tierra", un título dado a ninguna otra en el panteón. Por otra parte, los dioses se les conoce como su "familia" o "hijos" y que a menudo lleva el epíteto de "toro" como símbolo de su virilidad. Él aparece por primera vez en el dios de las listas, lo que probablemente indica su supremacía, pero se ha argumentado que esto podría referirse en cambio a la orden del desfile de sus símbolos en la procesión de culto. El es también considerado en su mayor parte como el rey de los dioses y los reyes y de hecho la tierra se considera a menudo que tiene alguna conexión con la Dios, gobernando como una representación visible de su gobierno. A fin de que los dioses le ve que tenían que desplazarse hasta el lugar conocido como la "fuente de los dos ríos, la fuente de los dos abismos." . Por lo general se apareció a los dioses en las visitas y los hombres en las visiones de Desafortunadamente, su personaje se habla generalmente de tan deplorable, de hecho, se ha argumentado que la seducción de El Niño de dos mujeres sin nombre es una de las más sensuales de todos los del antiguo Cercano la literatura oriental.
Es posible que el toro en la religiosidad hispana tuviera el mismo carácter que entre los judíos y que fuera traido por los fenicios, donde los toros se ponían en los santuarios judíos, como trono de Yavhé, no en calidad de dioses; pero más probable es que el toro entre los iberos, como entre los cananeos, fuese asociado a determinados dioses y que fuera, como es en Israel, símbolo popular del dios cananeo Baal y estuviera vinculado
a los cultos de la fecundidad.
Es probable que pudieran representar, como en Oriente, al dios de la tormenta del cielo. El toro de Obulco del s. IV a. C. de tan fuerte influjo oriental, debió ser una imagen de culto, al igual que el toro en terracota del santuario de Cástulo. Este toro es probable que sea el símbolo de algún dios, traido por los fenicios, se le llama El, o el dios de la tormenta Hadad. Quizás se pasara de un símbolo a un dios toro, ya que el ganado bovino era muy abundante en Hispania (St. 2. 3. 2. 4.).
Se ha supuesto que el Baal, “señor” de Sidón es el antiguo dios de la tempestad, Haddu, tal como se desprende de los nombres teóforos que llevan los monarcas de Sidón reinantes durante los siglos XIX-XIII a.C.
Ya en la mitad del segundo milenio a.C. Baal suplantó a Haddu, dato que se desprende de la mitología de Ugarit y de Emar. Este dios de la tempestad posiblemente Haddad, está representado en una estela hallada al norte de Alepo y fechada en el siglo VIII o VII a.C., de la sgte. Manera: va montado sobre un toro, lleva larga barba, cabellos que descienden sobre los hombres y gorro ajustado como un casquete en la cabeza, en tanto que en la mano izquierda sostiene un rayo.
También se conservan testimonios de que los reyes de Sidón, Eshmunazor II y su madre Immi-Astart, construyeron dos templos, uno para Baal de Sidón y otro, ya mencionado, para “Astarté nombre de Baal”. Esta asociación de dos nombres ya se conocía en Ugarit. Más tarde, en época romana, el Ball de Sidón se asimiló a Dionisio.
El Baal de Cartago, llamado también Moloch, es decir, el rey, estaba representado por un coloso de bronce. Cuando la ciudad se. veía amenazada de un gran peligro, sacábase en consecuencia que el Baal estaba irritado y que o era necesario -un gran sacrificio para calmarle. Entonces los jefes de la ciudad y las gentes de las familias más ricas llevaban cada uno a su hijo primogénito al pie de la es-tatua. Se encendía una gran hoguera en la que los niños eran que-mados vivos al son de las flautas y de las trompetas y asistiendo los padres en traje de fiesta.
El Baal de Byblos, que se llamaba también Adonis, es decir, el Señor, tenía su templo en lo alto de la montaña que domina la ciu-dad y. también un santuario en Afaka, en el sitio donde el río Adonis sale de la montaña en el fondo de un circo de rocas. Dos veces al año, en primavera y en otoño, los adoradores del dios se reunían en este lugar.
En Ugarit, como en Israel, el culto tuvo un papel central en la vida de las personas. Uno de los mitos ugaríticos central fue la historia de la entronización de Baal en el trono. En la historia, Baal es asesinado por Mot (en el otoño del año) y se queda muerto hasta la primavera de este año. Su victoria sobre la muerte fue celebrada como su entronización en los otros dioses.
Los rituales realizados en el culto ugarítico involucró una gran cantidad de alcohol y la promiscuidad sexual. El culto en Ugarit era esencialmente una borrachera en la que sacerdotes y fieles entregado a consumo excesivo de alcohol y la sexualidad excesiva. Esto es debido a los adoradores estaban tratando de convencer a Baal para enviar la lluvia a sus cultivos. Ya que la lluvia y el semen se ve en el mundo antiguo como la misma cosa (como los frutos producidos), simplemente tiene sentido que los participantes en la religión de fertilidad se comportó de esta manera. Tal vez por eso en la religión hebrea los sacerdotes se les prohibió participar de vino en el desempeño de cualquier ritual, y también por qué las mujeres se les prohibió el recinto! (Cf. Os 4:11-14, Is 28:7-8, y Lev 10:8-11).
El culto a Baal se relaciona con los sacrificios de niños, "de los cuales Ramón Corzo -dice Ángel Muñoz- identificó en algunos enterramientos infantiles localizados en la actual Avenida de Andalucía, en la trasera del colegio de la Torre Tavira".
La frase ‘pasar por el fuego’ a los hijos de un dios era un ritual de purificación del cual se dedicaban los hijos a dicha deidad, sin embargo, también podía denotar de que se sacrificaban a los hijos o niños. Esto lo viene conformando Salmos 106:37, 38 donde dice: “…sacrificaban sus hijos y sus hijas a demonios. Sangre inocente derramaban, la sangre de sus hijos y sus hijas, que inmolaban a los ídolos de Canaán, y fue el país profanado de sangre”. Según Merrill F. Unger “las excavaciones realizadas en Palestina han puesto al descubierto montones de cenizas y restos de esqueletos infantiles en cementerios situados cerca de altares paganos, lo que indica lo extendida que estaba esta práctica cruel y abominable Henry H. Halley comenta: “Los cananeos, pues, adoraban cometiendo excesos inmorales en presencia de sus dioses, y luego asesinando a sus hijos primogénitos como sacrificio a estos mismos dioses. Parece que en gran parte, la tierra de Canaán había llegado a ser una especie de Sodoma y Gomorra en escala nacional.

Otro aspecto interesante sobre la relación entre el sexo y el culto a Baal era la práctica de bestialismo o zoofilia por parte de sus feligreses. Como habíamos comentado anteriormente, uno de los escritos de Ras Shamra contenía un poema en el cual Baal tuvo un amorío con Anat y fecundó algunas novillas dando como resultado un becerro o novillo semental. Lo más probable es que también en los cultos de fecundidad de este dios se intentara imitar este mito con la creencia de que se aseguraría la prole del ganado y fuera fructífero. Por eso, es de notar otra prohibición que se le dio al pueblo de Israel cuando iba a tomar posesión de los territorios de Canaán o Fenicia:
 “Y no debes dar tu emisión a ninguna bestia para hacerte inmundo por ello, y la mujer no debe ponerse delante de una bestia para tener cópula con ella. Es una violación de lo que es natural” (Levítico 18:23).
 Los cultos a Baal se llevaban siempre en los “lugares altos”, obviamente altares erigidos en emplazamientos elevados. La gente, al parecer, creía la concepción de que resultaba mas fácil atraer la atención de los dioses desde los montes que desde los valles. Esto nos recuerda que las montañas se les dan una connotación mística dentro de la religión, en todo caso, tomemos en cuenta que el lugar de residencia de Baal era el monte Safón. Referente a esto la Biblia corrobora en qué lugares se le rendía culto a Baal:
 “Y han construido los lugares altos de Baal para quemar a sus hijos en el fuego, en holocausto a Baal, lo que no les mandé ni les dije ni me pasó por la mente” (Jeremías 19:5).
 En estos “lugares altos”, poseían otros objetos sagrados además del altar. Estos objetos eran “postes sagrados”, como lo explica el registro bíblico:
  “Y durante aquella noche aconteció que Jehová pasó a decirle: “Toma el toro joven, el toro que pertenece a tu padre, es decir, el segundo toro joven de siete años, y tienes que demoler el altar de Baal que es de tu padre, y el poste sagrado que está junto a él lo debes cortar. Y tienes que edificar un altar a Jehová tu Dios en la cima de esta fortaleza, con la fila de piedras, y tienes que tomar el segundo toro joven y ofrecerlo como ofrenda quemada sobre los pedazos de madera del poste sagrado que cortarás” (Jueces 6:25, 26).

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