ATENCION
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lunes, 2 de enero de 2012
LAS CHORRERAS
Veamos
aquí la necrópolis de las Chorreras donde verdaderamente se ve que hubo un
asentamiento de carácter fenicio o de época a la cual podríamos llamar semito-orientlizante o simplemente
orientalizante, donde las mayoría de sus características se suelen corresponder
con las del Mediterráneo Oriental.
El yacimiento de Las Chorreras situado unos
800 m al este de Morro de Mezquitilla. se localiza en un cerro conectado
directamente con el mar, definido en su lado meridional por dos elevaciones
separadas por una vaguada con dirección NE-SO .
Se llegaron a diferenciar dos sectores urbanos fenicios en la zona
meridional de los dos promontorios, y
que pusieron de relieve la constancia de un yacimiento fenicio de época
arcaica, de corta duración y una sola fase de ocupación.
Se excavaron varias tumbas en las que vemos que parte del ajuar
desapareció en las remociones del terreno. Se extrajeron con máximo cuidado los
restos que se encontraban al interior una vasija (cenizas, carbones, huesos,
joyería, etc.), a fin de verificar el contenido. No se pudo sacar de una sola
pieza, debido a las roturas sufridas,
Se trataba de un centro urbano fenicio, con un
periodo relativamente corto de vida, al parecer entre 750-700 a.C. de
considerable extensión, siendo uno de
los más grandes del siglo VIII a.C., con calles y
casas de dimensiones variables, pudiendo alcanzar las 3 hectáreas de
superficie.
Cabe destacar estacamos dos nuevos sectores
urbanos del asentamiento, En el sector norte, se han documentado edificios de
grandes dimensiones, unos 300 m al norte de los restos constructivos en la zona
meridional de la colina. También reseñamos la construcción de una vivienda que
se levantaba en pendiente, adaptándose al declive del terreno, subdividida en 6
o 7 habitaciones de tendencia rectangular e individualizadas.
El edificio, que debió alcanzar los 200 metros
cuadrados, se articulaba en torno a un patio central al aire libre y tenía
acceso en recodo mediante escalera con peldaños independientes en su lado
sureste.
Se han
encontrado varias casas, donde las viviendas se erigen de forma escalonada, en
terrazas. Este conjunto urbano queda definido por una gran calle, desarrollada
en la misma vaguada.
Las Chorreras sería uno de los mayores centros
urbanos fenicios occidentales del siglo VIII a.C
Los sondeos realizados en la vaguada y promontorios que la rodean han ofrecido
información relevante, confirmando que las dimensiones del hábitat fenicio
fueron más grande de lo mantenido hasta entonces.
Sería un nicho-cámara orientado al este, de
tendencia circular irregular y unos 45-50 cm de anchura, cuyas dimensiones
fueron determinadas por el tamaño del ánfora que funcionó como receptáculo de
los restos incinerados. Si bien se ha producido la pérdida física de gran parte
del enterramiento, por lo conservado estimamos que pudo tratarse de un pozo
simple, del que sólo se ha mantenido una pequeña cámara lateral de planta más o
menos circular, destinada a alojar la urna cineraria.
Este tipo de enterramiento es característico de
las tumbas fenicias arcaicas (siglos VIII-VII
a.C.) en la costa andaluza mediterránea.
LOS HALLAZGOS
El material recuperado de la tumba se
relaciona con un ánfora centro-mediterránea que sirvió como contenedor de las
cenizas y huesos de los individuos enterrados (un reducido número de fragmentos
de huesos quemados), y los restos del ajuar consistentes en un oinochoe de boca
trilobulada, una anilla de oro, un colgante de oro y una cuenta de collar,
también de oro. Como se dijo, parte del ajuar desapareció por las remociones de
tierra.
La cerámica
Ya con las
primeras oleadas de colonizadores debió surgir la necesidad de una producción
alfarera local que fuera reponiendo la pérdida de la vajilla originaria de la
metrópoli (por rotura o amortización) en los requerimientos cotidianos y, en
tal sentido, el artesano alfarero sería uno de los miembros especialistas del
colectivo expedicionario.
La
consideración que hacemos de esta localización como centro industrial, en este
caso productor de cerámica o alfar fenicio, viene apoyada en el hallazgo
superficial de un prisma de 11,8 cm de largo, 5 de ancho y 6,2 de alto y ciertos restos pasados de cocción,
ubicados sobre la vaguada que discurre 200 m al este de Las Chorreras, próximo
a la costa actual, encajonado entre dos colinas a 64,9 y 64,4 m.s.n.m.,
separadas unos 200 m.
El ánfora centro-mediterránea
Casi completa, faltándole parte del borde y
del hombro, ofrece perfi l ovoide y base redondeada. Su altura es de 46,5
cm Fue elaborada en torno lento y toma
en la superficie un fi no baño arcilloso entre rojo y marrón-rojizo. Por la
dureza de la pasta se coció a una temperatura elevada, sobre 900º C, no
continua, pues se observa una banda interior más negra que muestra como la
cocción se produjo en condiciones reductoras. En los bordes, más rojizos, el
proceso se realizó en un ambiente oxidante, siendo la fase de hierro estable en
hematites, en contraposición a la magnetita, que es la fase rica en hierro que
da el color negruzco del centro. El material desgrasante es de origen
volcánico. considerando una cronología desde la segunda mitad y último tercio
del siglo VIII a.C. hasta el siglo VII
a.C. Estas ánforas tienen su paralelo en el Castillo de
Diña Blanca y en Cádiz y en San Imbenia (Alghero, Cerdeña).
Oinochoes
de boca trilobulada
Las jarras de boca trilobulada, distintivas de
la cerámica con barniz rojo, son frecuentes en Oriente y los ámbitos
centro-occidentales del Mediterráneo durante el siglo VIII
a.C., con poca diferencia cronológica entre los modelos
orientales y occidentales. Las formas más antiguas son de la primera mitad del
siglo VIII a.C. y manifiestan un cuerpo globular
de paredes finas, cuello troncocónico con boca desarrollada y típica moldura o
baquetón.
Como sucede en Toscanos19
y Trayamar20, en los ambientes
occidentales del siglo VII a.C., la jarra
adopta un cuerpo ovoide y menos diferenciado del cuello, con boca más estrecha.
Lucernas
En
esta necrópolis se han encontrado también lucernas con una
pasta color crema, depurada y blanda, desgrasante muy fino y puntos de mica,. típicas del mundo fenicio, del mismo
estilo que las encontradas en el
yacimiento orientalizante, de carácter semita, de La Fonteta en Guardamar del
Segura (Alicante).
Otras clases de cerámica:
Se encontraron varios bordes de platos de
diferentes clases de pastas depuradas y finas de color crema
anaranjado con la superficie externa de engobe rojo.
También fueron hallados bordes de páteras con pasta fina y
con engobe rojo.
Diferentes clases de bordes de botellas, copas y cuencos de la misma pasta que las
anteriores formas citadas, aparecieron por varias tumbas de la Necrópolis de
las Chorreras. Aparecieron también varios fragmentos de cuencos y vasijas, todos ellos con la mima clase de cerámica.
Las joyas
Se ha encontrado una anilla circular de Oro,
una cuent de cillar, un colgante globula, varios pendientes globulares de
plata.
Con respecto al colgante de Las Chorreras, los
de Trayamar son modelos más sencillos y evolucionados, de la segunda mitad del
siglo VII a.C.
Prototipos orientales los encontramos en la
necrópolis de Akhziv, al sur de Tiro, importante enclave portuario.
Se han encontrado en varias tumbas multitud de
huesos y varias piezas dentales.
La mayoría de los huesos encontrados están
fragmentados y presentan haber sido triturados. Los restos óseos estudiados
corresponden a una mujer con edad mínima de 17 años y a un feto a término o
recién nacido.
Los edificios estudiados en
los distintos sectores de Las Chorreras demuestran que este centro urbano no se
levantó de forma provisional, y que no existía una aparente intención de
abandonarlo tan pronto, pues la solidez de los muros, la dificultad
constructiva y la inversión realizada informan de lo contrario.
Todo parece indicar que durante la segunda
mitad del siglo VIII a.C. el asentamiento
estaba creciendo hacia el norte, hasta la zona más elevada, aprovechando las
laderas de la vaguada, la cual se utilizaría como vía natural de comunicación.
En definitiva, la ciudad debió ser más grande
de lo que en principio se estimó. Realmente fue de considerable extensión, con
una intensa actividad constructiva, y curiosamente, eso ocurrió durante un
período corto de tiempo,unos 75 o 100 años, aproximadamente, abandonándose
entre finales del VIII a.C. e inicios del VII
a.C.
El hábitat, de aparente anarquía o ausencia de
organización urbanística, se presenta con una relativa parcelación y trazados
viales,
Con el tiempo, el mestizaje
entre las formaciones sociales indígena y fenicia, permitiría que se
entroncaran los antepasados en sus lazos familiares y, por ello, las normas de
respeto a sus difuntos vincularían y obligarían a unos y a otros del mismo
modo.
Lo que en principio fue una
necesidad, en el siglo VII a.C. se convierte en una costumbre singular y característica
de las comunidades fenicias del litoral andaluz, desarrollando pequeños
cementerios familiares y no grandes necrópolis comunitarias como ocurrirá
posteriormente, a partir del siglo VI a.C., en
Jardín.
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