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martes, 14 de febrero de 2012
EL ALFABETO
Los mercaderes Fenicios fueron quienes inventaron el alfabeto y lo difundieron y fueron los encargados de introducirlo por todo el Mediterráneo y en todos los viajes y colonizaciones que hacían. Se esctribe de derecha a izquierda como el árabe. Consta de 22 letras y era reservado para los escribas. Es un sistema consonántico, es decir, que carece de vocales.
Su simplicidad permitió la difusión del conocimiento y la cultura.
Fue el pueblo fenicio el primero en modificar la escritura jeroglífica.
No se conoce bien su origen, pero existió en el milenio anterior al nacimiento de Jesucristo e influyó en todas las lenguas ribereñas del Mar Mediterráneo.
Según ciertas leyendas, entre los siglos IX y VIII antes de Cristo, el hijo del rey Agenor de Fenicia, Cadmo, personaje entre histórico y legendario dotado de gran inteligencia, suponen que fue quien introdujo el alfabeto en Grecia, con el objeto de difundir la cultura y el progreso.
Los hablantes de cananeo de la península del Sinaí ya utilizaban el alfabeto protosinaítico al menos desde el 1850 a. C. En Canaán se han hallado inscripciones esporádicas muy breves en protosinaítico que datan de la Edad del Bronce, pero la escritura no se generalizó hasta la aparición de los reinos semíticos de los siglos XIII y XII a. C. La inscripción más antigua conocida que se considera escrita en alfabeto fenicio es el epitafio de Ahiram, inscrito en el sarcófago del rey Ahiram alrededor del 1200 a. C.
Por convención, se habla de escritura «protocananea» hasta mediados del siglo XI a. C., fecha en que hay constancia por primera vez de inscripciones en puntas de flecha realizadas en bronce; y de escritura «fenicia» sólo a partir del 1050 a. C
El alfabeto fenicio fue adoptado por los griegos para crear su alfabeto, y éste, a su vez, fue usado por los romanos para crear el propio, que es la base del actual alfabeto latino.
En el alfabeto fenicio, cada signo representa un sonido.
Del alfabeto fenicio han derivado seis ramas diferentes:
n Escritura hebreo-samaritana
n Escritura aramea primitiva (Del cual derivan otros que dieron origen al árabe, el armenio, el georgiano
n Rama central, de la cual se desprende el griego, el latín y el etrusco. El ruso derivó del griego. (Alrededor del año 500 a.C. el griego se comenzó a escribir de izquierda a derecha).
n Ibérico, Turdestano y Bástulo-Fenicio.
n Rama septentrional: alfabetos rúnicos.
n Rama Hindohomerita: derivaron el sánscrito, el magadhi y el devanagari.
Aunque otras teorías, citan el alfabeto original nombrándolo como semítico septentrional, y del que han derivado cuatro ramas: la escritura semítica meridional, la cananea, la aramea y la griega, alrededor del año 1000 antes de Cristo.
Los fenicios escribían en papiro, en pergamino o en tablillas de arcilla. Estos materiales no perduran en el tiempo y por esta razón casi no se han conservado testimonios históricos de la escritura fenicia, aunque se cree que debieron existir muchísimos ejemplos de ella debido a la intensa actividad de sus comerciantes
Los hombres a quienes hace 3.500 años se les ocurrió la idea de crear un alfabeto se entendían entre sí en una lengua semítica, probablemente de origen fenicio.
Fue entonces cuando nació la A, esa letra “que se pronuncia con los labios muy abiertos y los dientes separados aproximadamente un centímetro […], y con la lengua rozando la punta de los dientes inferiores”. (Cfr. Diccionario de uso del español, Moliner.)
Lo curioso es que la A se creó como consonante: los inventores de la escritura alfabética pensaron en los sonidos de su propia lengua, pero crearon signos para las consonantes, no para las vocales.
Cada letra de ese primer alfabeto era la inicial de un objeto ligado a la vida cotidiana. Y para que fuera fácil retener y distinguir la letra, se le daba incluso la forma del objeto. De ese modo, la A fue llamada álef, palabra que en fenicio significa "buey". Y, de hecho, la A tenía en su forma más primitiva un aspecto muy parecido a una cabeza de bovino. Las letras fenicias se popularizaron rápidamente y mercaderes de muchos países que comerciaban con los fenicios adecuaron el alfabeto a sus propias lenguas. Así los griegos la llamaron alfa, y al hacerlo, le dieron también un nuevo valor sonoro, vocálico esta vez. La D se encuentra en el alfabeto latino por casualidad. Los romanos adoptaron su sistema de escritura de los etruscos, quienes desconocían esa letra. Se cree que un anónimo escriba etrusco la tomó de la escritura griega que se utilizaba en el sur de Italia. La letra M procede de un antiguo jeroglífico egipcio que consistía en una línea ondulada semejante a la que suelen dibujar los niños cuando representan una ola del mar. Cuando los fenicios crearon su sistema de escritura, tomaron ese signo y lo llamaron men, palabra que significa "agua".
La letra N aparece por primera vez en la escritura egipcia, donde se llamaba nahasch, que significaba "serpiente". La R tiene su origen en la escritura jeroglífica egipcia, donde era una cabeza humana vista de perfil. Los fenicios la llamaron res, palabra que quiere decir "cabeza". En un ideograma de la escritura egipcia que mostraba unos lotos (plantas acuáticas con flores) emergiendo de un lago, se encuentra el origen de la letra S. Los fenicios, más tarde, lo simplificaron, dándole una forma semejante a la W, y lo llamaron samek. Y los griegos sigma. La última vocal del alfabeto es uno de los signos que más tardíamente han adquirido autonomía. El hecho, en cierta forma, está relacionado con su origen, que comparte con la V y la Y.
Tanto la U, como la Y y la V proceden de un mismo signo de la escritura hierática egipcia que representaba una maza. Cuando crearon su alfabeto, los fenicios llamaron a esta letra vau, y le dieron una aspecto parecido al que tiene la Y actual.
El origen de la letra Z se encuentra en la escritura jeroglífica egipcia, donde se representaba mediante el dibujo de un carro, según algunos, o el de una hoz, según otros. Los fenicios la llamaron zain, "arma" y le dieron una forma semejante a nuestra I mayúscula actual. Para los griegos era una letra doble, ya que expresaba el sonido de la unión de delta y sigma. Los romanos sólo la usaban para transcribir algunas palabras griegas, pero dejaron de emplearla a fines del siglo IV a.C. Tres siglos más tarde fue nuevamente introducida en el alfabeto romano, junto con la Y, para transcribir palabras griegas como Zeus o Zodíaco y se la ubicó en el último lugar del abecedario. Así llegó a nosotros.
En español ha ido ganando terreno a la C, sobre todo a la Ç (cedilla = zetilla, pequeña zeta), a la que hizo desaparecer. El castellano antiguo diferenciaba entre Z y Ç —la primera era sonora y la segunda no—, pero hacia el siglo XIII se empezaron a confundir ambos sonidos y en 1726 la Real Academia resolvió suprimir la Ç y sustituirla en todos los casos por la Z.
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