Procedente de Egipto y Mesopotamoa y de los hititas, sobre el año 1100 a. C. la profecía extática está atestiguada en Fenicia por la crónica del sacerdote Wen-Amon, emisario egipcio al puerto de Biblos. Después de esperar largo tiempo sin ser atendido en dicho puerto, intervino un profeta extático con un oráculo dirigido al príncipe de Biblos para que éste atendiera al emisario egipcio. Inició su rito con sacrificios para provocar una respuesta de su dios.
La adivinación desempeñó un papel importante en las tradiciones religiosas y sociales. La catoptromancia, o adivinación mediante un espejo, era practicada normalmente por magos y adivinos de la antigüedad clásica, fenicis, griegos y romanos, que sumergían un espejo en el agua de las fuentes o manantiales sagrados para leer así los presagios.
Cuando el hombre se acercaba al agua, veía reflejado un ser inmaterial, inaprensible, parecido a él, que acabó por considerar su doble mágico. Además, leía en este reflejo signos provocados por los movimientos del agua: olas, torbellinos, remolinos, burbujas... Las bases de la adivinación a través del cristal se confunden también con el descubrimiento del espejo natural y la toma de conciencia del doble y del alma, que reencontramos en la leyenda mitológica griega de Psique.
En cuanto al cristal, se trata del instrumento natural que los dioses han puesto a disposición de los hombres para que puedan entrar en contacto con ellos, una especie de instrumento de comunicación entre lo visible e invisible. Así, en un principio, estos dos símbolos juntos tenían un carácter mágico y sagrado.
Los sacerdotes siempre tuvieron una posición de privilegio en la sociedad. Existían rituales de todo tipo, tanto dirigidas al estado como a los individuos, extremadamente minuciosos y formales, al punto tal que son tomadas como ciencia.
Una costumbre muy extendida en la Antigüedad fue la adivinación. Esta práctica podía realizarse en varías formas. “Predecían el futuro” mediante el examen de las vísceras de un animal sacrificado: el hígado de un cordero o de un cabrío, por ejemplo, era considerado la imagen del dios consultado. También realizaban presagios observando la forma de las nubes y el movimiento de los astros. Los fenicios adquirieron de los sumerios el horóscopo: adivinación del porvenir de las personas de acuerdo con la fecha de nacimiento y la posición de las estrellas en el cielo.
Los adivinadores se especializaban en "interpretar" lo que consideraban diversos "signos" proféticos: la adivinación a partir de la observación de los higados de animales sacrificados, la creencia en que se podía adivinar el futuro observando los rayos u otros meteoros, y la "interpretación" con intenciones adivinatorios de los vuelos de las aves.
Los sumos sacerdotes usaban las visceras de las ovejas para profetizar e incluso predicción la posible destrucción de su civilización y cultura.
Los fenicios conocían todas las ciencias heredadas, como se ha dicho de los antiguos egipcios: La astrología, la adivinación, la aritmética, la geometría y el cálculo.
La adivinación artificial se basa en la observación externa de animales, plantas y objetos. La más conocida es la técnica de los augurios, observación del comportamiento de los pájaros. Tuvo también mucha importancia la observación de las entrañas de los animales sacrificados.
Atargatis es una diosa de origen sirio, cuyo culto se extendió a Fenicia, Canaán, Grecia y Roma . Ella es una gran madre y diosa de la fertilidad de la tierra y el agua, considerada como la diosa principal adorada en Siria.
En su calidad de diosa celestial, ella tiene que ver con la astrología y la adivinación, y el destino.
Tanto los fenicios como otros pueblos orientales rindieron culto a la serpiente.
Según algunos autores, la costumbre de venerar la serpiente data de 3000 a de J. C., cuando la estrella Alpha Draconis de la Constelación Draco era la Estrella Polar, que se consideraba muy importante para determinar el sino del hombre. Incluso en la Biblia aparece este juicio: ?Y Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó sobre el polo. Y cuando una serpiente atacaba a un hombre, sí éste contemplaba la serpiente metálica, no moría?. +
La magia fue otra actividad de gran importancia entre los pueblos cananeos. Los sacerdotes eran al mismo tiempo adivinos que predecían el porvenir, interpretaban oráculos, explicaban los sueños y ofrecían sacrificios. Además, practicaban la observación de los astros, ya que creían que ellos dirigían sus vidas. Al estudiar el cielo tan afanosamente, los magos fenicios obtuvieron a lo largo del tiempo importantes comprobaciones y descubrimientos de efectivo carácter científico, logrando avances trascendentes en la astronomía.
Del culto a la serpiente surgieron dos símbolos: el caduceo y la vara de Esculapio; los dos incluyen una vara, que según diversas opiniones representa una varita mágica, un báculo, una cayada de pastor o un símbolo fálico. Generalmente se considera que significa el árbol de la vida, pero todo esto pertenece a la mitología.
La palabra caduceo deriva del griego kadux que significa heraldo o embajador. Originalmente el caduceo consistía en una rama de olivo con dos hebras de lana, las cuales se han ido substituyendo sucesivamente por dos cintas blancas y después por dos serpientes entrelazadas y mirándose cara a cara. La rama de olivo se convirtió finalmente en una vara con puño y dos alas extendidas.
Todas las adivinaciones y la magia se realizaban en los santuarios o templos dedicados a los dioses, utilizando incienso para todos sus rituales.
Habían transcurrido ya casi quinientos años desde que se produjera el asentamiento de la raza semita en la extensa zona que dio en denominarse Palestina, cuando uno de sus caudillos -de nombre Saúl- fue proclamado rey. Las doce tribus hebreas deciden unificarse en un solo estado, y se constituyen en reino para hacerse fuertes y poderosas, y plantar cara a todos sus enemigos -filisteos, "pueblos del mar"; y amonitas, que ocupaban la franja del oriente de Jordania -; nada más apropiado, para conseguir sus propósitos, que instituirse en estado monárquico. Saúl había decretado -para hacerse caro a los ojos de la única deidad, es decir, del poderoso Yahvé- que magos y adivinos debían ser expulsados de Israel; "Saúl había echado del país a los nigromantes y adivinos". Sin embargo, en cuanto los filisteos consiguen hacerle retroceder, cree que Yahvé ya no está de parte de él, ni de sus ejércitos, y decide acudir a consultar a la pitonisa de Endor para que ésta le ponga en contacto con el profeta Samuel, personaje -este último- que, por mandato de Yahvé, instituyó a Saúl como rey de Israel. El método utilizado por Jacob para que los corderos nacieran con pintas fue -según los estudiosos de la mitología y del esoterismo- el adscrito a la magia conocida con el nombre de "homepática", que se basa en la llamada ley de semejanzas: "lo semejante produce lo semejante".
Según este principio imitativo, el mago podía producir cualquier efecto, con la sola condición de imitarlo: "los efectos semejan a sus causas".
Toda la naturaleza, y los objetos que ésta contiene, son susceptibles de manipulación por medio de la magia "homeopática"o "imitativa". Y, también a la hora de curar y prevenir enfermedades, se acudió al remedio de la magia.
Esta forma de encantamiento se llevó a cabo a lo largo de la historia de la mayoría de los pueblos de cultura y civilización ancestrales. El relato del Antiguo Testamento es muy clarificador al respecto: "Entonces Jacob se procuró unas varas verdes de álamo, de almendro y plátano, y labró en ellas unas muescas blancas, dejando al descubierto lo blanco de las varas, e hincó las varas así labradas en las pilas o abrevaderos a donde venían las reses a beber, justo delante de las reses, con lo que éstas se calentaban al acercarse a beber. O sea que se calentaban a la vista de las varas, y así parían crías listadas, pintas o manchadas."
Lo cierto es que, con semejante método, pronto reunió Jacob un rebaño muy superior al de su tío y suegro: "Jacob medró muchísimo, y llegó a tener rebaños numerosos, y siervas y siervos y camellos y asnos.
Soción dice que los magos tratan mucho de la Justicia; que consideran impiedad quemar los cadáveres, y que está permitido casarse uno con su madre o con su hija . Que hacen adivinaciones y predicciones, y dicen que se les aparecen los dioses; que el aire está lleno de visiones que, fluyendo de los cuerpos, con los vapores se hacen visibles a los ojos de más aguda vista, y que prohíben el maquillaje del rostro y usar oro. Visten de blanco, duermen sobre tierra, comen hierbas, queso y pan ordinario; utilizan una caña como báculo, y en su extremo ponen un queso y se lo van comiendo."