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lunes, 26 de diciembre de 2011
LOS PERFUMES FENICIOS
PEBETEROS EN FORMA DE CABEZA
FEMENINA
En la Edad Antigua ya se conocía el perfume que consistía en una combinación de esencias naturales de origen vegetal (flores y arbustos olorosos), diluidos en aceite de oliva que exhalaban un olor agradable. Esta cualidad se potenciaba cuando la sustancia se exponía al fuego y constituía un elemento fundamental de los rituales religiosos y funerarios de numerosos pueblos orientales.
Su origen esta documentado en el Próximo Oriente y en Egipto. y fue exportado por el Mediterráneo a través de fenicios y griegos transportados en arybalos procedentes de Fayenza como muestran algunos hallazgos en la Península Ibérica.
La cronología que se les atribuye abarca básicamente desde la primera mitad del s. IV al s. II a. C , aunque parece que puede haber pervivencias anteriores o posteriores.
Arybalos es un frasco de cuerpo globular y de cuello estrecho, la mayoría de ellos están fabricados con cerámica de pasta vítrea de Fayenza que es una clase especial de cerámica fina egipcia. Algunos de ellos tenían forma de cabeza de mujer.
Thymiaterion es el nombre que recibe un tipo de quemaperfumes utilizado en la antigüedad.
PEBETEROS EN FORMA DE CABEZA
FEMENINA
Fueron estudiados hace años por Ana M.a Muñoz quien, naturalmente limitada por las circunstancias de la investigación arqueológica en ese momento, llegó a la conclusión de que derivaban de modelos de la Magna Grecia, donde estarían conectados con el culto a Demeter y Kore. Ese mismo significado tendrían en la Península, distinguiéndose tres tipos: grequizante, de imitación y de influencia púnica. En cuanto a su fecha, irían desde fines del siglo IV a mediados del II antes de C , con una mayor abundancia en la segunda mitad del S. III y comienzos del II.
Se trata de unos quemaperfumes o «pebeteros» de terracota en forma de cabeza femenina de rasgos claramente helénicos, con peinado en raya central y amplicas guedejas enmarcando el rostro, que en el tipo más frecuente se adorna con hojas y racimos sobre el cabello y en la frente, a manera de diadema, con un motivo formado por tres glóbulos o frutos, flanqueado por dos palomas. Sobre el mismo llevan un kalathos de mediana altura en cuyo interior se observa una tapa horada por varios orificios, generalmente cinco. Las orejas suelen adornarse con racimos, a manera de arracadas, y enmarcan el cuello una especie de cintas o tirabuzones, lisos y planos.
En su borde inferior se remata con unos pliegues, que simulan el reborde del vestido y un gran broche central de forma circular. No obstante, hay muchas variantes, desde las cabezas desprovistas totalmente de adornos, es decir, tan sólo el peinado en crenchas hacia arriba y el kalathos, hasta aquellas en las que los adornos se complican mucho más. se dan además muchos tipos que son claramente malas imitaciones locales, en que los motivos originales no pueden ya reconocerse.
Es obvia pues la enorme difusión que tales pebeteros alcanzaron en la Península, y éste es un hecho al que estimamos no se ha prestado la atención que merece, habría que considerar dos aspectos, muy interconectados entre sí:
—De un lado es necesario determinar las vías por las que han penetrado y se han difundido estos objetos, así como ver cuáles han sido sus modelos. Ello exige una laboriosa tarea de catalogación de todas las piezas con que contamos actualmente, no sólo en la Península, sino en el resto del Mediterráneo Occiental.
—Por otra parte, es preciso tratar de aclarar el significado cúltico de tales objetos, dentro del marco de las creencias de los íberos.
En varias ciudades como Rodas y Corinto existieron templos fenicios dedicados a Astarté en los que se realizaban las primeras transacciones económicas entre griegos y fenicios bajo la protección de la divinidad.
Los perfumes forman parte de objetos rituales. y no como meros elementos de lujo. Y van acompañados también de una serie de creencias funerarias y religiosas.
Aunque nadie puede negar el hecho de que hay algunos exvotos que parecen creados para cultos muy específicos.
Los principales centros exportadores de perfumes orientales en época arcaica fueron y Rodas. A partir de la fundación de Naucratis, en el siglo VI a.C., esta colonia panhelénica se unió a la koiné del perfume en el Mediterráneo aunque ya desde el siglo VIII a.C. eran los perfumes procedentes del país del Nilo los más caros y demandados en el extremo occidente. Mercaderes egipcios se asentaban en los puertos internacionales como Ugarit, Malaka, Gadir o Chipre y otros del Mediterráneo. donde la demanda de perfumes estaba muy relacionada con los cultos destinados a los templos de Astarté . Precisamente la fundación dc santuarios dedicados a los principales dioses fenicios garantizaba las relaciones económicas con las poblaciones indígenas.
Un ejemplo concreto, para el mundo púnico, lo tenemos en las llamadas figuras acampanadas del santuario ibicenco de Es Cuieram^. Otro, y en este caso para el mundo griego, podría estar representado por las típicas figuras femeninas con cerdito y/o antorcha características del culto a Demeter y Kore en Sicilia-
M.a E. Aubet documenta la amplia adopción de la falda o manto «de alas» isíaco para representar a Tanit.
Asegura ésta que el tipo alado de Tanit parece generalizarse en Cartago a partir del siglo IV, iniciándose entonces varias fases de esquematización que abocarán en la formación de las figuras acampanadas de Es Cuieram, en Ibiza, apuntando incluso la posibilidad de que el tipo se hubiese iniciado ya en época anterior, por lo menos el siglo V. Un ejemplo excepcional es el famoso sarcófago mal llamado de «la sacerdotisa».
En los templos asociados al culto de Astarté siempre se documentan los rituales que llevan incorporado el consumo dc aceites perfumados y dc incienso. Así se constata en en diversas necrópolis con templos dedicados a Afrodita, a Hera y Deméter cuyas ofrendas consistían en perfumes.
La fundación del templo de Astarté en Cadiz introdujo en Occidente los cultos y rituales mediterráneos vinculados con esta diosa.
Entre los más conocidos en la literatura clásica destaca el culto a Astarté conocido en la ciudad de Cádiz. Plinio nos dice que era el de "Afrodisias" o "lsla de Afrodita" (Nat. Hist. IV, 120), por estar consagrada a la diosa fenicia que les griegos interpretaron como Afrodita.
También Avieno en el siglo IV, habla de que en ‘Erythia " estaba el antiguo temple dela Venus marina gaditana.
Los fenicios eran una gente hábil, inteligente y laboriosa, que se enriquecieron con el comercio de dos productos que tenían a pié de obra: la púrpura para teñir la tela, que extraían del murex, un caracol de mar, y la madera de los cedros de las montañas del Líbano.. Fueron grandes navegantes y mejores comerciantes. Vivieron en ciudades-estado, prósperas e independientes y fueron grandes amantes de los perfumes. Con estos antecedentes y con una gran flota de naves ligeras, de proa estilizada, eran temibles en el mar y estaban preparados para abrir factorías en todo el mediterráneo que. con el tiempo, se convertirían en ciudades. Compraban metales de toda clase, nobles y útiles, y vendían madera de cedros a los egipcios y artículos manufacturados a los habitantes de las islas griegas hasta las costas del sur de Italia y España. No tenemos demasiadas noticias de los productos aromáticos que usaron, pero si que tenemos, y muchas, de la enorme cantidad de frascos para perfumes que manufacturaron. En todos los periplos que hicieron en todas las factorías donde se establecieron y sobretodo en todas las ciudades que fundaron, en particular Cartago, pero también, Chipre, Creta, Málaga, Cádiz y e Ibiza y tantas otras, encontramos los restos de su paso o de su estancia. En relación con la perfumería, podríamos decir que, aparte de los frascos de vidrio o de pasta vítrea, que cambiaron o vendieron, y que encontramos en todos los museos arqueológicos del mediterráneo, fueron los suministradores de esencias para los habitantes de sus colonias. Se puede decir que los fenicios se convirtieron en los primeros distribuidores de perfumes de la cuenca mediterránea.
Al escuchar la palabra “quemaperfumes” alguien podría tratar de dar una interpretación muy equivocada, la cual no tiene nada que ver con el verdadero significado que esta interesante pieza que se exhibe en el museo de Albacete tiene en realidad.
Esta hermosa pieza de arquitectura conocida como “quemaperfumes” en realidad era utilizada como un ritual de influencia en la que según muchos escritos, una cortesana se llega a presentar ante una diosa. Para ello, se han dispuesto distintos elementos en esta estatuilla, los cuales tratan de dar una interpretación bastante amplia que venían a ser también una delegación para sus dioses.
La pieza habría sido creada en el siglo VI a. C., pudiéndose observar la disposición de una paloma que viene a ser un símbolo que vincula a la divinidad femenina; también esta la presencia de distintos brazaletes en la parte de los antebrazos que esta figurilla, joven desnuda que se presenta como servidora a la deidad. También se puede notar a una flor de loto de forma invertida por sobre la cabeza, algo que en cambio viene a ser una especie de símbolo que interpreta a una diosa protegiendo a las mujeres, especialmente a sus seguidoras. La estatuilla habría sido encontrada en Quejola, una localidad ibérica en la que se disponía un espacio sagrado en donde seguramente se realizaban algunas ceremonias, lugar en el que también habían estado otro conjunto más de piezas que acompañaban a este tipo de sesiones.
EL
HINTERLAND DE GADIR |
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EL HINTERLAND DE EXTREMADURA |
CASTULO Y SU HINTERLAND |
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AKRA LEUKA Y SU HINTERLAND |
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