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martes, 14 de febrero de 2012

EL ALFABETO

Los  mercaderes Fenicios fueron quienes inventaron el alfabeto y lo difundieron y fueron  los encargados de  introducirlo por todo el Mediterráneo y en  todos los viajes y colonizaciones que hacían. Se esctribe de derecha a izquierda como el árabe. Consta de  22 letras y era reservado para los escribas. Es un sistema consonántico, es decir, que carece de vocales.
Su simplicidad permitió la difusión del conocimiento y la cultura.
Fue el pueblo fenicio el primero en modificar la escritura jeroglífica.
No se conoce bien su origen, pero existió en el milenio anterior al nacimiento de Jesucristo e influyó en todas las lenguas ribereñas del Mar Mediterráneo.
Según ciertas leyendas, entre los siglos IX y VIII antes de Cristo, el hijo del rey Agenor de Fenicia, Cadmo, personaje entre histórico y legendario dotado de gran inteligencia, suponen que fue quien introdujo el alfabeto en Grecia, con el objeto de difundir la cultura y el progreso.
Los hablantes de cananeo de la península del Sinaí ya utilizaban el alfabeto protosinaítico al menos desde el 1850 a. C. En Canaán se han hallado inscripciones esporádicas muy breves en protosinaítico que datan de la Edad del Bronce, pero la escritura no se generalizó hasta la aparición de los reinos semíticos de los siglos XIII y XII a. C. La inscripción más antigua conocida que se considera escrita en alfabeto fenicio es el epitafio de Ahiram, inscrito en el sarcófago del rey Ahiram alrededor del 1200 a. C.
Por convención, se habla de escritura «protocananea» hasta mediados del siglo XI a. C., fecha en que hay constancia por primera vez de inscripciones en puntas de flecha realizadas en bronce; y de escritura «fenicia» sólo a partir del 1050 a. C
El alfabeto fenicio fue adoptado por los griegos para crear su alfabeto, y éste, a su vez, fue usado por los romanos para crear el propio, que es la base del actual alfabeto latino.
En el alfabeto fenicio, cada signo representa un sonido.
Del alfabeto fenicio han derivado seis ramas diferentes:
n      Escritura hebreo-samaritana
n      Escritura aramea primitiva (Del cual derivan otros que dieron origen al árabe, el armenio, el georgiano
n      Rama central, de la cual se desprende el griego, el latín y el etrusco. El ruso derivó del griego. (Alrededor del año 500 a.C. el griego se comenzó a escribir de izquierda a derecha). 
n      Ibérico, Turdestano y Bástulo-Fenicio.
n      Rama septentrional: alfabetos rúnicos.
n      Rama Hindohomerita: derivaron el sánscrito, el magadhi y el devanagari.
Aunque otras teorías, citan el alfabeto original nombrándolo como semítico septentrional, y del que han derivado cuatro ramas: la escritura semítica meridional, la cananea, la aramea y la griega, alrededor del año 1000 antes de Cristo.
Los fenicios escribían en papiro, en pergamino o en tablillas de arcilla. Estos materiales no perduran en el tiempo y por esta razón casi no se han conservado testimonios históricos de la escritura fenicia, aunque se cree que debieron existir muchísimos ejemplos de ella debido a la intensa actividad de sus comerciantes
Los hombres a quienes hace 3.500 años se les ocurrió la idea de crear un alfabeto se entendían entre sí en una lengua semítica, probablemente de origen fenicio.
Fue entonces cuando nació la A, esa letra “que se pronuncia con los labios muy abiertos y los dientes separados aproximadamente un centímetro […], y con la lengua rozando la punta de los dientes inferiores”. (Cfr. Diccionario de uso del español, Moliner.)
Lo curioso es que la A se creó como consonante: los inventores de la escritura alfabética pensaron en los sonidos de su propia lengua, pero crearon signos para las consonantes, no para las vocales.
Cada letra de ese primer alfabeto era la inicial de un objeto ligado a la vida cotidiana. Y para que fuera fácil retener y distinguir la letra, se le daba incluso la forma del objeto. De ese modo, la A fue llamada álef, palabra que en fenicio significa "buey". Y, de hecho, la A tenía en su forma más primitiva un aspecto muy parecido a una cabeza de bovino. Las letras fenicias se popularizaron rápidamente y mercaderes de muchos países que comerciaban con los fenicios adecuaron el alfabeto a sus propias lenguas. Así los griegos la llamaron alfa, y al hacerlo, le dieron también un nuevo valor sonoro, vocálico esta vez. La D se encuentra en el alfabeto latino por casualidad. Los romanos adoptaron su sistema de escritura de los etruscos, quienes desconocían esa letra. Se cree que un anónimo escriba etrusco la tomó de la escritura griega que se utilizaba en el sur de Italia. La letra M procede de un antiguo jeroglífico egipcio que consistía en una línea ondulada semejante a la que suelen dibujar los niños cuando representan una ola del mar. Cuando los fenicios crearon su sistema de escritura, tomaron ese signo y lo llamaron men, palabra que significa "agua".

La letra N aparece por primera vez en la escritura egipcia, donde se llamaba nahasch, que significaba "serpiente". La R tiene su origen en la escritura jeroglífica egipcia, donde era una cabeza humana vista de perfil. Los fenicios la llamaron res, palabra que quiere decir "cabeza". En un ideograma de la escritura egipcia que mostraba unos lotos (plantas acuáticas con flores) emergiendo de un lago, se encuentra el origen de la letra S. Los fenicios, más tarde, lo simplificaron, dándole una forma semejante a la W, y lo llamaron samek. Y los griegos sigma. La última vocal del alfabeto es uno de los signos que más tardíamente han adquirido autonomía. El hecho, en cierta forma, está relacionado con su origen, que comparte con la V y la Y.
Tanto la U, como la Y y la V proceden de un mismo signo de la escritura hierática egipcia que representaba una maza. Cuando crearon su alfabeto, los fenicios llamaron a esta letra vau, y le dieron una aspecto parecido al que tiene la Y actual.
El origen de la letra Z se encuentra en la escritura jeroglífica egipcia, donde se representaba mediante el dibujo de un carro, según algunos, o el de una hoz, según otros. Los fenicios la llamaron zain, "arma" y le dieron una forma semejante a nuestra I mayúscula actual. Para los griegos era una letra doble, ya que expresaba el sonido de la unión de delta y sigma. Los romanos sólo la usaban para transcribir algunas palabras griegas, pero dejaron de emplearla a fines del siglo IV a.C. Tres siglos más tarde fue nuevamente introducida en el alfabeto romano, junto con la Y, para transcribir palabras griegas como Zeus o Zodíaco y se la ubicó en el último lugar del abecedario. Así llegó a nosotros.
En español ha ido ganando terreno a la C, sobre todo a la Ç (cedilla = zetilla, pequeña zeta), a la que hizo desaparecer. El castellano antiguo diferenciaba entre Z y Ç —la primera era sonora y la segunda no—, pero hacia el siglo XIII se empezaron a confundir ambos sonidos y en 1726 la Real Academia resolvió suprimir la Ç y sustituirla en todos los casos por la Z.

LA ADIVINACION EN FENICIA

Procedente de Egipto y Mesopotamoa y de los hititas, sobre el año 1100 a. C. la profecía extática está atestiguada en Fenicia por la crónica del sacerdote Wen-Amon, emisario egipcio al puerto de Biblos. Después de esperar largo tiempo sin ser atendido en dicho puerto, intervino un profeta extático con un oráculo dirigido al príncipe de Biblos para que éste atendiera al emisario egipcio. Inició su rito con sacrificios para provocar una respuesta de su dios.
 La adivinación desempeñó un papel importante en las tradiciones religiosas y sociales. La catoptromancia, o adivinación mediante un espejo, era practicada normalmente por magos y adivinos  de la antigüedad clásica, fenicis, griegos y romanos, que sumergían un espejo en el agua de las fuentes o manantiales sagrados para leer así los presagios.
Cuando el hombre se acercaba al agua, veía reflejado un ser inmaterial, inaprensible, parecido a él, que acabó por considerar su doble mágico. Además, leía en este reflejo signos provocados por los movimientos del agua: olas, torbellinos, remolinos, burbujas... Las bases de la adivinación a través del cristal se confunden también con el descubrimiento del espejo natural y la toma de conciencia del doble y del alma, que reencontramos en la leyenda mitológica griega de Psique.
En cuanto al cristal, se trata del instrumento natural que los dioses han puesto a disposición de los hombres para que puedan entrar en contacto con ellos, una especie de instrumento de comunicación entre lo visible e invisible. Así, en un principio, estos dos símbolos juntos tenían un carácter mágico y sagrado.
Los sacerdotes siempre tuvieron una posición de privilegio en la sociedad. Existían rituales de todo tipo, tanto dirigidas al estado como a los individuos, extremadamente minuciosos y formales, al punto tal que son tomadas como ciencia.
Una costumbre muy extendida en la Antigüedad fue la adivinación. Esta práctica podía realizarse en varías formas. “Predecían el futuro” mediante el examen de las vísceras de un animal sacrificado: el hígado de un cordero o de un cabrío, por ejemplo, era considerado la imagen del dios consultado. También realizaban presagios observando la forma de las nubes y el movimiento de los astros. Los fenicios adquirieron de los sumerios el horóscopo: adivinación del porvenir de las personas de acuerdo con la fecha de nacimiento y la posición de las estrellas en el cielo.
Los adivinadores se especializaban en "interpretar" lo que consideraban diversos "signos" proféticos: la adivinación a partir de la observación de los higados de animales sacrificados, la creencia en que se podía adivinar el futuro observando los rayos u otros meteoros, y la "interpretación" con intenciones adivinatorios de los vuelos de las aves.
Los sumos sacerdotes usaban las visceras de las ovejas para profetizar e incluso predicción la posible destrucción de su civilización y cultura.
Los fenicios conocían todas las ciencias heredadas, como se ha dicho de los antiguos egipcios: La astrología, la adivinación, la aritmética, la geometría y el cálculo.
La adivinación artificial se basa en la observación externa de animales, plantas y objetos. La más conocida es la técnica de los augurios, observación del comportamiento de los pájaros. Tuvo también mucha importancia la observación de las entrañas de los animales sacrificados. 
Atargatis es una diosa de origen sirio, cuyo culto se extendió a  Fenicia, Canaán, Grecia y Roma . Ella es una gran madre y diosa de la fertilidad de la tierra y el agua, considerada como la diosa principal adorada en Siria.
En su calidad de diosa celestial, ella tiene que ver con la astrología y la adivinación, y el destino.
Tanto los fenicios como otros pueblos orientales rindieron culto a la serpiente.
Según algunos autores, la costumbre de venerar la serpiente data de 3000 a de J. C., cuando la estrella Alpha Draconis de la Constelación Draco era la Estrella Polar, que se consideraba muy importante para determinar el sino del hombre. Incluso en la Biblia aparece este juicio: ?Y Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó sobre el polo. Y cuando una serpiente atacaba a un hombre, sí éste contemplaba la serpiente metálica, no moría?. +
La magia fue otra actividad de gran importancia entre los pueblos cananeos. Los sacerdotes eran al mismo tiempo adivinos que predecían el porvenir, interpretaban oráculos, explicaban los sueños y ofrecían sacrificios. Además, practicaban la observación de los astros, ya que creían que ellos dirigían sus vidas. Al estudiar el cielo tan afanosamente, los magos fenicios obtuvieron a lo largo del tiempo importantes comprobaciones y descubrimientos de efectivo carácter científico, logrando avances trascendentes en la astronomía.
Del culto a la serpiente surgieron dos símbolos: el caduceo y la vara de Esculapio; los dos incluyen una vara, que según diversas opiniones representa una varita mágica, un báculo, una cayada de pastor o un símbolo fálico. Generalmente se considera que significa el árbol de la vida, pero todo esto pertenece a la mitología.
La palabra caduceo deriva del griego kadux que significa heraldo o embajador. Originalmente el caduceo consistía en una rama de olivo con dos hebras de lana, las cuales se han ido substituyendo sucesivamente por dos cintas blancas y después por dos serpientes entrelazadas y mirándose cara a cara. La rama de olivo se convirtió finalmente en una vara con puño y dos alas extendidas.
 Todas las adivinaciones y la magia se realizaban en los santuarios o templos dedicados a  los dioses, utilizando incienso para todos sus rituales.
Habían transcurrido ya casi quinientos años desde que se produjera el asentamiento de la raza semita en la extensa zona que dio en denominarse Palestina, cuando uno de sus caudillos -de nombre Saúl- fue proclamado rey. Las doce tribus hebreas deciden unificarse en un solo estado, y se constituyen en reino para hacerse fuertes y poderosas, y plantar cara a todos sus enemigos -filisteos, "pueblos del mar"; y amonitas, que ocupaban la franja del oriente de Jordania -; nada más apropiado, para conseguir sus propósitos, que instituirse en estado monárquico. Saúl había decretado -para hacerse caro a los ojos de la única deidad, es decir, del poderoso Yahvé- que magos y adivinos debían ser expulsados de Israel; "Saúl había echado del país a los nigromantes y adivinos". Sin embargo, en cuanto los filisteos consiguen hacerle retroceder, cree que Yahvé ya no está de parte de él, ni de sus ejércitos, y decide acudir a consultar a la pitonisa de Endor para que ésta le ponga en contacto con el profeta Samuel, personaje -este último- que, por mandato de Yahvé, instituyó a Saúl como rey de Israel. El método utilizado por Jacob para que los corderos nacieran con pintas fue -según los estudiosos de la mitología y del esoterismo- el adscrito a la magia conocida con el nombre de "homepática", que se basa en la llamada ley de semejanzas: "lo semejante produce lo semejante".
Según este principio imitativo, el mago podía producir cualquier efecto, con la sola condición de imitarlo: "los efectos semejan a sus causas".
Toda la naturaleza, y los objetos que ésta contiene, son susceptibles de manipulación por medio de la magia "homeopática"o "imitativa". Y, también a la hora de curar y prevenir enfermedades, se acudió al remedio de la magia.
Esta forma de encantamiento se llevó a cabo a lo largo de la historia de la mayoría de los pueblos de cultura y civilización ancestrales. El relato del Antiguo Testamento es muy clarificador al respecto: "Entonces Jacob se procuró unas varas verdes de álamo, de almendro y plátano, y labró en ellas unas muescas blancas, dejando al descubierto lo blanco de las varas, e hincó las varas así labradas en las pilas o abrevaderos a donde venían las reses a beber, justo delante de las reses, con lo que éstas se calentaban al acercarse a beber. O sea que se calentaban a la vista de las varas, y así parían crías listadas, pintas o manchadas."
Lo cierto es que, con semejante método, pronto reunió Jacob un rebaño muy superior al de su tío y suegro: "Jacob medró muchísimo, y llegó a tener rebaños numerosos, y siervas y siervos y camellos y asnos.
 Soción dice que los magos tratan mucho de la Justicia; que consideran impiedad quemar los cadáveres, y que está permitido casarse uno con su madre o con su hija . Que hacen adivinaciones y predicciones, y dicen que se les aparecen los dioses; que el aire está lleno de visiones que, fluyendo de los cuerpos, con los vapores se hacen visibles a los ojos de más aguda vista, y que prohíben el maquillaje del rostro y usar oro. Visten de blanco, duermen sobre tierra, comen hierbas, queso y pan ordinario; utilizan una caña como báculo, y en su extremo ponen un queso y se lo van comiendo."

domingo, 12 de febrero de 2012

EL VIDRIO

Muchos autores de la antigüedad escribieron acerca del vidrio. Plinio el Viejo (23-79 d.C.), por ejemplo, narró en su Historia Natural que el descubrimiento de ese material tuvo lugar en Siria, cuando unos mercaderes de natrón, probablemente en ruta hacia Egipto, preparaban su comida al lado del Río Belus, en Fenicia. Al no encontrar piedras para colocar sus ollas, pusieron trozos del natrón que llevaban como carga, y a la mañana siguiente vieron cómo las piedras se habían fundido y su reacción con la arena había producido un material  duro y brillante, vítreo, similar a una piedra artificial. Tal fue, en síntesis, el origen del vidrio.
Los primeros objetos de vidrio que se fabricaron fueron cuentas de collar o abalorios, pero las vasijas huecas no aparecieron hasta el 1500 a.C. Es probable que fueran artesanos asiáticos los que establecieron la manufactura del vidrio en Egipto, de donde proceden las primeras vasijas producidas durante el reinado de Tutmosis III (1504-1450 a.C.). La fabricación del vidrio floreció en Egipto y Mesopotamia hasta el 1200 a.C. y posteriormente cesó casi por completo durante varios siglos.
   Egipto produjo un vidrio claro, que contenía sílice pura; lo coloreaban de azul y verde. Además de vasos hacían figurillas, amuletos y cuentas, así como piezas vítreas para incrustaciones en muebles. En el siglo IX a.C. Siria y Mesopotamia fueron centros productores de vidrio, y la industria se difundió por toda la región del Mediterráneo.
     Durante la época helenística Egipto se convirtió, gracias al vidrio manufacturado en Alejandría, en el principal proveedor de objetos de vidrio de las cortes reales. Sin embargo, fue en las costas fenicias donde se desarrolló el importante descubrimiento del vidrio soplado en el siglo I a.C. Durante la época romana la manufactura del vidrio se extendió por el Imperio, desde Roma hasta Alemania.
Antes del descubrimiento del vidrio soplado se utilizaban diferentes métodos para moldear y ornamentar los objetos de vidrio coloreado, tanto translúcidos como opacos. Algunos recipientes eran tallados en bloques macizos de cristal.
    Otros se realizaban fundiendo el vidrio con métodos parecidos a los de la cerámica y la metalurgia, y utilizando moldes para hacer incrustaciones, estatuillas y vasijas tales como jarras y cuencos. Se elaboraban tiras de vidrio que luego se fundían juntas en un molde y producían vidrio en listones. Se realizaban diseños de gran complejidad mediante la técnica del mosaico, en la que se fundían los elementos en secciones transversales que, una vez fundidos, podían cortarse en láminas. Las superficies resultantes de esos cortes se fundían juntas en un molde para producir vasijas o placas. Se hacían vasos con bandas de oro que presentaban franjas irregulares de vidrios multicolores y con pan de oro incrustado en una franja translúcida.
La mayor parte de las piezas anteriores a los romanos se realizaban con la técnica de moldeado sobre un núcleo, que consistía en fijar a una varilla de metal una mezcla de arcilla y estiércol con la forma que deseaba darse al interior de la vasija. Ese núcleo se sumergía en pasta vítrea o se envolvía con hilos de esa misma pasta, que se recalentaba y pulía sobre una piedra plana para darle forma. La posibilidad de dirigir el hilo de pasta vítrea en varias direcciones sobre el núcleo permitía realizar filigranas decorativas con hilos de uno o varios colores.
   A continuación se añadían las asas, la base y el cuello, y se enfriaba la pieza. Por último se retiraba la varilla de metal y se extraía el material que conformaba el núcleo. Esta técnica se usaba sólo para hacer vasijas pequeñas, tales como tarros para cosméticos o frascos, como puede apreciarse en los objetos egipcios típicos de las XVIII y XIX dinastías. Los objetos realizados a partir del siglo VI a.C. con este método de envolver un núcleo, tenían formas que se inspiraban en la cerámica griega.
Estrabón (58 a.C.-25 d.C.), por su parte, en su Geografía describe con admiración un sarcófago de vidrio, y asegura que en un punto localizado entre Tolemaida y Tiro se extraía la arena apropiada para el vidrio. El griego Heródoto (484-410 a.C.), considerado como el “Padre de la Historia”, relata la manera en que los etíopes embalsamaban a sus muertos para colocarlos en sarcófagos de vidrio. Eliano, escritor griego del siglo III, narra las condiciones en que Jerges, el hijo de Darío, descubrió el cuerpo de un jefe asirio en un ataúd de vidrio. Salomón, en sus Proverbios, condenó al que miraba el vino a través de un vaso de vidrio, y también en el Antiguo Testamento se encuentra mencionado el vidrio en la Historia de Job: “No se compara el oro y el cristal, ni se cambia por vasija de oro fino. Corales y cristal no merecen ni mención, la sabiduría vale más que las perlas”.
Del perfeccionamiento en los trabajos de alfarería se derivó el gusto por decorar los ladrillos y confeccionar artesanías de composición vítrea (conocida como faienza egipcia), cuya técnica fue desarrollada en Egipto. El vidrio surgió posteriormente como resultado de las experiencias adquiridas con el procesamiento de los metales, ya que para esos menesteres se requerían, al igual que con el vidrio, la construcción de hornos capaces de alcanzar altas temperaturas y la experimentación con fórmulas minerales. Las capas de vidrio que cubrían las joyas, amuletos de composición vítrea, vasos de cerámica y ladrillos, son las manifestaciones más antiguas que existen sobre el aprovechamiento del vidrio.

La mayoría de los investigadores asegura que el vidrio tuvo su origen en Mesopotamia, apoyándose para el caso en los vestigios encontrados en sitios como Tell al Rimah y Aqar Quf, que fueron elaborados, aproximadamente, 3500 años antes de Cristo. No obstante, en el presente capítulo sostengo que los primeros trabajos de vidrio se hicieron en Egipto, considerando la existencia de unas cuentas de esteatita, mineral compuesto de filosilicato, que pertenecen a la civilización predinástica Badarian, situada cronológicamente entre los 5500 y los 3500 años antes de nuestra era. Guy Brunton, su descubridor, sugiere que probablemente fueron fabricadas en el lugar en que se encontraron, ya que en zonas específicas del Vale del Nilo existía la materia prima necesaria para su elaboración.
Los principales yacimientos provechosos para la elaboración del vidrio se localizan en los desiertos occidental, oriental y área meridional de la primera catarata del Nilo, al sur de Nubia y Sudán. Otros filones existen en Aswan, al sur de Egipto, y algunos más en Guadi Gulán y en la Costa del Mar Rojo (ver mapa, pág. 16). Como podemos observar, de toda la zona de la media luna fértil, es Egipto el que cuenta con los más grandes yacimientos geológicos de materia prima para la elaboración del vidrio, sobre todo de arena, que por su alto contenido de calcio es muy apreciada en esos procedimientos.
 Con el vidrio ya podían fabricar toda clase de recipientes y vasijas para poner tanto los perfumes como los líquidos para que no fueran tan aparatosos como las antiguas ánforas.
 Los fenicios competían con los egipcios e incluso llegaron a superarlos en perfección y fama y por más que no fueran los habitantes de Tiro y Sidón los inventores de esta industria como se creyó de antiguo, puede adjudicárseles la invención del vidrio transparente e incoloro gracias al empleo de las arenas finas que les suministraba su famoso río Belo.
Fabricaron los fenicios, como sus maestros los egipcios, collares, piedras falsas, anforitas y alabastrones de vidrio, ya incoloros ya coloreados con adornos en zigzag o con zonas lineales de color diferente y de todas estas producciones se hallan muestras en las múltiples localidades en donde se extendió el comercio o la colonización fenicia como Chipre, Ibiza, Ampurias y otros lugares de España.
Los fenicios difundieron el vidrio por las costas del Atlántico y Mediterráneo, y en tiempos del imperio romano existían grandes centros de producción en Fenicia y Alejandría. Con las técnicas del vidrio soplado era posible fabricar piezas de gran valor artístico.
 El Lapis especularis es otra de las piedras que se asemejan al vidrio o es cristalina donde se ven reflejados los objetos que se sitúan delante, los fenicios la comercializaban con los celtíberos d la tierra de los olcades que eran ricas en este mineral.
Otro material parecido lo podemos encontrar en la cerámica de Fayenza, en Egipto, que es una cerámica que parece vidrio y con ella se hacían los famosos alabastrones.
 La calcita parece cristal opaco y desde antiguo se ha usado para crear cristales mágicos. Los hay con tonalidades rosa, verde o azul. Aparte de su uso en ceremonias y rituales, los fenicios pronto descubrieron otras ventajas si se conseguía en tallas delgadas en forma de lentes.

LAS FRAGANCIAS DE JERICO

En la antigüedad, los fenicios, cananeos, asirios, egipcios y otros pueblos hacían preparados con aceites esenciales que se utilizaban en medicina, cosmética, baños, y para armonizar los templos. Cada planta posee un aroma característico, un grupo de propiedades e indicaciones en la que puede ser utilizada, y su propio valor en el mercado.
Los fenicios se convirtieron en los primeros distribuidores de perfumes de la cuenca mediterránea y fueron los suministradores de esencias para los habitantes de sus colonias. Esto es comprensible gracias a los frascos de vidrio o de pasta vítrea, que cambiaron o vendieron, y que encontramos en todos los museos arqueológicos del Mediterráneo.
Una gran flota de naves ligeras, de proa estilizada, eran temibles en el mar y estaban preparados para abrir factorías en todo el mediterráneo que. con el tiempo, se convertirían en ciudades. Compraban metales de toda clase, nobles y útiles, y vendían madera de cedros a los egipcios y artículos manufacturados a los habitantes de las islas griegas hasta las costas del sur de Italia y España. No tenemos demasiadas noticias de los productos aromáticos que usaron, pero si que tenemos, y muchas, de la enorme cantidad de frascos para perfumes que manufacturaron.
A Jericó llegaban las caravanas de mercaderes, con sus dromedarios y carretas procedentes del lejano oriente, es decir, de China  y de la India y paises limítrofes, cargados con toda clase de especias, perfumes, fragancias y marfiles, que intercambiaban por tejidos y prendas de vestir al igual que otros productos fabricados en vidrio u otras baratijas hechas artesanalmente, abastecían y formaban el mercado de la época y al mismo tiempo las caravanas de cananeos o de hombres del mar se dirigían a por ellos para exportarlos por todo el Mediterráneo
Los aromas amaderados de Jericó son fragancias calientes como el patchouli, el aroma del cedro, el incienso,  o el vetiver.
Muchos historiadores especulan que en aquella era, la asociación de la fragancia con los Dioses del este era un símbolo de opulencia.
n     El almendro procedente de las regiones montañosas de Asia central donde es cultivado desde más de 7000 años y ya se conocía en Jericó ya que en España probablemente fue introducido por los fenicios. El aceite de Almendra es muy rico en Vitamina E, A, B y D, proteínas, glucósidos y ácido linoleico. Es muy versátil y muy usado en los masajes siendo muy bien tolerado por las pieles sensibles.
n     Cedro es una palabra semítica que significa el poder de la fuerza espiritual y representa un símbolo de la constancia en la fe. Una de las primeras sustancias aromáticas empleadas para incensar templos, lo que puede haber contribuido a su imagen mística. Los antiguos egipcios consideraban este aceite como maravilla y lo usaban en sus medicinas, en sus cosméticos, en los procesos de embalsamamiento y para incensar sus templos. Este aceite constituyó también un remedio oriental en el tratamiento de la gonorrea cuando faltaba el de sándalo. Este era uno de los productos comercializados en Jericó.
n     La isla de Ibiza consagrada al dios Bes , era un depósito de fragancias y mercaderías traídas de oriente, especialmente desde fenicia y de Jericó  para comercializarlas con los demás pueblos  y enclaves de la costa mediterránea, ya fueran indígenas, egipcios, tartessos o demás poblaciones cananeas en el todo el litoral Mediterráneo.
n     Los fenicios alrededor del siglo VI a.C. utilizaban jabón en la limpieza de las fibras textiles de lanas y algodón, como también en la preparación para tejer los paños. Es posible que este jabón traído de oriente, fuese de Alepo y también se comercializase en Jericó.
n     La Biblia nos habla que a Belén, en el nacimiento de Jesucristo vinieron unos hombres de oriente y le trajeron, oro, mirra   e incienso. De aquí que podamos confirmar que en la ciudad Jericó en los tiempos de los cananeos o fenicios ya conocían el incienso, puesto que era un producto distribuido por toda la zona.
n     También encontramos numerosas alusiones al uso de aromas sagrados: Judith se presentó a Holofernes perfumada con esencia de sándalo, lo mismo que Rut cuando fue a ver a Booz. En el éxodo leemos que Moisés aprendió de Jehová la preparación de la unción sagrada con el más puro de los aceites. Por Herodoto y por Hipócrates sabemos que los griegos conocían la industria de los perfumes.
n     Empenachado de nubes olorosas, el monstruoso Bel o Baal, divinidad principal de los babilonios, caldeos, fenicios y otros pueblos orientales, presidía las ceremonias religiosas y las danzas rituales. Y como sabemos en Jericó también tenían como divinidad a Baal El uso de los perfumes sagrados estaba prohibido a los profanos, pero el pueblo disponía de otras esencias como el estoraque y el cinamomo.
n     Los ceramistas atenienses del siglo de Pericles (V a.C.) modelaban vasijas para aceites aromáticos. Se creía asimismo que la presencia de los dioses se anunciaba por un olor de ambrosía. En Eurípides, Hipólito invoca así a su protectora: “Oh! Divino soplo perfumado... La diosa Artemisa se aproxima. En aquella época Jericó estaba tomada por los griegos o vivían conjuntamente.
Durante la antigüedad los mercaderes de seda chinos viajaban hacia el este y oeste empacando sus telas de seda con hojas de pachuli secas para prevenir el ataque de las Polillas que depositaban sus huevecillos en los tejidos y los intercambiaban con los mercaderes del desierto, de raza semito-cananea, para que éstos pudieran hacer en las ciudades sus propios mercados de perfumes o fragancias. Las plazas fuertes donde los cananeos traficaban con los perfumes o fragancias eran Jericó, Alepo y Petra, donde existían verdaderos mercados ambulantes, donde las gentes intercambiaban sus productos.
Cuando hablamos de un incienso, lo primero que se nos viene a la mente es su agradable aroma inundando nuestros hogares o lugares de trabajo. Pero más allá de su uso como aromatizante, posee cualidades terapéuticas que difunden energías positivas en los ambientes donde se los utiliza.
Sus orígenes se remontan al siglo VI d.C., cuando los egipcios quemaban cortezas de árboles aromáticos con propósitos curativos durante la celebración de rituales esotéricos.
Luego, los fenicios, que eran conocidos por su habilidad de comerciantes, llevaron dichas cortezas en sus viajes de negocios hasta los países asiáticos, donde acogieron la práctica y la masificaron.
También quemaban hierbas aromáticas y maderas olorosas en las calles para prevenirse de las enfermedades que el aire transportaba.
Los almacenaban en Arybalos  que es un frasco de cuerpo globular y de cuello estrecho, la mayoría de ellos están fabricados con cerámica  de pasta vítrea de Fayenza que es una clase especial de cerámica fina egipcia.
Thymiaterion es el nombre que recibe un tipo de quemaperfumes utilizado en la antigüedad.
La técnica de extracción de tinturas, perfumes y medicamentos contenidos en las plantas comenzó por el sistema primitivo de prensarlas, que más tarde se perfeccionó gracias a nuevos procedimientos como la decocción, la digestión, la maceración y la destilación. Esos métodos se fundaban únicamente en las propiedades disolventes del vapor de agua. Pronto se descubrió que la acción del agua no era suficiente para aislar ciertos perfumes menos volátiles, que en cambio eran absorbidos perfectamente por los cuerpos grasos.
La mayor producción de estos perfumes, por los hallazgos encontrados,  por los hallazgos encontrados, parece ser que iban dedicados a las mujeres, por la cantidad de pebeteros o quemaperfumes, en forma de cabeza de mujer, que se han encontrado en las diferentes necrópolis.
En varias ciudades como Rodas y Corinto y es posible que también en Jericó, existieron templos fenicios dedicados a Astarté en los que se realizaban las primeras transacciones económicas entre griegos y fenicios bajo la protección de la divinidad.
Los perfumes forman parte de objetos rituales. y no como meros elementos de lujo. Y van acompañados también de una serie de creencias funerarias y religiosas.
No tenemos demasiadas noticias de los productos aromáticos que usaron, pero si que tenemos, y muchas, de la enorme cantidad de frascos para perfumes que manufacturaron. En todos los periplos que hicieron en todas las factorías donde se establecieron y sobretodo en todas las ciudades que fundaron, en particular Cartago, pero también, Chipre, Creta, Málaga, Cádiz y e Ibiza y tantas otras, encontramos los restos de su paso o de su estancia. En relación con la perfumería, podríamos decir que, aparte de los frascos de vidrio o de pasta vítrea, que cambiaron o vendieron, y que encontramos en todos los museos arqueológicos del mediterráneo, fueron los suministradores de esencias para los habitantes de sus colonias. Se puede decir que los fenicios se convirtieron en los primeros distribuidores de perfumes de la cuenca mediterránea.

sábado, 11 de febrero de 2012

MADERA DE CEDRO

   El cedro es una conífera de mediano porte y su madera es dura y resistente al paso del tiempo y a las inclemencias climatológicas y la mayor parte de bosques de cedros  viene concentrada en la antigua Tierra de Canaán que hoy conocemos como Líbano.
De aquellos densos bosques de cedros que cubrían el Líbano antiguamente, solo restan algunos ejemplares. Una de las características que posee esta clase de árboles es que crece entre 1500 y 2000 metros sobre el nivel del mar. En el Departamento Norte del Líbano se encuentra la reserva natural de "Horsh Ehden", de Hadath al- Yubbeh y Tannurin. En el Departamento de Monte Líbano existe una de las reservas más antiguas, "Yay" en el distrito de Biblos. En la región del Shuf la reserva "Baruk", de unos 350 años, la mejor cuidada entre las demás. También están " Ain Zhalta" y "Maáser Chuf'.
 La reserva "Besharre" es la más famosa, conocida como "Los Cedros del Señor". Existen allí unos 375 ejemplares de gran antigüedad, cuatro de ellos de 35 metros de altura por 13 metros de diámetro. El cedro es una especie cuyo tronco es recto y sus ramas forman hélices abanicadas, desarrolladas perpendicular- mente al tronco.  A la par del cedro, existen miles de árboles de corta edad que fueron plantados desde hace décadas con el propósito de resguardar la continuidad de este patrimonio nacional. Cabe señalar que el cedro es un árbol de lento crecimiento y requiere, por lo menos, cuarenta años para que comience a echar raíces. Aún existe una pequeña reserva de cedros. Este bosque que hoy se observa no es más que el remanente de una invalorable reserva de árboles de cipreses, pinos y robles que cubrían los montes del Líbano.
    Los Cedros 'han desarrollado un preponderante rol en la civilización de Medio Oriente. Además de lo comercial y religioso, Los Cedros fueron mencionado en la Biblia y en otros antiguos Libros. Su explotación comenzó hace 3.000 años a.C., cuando los Cananeos exportaban la madera hacia Egipto. En aquel entonces, la madera constituía un tributo fundamental, pues las administraciones Cananeas-Fenicias lo tributaban a los Asirios, Babilonios y Persas. Los fenicios construyeron sus embarcaciones con madera de cedro Salomón solicitó de Hiram, Rey de Tiro, aprovisionarle grandes cantidades de esa madera para la construcción de su templo. El Rey Asirio, Senacherib (715-681 a.C.), relató en sus memorias que había cortado, en los montes del Líbano, los cedros más bonitos del bosque. De la misma manera lo hizo Nabucodonosor (605-562 a.C.), Rey Babilonio. Los antiguos pueblos apreciaban las propiedades de esa madera por su resistencia, fragancia y la gran talla de sus troncos. Utilizaban la madera de cedro para construir buques, techos de templos y palacios y también para embalsamar; la goma del árbol servía como producto aislante.
La madera de cedro es apreciada desde antiguo por su durabilidad, existiendo pruebas en la India y en el Oriente Medio de que resiste inalterable durante varios siglos. En la antigüedad, los árboles fueron ampliamente explotados por los babilonios, persas, asirios hebreos y cananeos. Los Fenicios exportaban la madera de cedro en bruto, principalmente a Egipto y a sus colonias en el mar Mediterráneo.
    Los cedros más famosos son los de Besharre, muchos de los cuales tienen cientos de años. Cuatro de estos árboles, cuya edad se estima entre 1.500 y 2.000 años, han alcanzado una altura de 35 metros y sus troncos entre 12 y 14 metros de diámetro.  Siendo los cedros de Besharre un patrimonio nacional, merece que se le brinde todo el cuidado y la debida atención. En 1876, la Reina de Gran Bretaña ordenó cercar los "Cedros del Señor" para protegerlo de los rebaños y en especial de las cabras. En 1985, se constituyó la " Asociación de Amigos de los Bosques de Cedros" a fin de reparar los daños provocados por el hombre y la naturaleza.
Ya desde la Antigüedad, la madera de cedro fue muy apreciada; en especial la del cedro del Líbano. En Egipto, se empleaba para fabricar las embarcaciones de los faraones, así como sarcófagos y muebles, asimismo, griegos y romanos tallaron estatuas en la madera de este árbol. Debido al aroma que desprende cuando arde, la madera del cedro del Líbano fue muy utilizada para los sahumerios.
Los romanos también la emplearon en la confección de antorchas aromáticas.
En la antigüedad se usaban para aromatizar las ceremonias religiosas, pero también para ungüentos y pomadas perfumadas. Dentro de los olores amaderados también se incluye la esencia de musgo de distintos árboles.
El aceite de este árbol constituyó en Egipto un componente importante tanto de cosméticos, como de bálsamos para la momificación, empleándose también como protección para papiros. Utilizaban también el aroma del cedro para hacer perfumes y fragancias.
    En el Viejo Testamento existen numerosas referencias a los majestuosos bosques del Líbano. Según la ley de Moisés, la madera de cedro era muy utilizada por los israelitas en sus ofrendas. Cuando el rey Salomón decidió construir su famoso templo de Jerusalén, envió una petición al rey Hiram de Tiria, solicitándole cortar árboles. Éste aprobo su demanda y el rey envió tres grupos de 10.000 hombres al Líbano para su extracción. Los árboles fueron enviados por barco a Palestina y el rey Salomón le dio a cambio grano, aceite de oliva y oro. Los egipcios utilizaban su madera para construir sus barcos y palacios, así como sus cámaras funerarias. Así mismo se empleó en la construcción el gran palacio de Persépolis en Mesopotamia.
El Rey Salomón pidió grandes cantidades de madera de cedro, al Rey Hiram de Tiro, para construir su templo en Jerusalén. Los egipcios usaron la madera para la construcción de sus navíos y sarcófagos, y emplearon el aceite de cedro para la momificación. El relato de Unamón, en el s. XI a. C , pero sobre todo las fuentes asirlas y babilonias del I milenio, testimonian claramente de la importancia industrial y económica de la explotación de los bosques del Líbano.
     Un célebre pasaje del segundo oráculo de Ezequiel contra Tiro, datable según las opiniones en algún momento entre los siglos VIII y VI a. C , enumera el ciprés y el cedro entre los materiales que intervienen en la construcción del barco con el que el profeta identifica a la ciudad’-‘. La madera de cedro también se empleó en siglos anteriores, como muestra el mencionado barco de Uluburun, de fines del s. XIV a. C. como se vio arriba: cedro es precisamente una de las maderas que transportaba como mercancía y el material con el que se confeccionaron sus tablas y quilla’”.
    Dentro del mismo siglo XIV a. C , y según una reciente propuesta de Cario Zaccagnini, algunas de las quejas que el rey de Tiro expone al faraón en el marco de la guerra que mantiene con Sidón y de la que dan cuenta las cartas de El-Amama, tendrían en realidad como trasfondo la imposibilidad de los tirios de acceder a los bosques del Líbano y por tanto, de comerciar con los cedros.

viernes, 10 de febrero de 2012

JERICO


La primera ciudad Jerico estaba situada a 34 kilometros de Jerusalem y 10 del mar Muerto.
La ciudad de Jerico fue destruida dos veces y reconstruida otras tres, y la Jerico de la actualidad que es el resultado de la ultima reconstruccion no esta situada exactamente en el lugar original y frente al nivel del mar supera la marca de la original puesto que esta a 370 metros bajo el mar.
Por la Jericó antigua se entiende la cana­nea, la de Tell el-Sultán, la más excavada de Palestina. Esta, mientras no se dé con otra similar, podría ser la derruida en la conquista de Josué y la reedificaba por Jiel de Betel al precio de dos de sus hijos "según palabra de Yahvéh por boca de Josué.
Sus habitantes originarios fueron los cananeos. Jericó está mencionada en los textos bíblicos y situada a orillas del río Jordán, ubicada en la parte inferior de la cuesta que conduce a la montañosa meseta de Judá, a unos 8 km de la costa septentrional de la cuenca seca del Mar Muerto, a casi 240 m por debajo del nivel del Mar Mediterráneo y aproximadamente a 27 km de Jerusalén. Según la Biblia la ciudad de Jerico estaba rodeada de estanques y jardines, y todo el agua necesario era suministrado por un manantial que surtía de agua a la ciudad. Además, el famoso historiador y naturalista Plinio el Viejo nos cuenta que la ciudad de Jerico era un punto  donde había un mercado muy importante en el que principalmente se vendían plantas medicinales y aromaticas.
 Hasta el primer milenio antes de Cristo, la ciudad conoció distintas épocas de florecimiento bajo la tutela de pueblos oriundos de Mesopotamia, que legaron viviendas de adobe y yeso y que acabaron dando vida, alrededor del 2.600, a una ciudad relativamente grande para su época.
Los restos arqueológicos hablan de la expansión de sus murallas en torno al 1.700 a.C., un indicio de prosperidad, pero Jericó fue de nuevo destruida unos 150 años después y quedó deshabitada hasta el siglo IX antes de nuestra era.
Esta cronología es la que siembra numerosas dudas sobre la veracidad del relato bíblico acerca de la conquista de Jericó por Josué después del Éxodo de Egipto, pues ese personaje, si existió realmente, pertenecería a una época anterior.
Los líderes religiosos de los cananeos intensifican los fuegos y sacrificios a los dioses de la ciudad, y el comportamiento supersticioso de todo el pueblo se ve potenciado por el temor de la posible invasión.
        Cuando los israelitas invadieron Canaán, como estaba sobre el camino principal este-oeste, fue el primer objetivo de conquista en la Palestina occidental, la tierra prometida, y Josué indicó que debía ser dedicada a Dios como una ofrenda (Jos. 6:17-19).  El relato de la caída de Jericó es bien conocido.  Algunos hombres fueron enviados desde el campamento al este del Jordán para espiar la ciudad.  Recibieron hospitalidad en casa de Rahab, que los protegió y les ayudó a escapar cuando los habitantes de Jericó los buscaban.  Como recompensa por su ayuda y por su fe en el Dios de Israel, los espías le prometieron salvar su vida y su propiedad, promesa que después cumplieron fielmente (2:1-22; 6:22, 23, 25).  Luego del cruce del Jordán, los israelitas acamparon en Gilgal, cerca de Jericó (5:10), y marcharon alrededor de la ciudad una vez por día durante 6 días.  El  7º día la rodearon 7 veces y luego, a una señal de las trompetas, todos gritaron.  Cuando los muros de esa gran fortaleza cayeron (6:8-21), los israelitas entraron en la ciudad, mataron a todos sus habitantes (excepto a Rahab y a su familia) y quemaron todo (excepto algunos objetos preciosos para uso del santuario; vs 1-21, 24).  Después, Josué pronunció una maldición sobre cualquiera que la reconstruyera (v 26).
Los Cananeos llamaban a Jerico la ciudad de la Luna, ya que sus habitantes adoraban al dios Ieraj (que era la Luna) Los sirios decían que era  la Ciudad del Perfume y las Fragancias ya que se respira en el que ha sido desde siempre el principal oasis del valle del Jordán y donde se entremezclan el perfume del azahar y de los cítricos.. Era tierra en la que fluía aceite y miel. Las flores y las plantas aromáticas crecían en tal profusión allí que pronto le valdría el nombre de "lugar de fragancia", tal el significado del nombre Jericó.
Descrita en la Biblia como “ciudad de las palmeras” por la profusión de estos árboles y la fama que ya entonces tenían sus exquisitos dátiles. Los jabones naturales de Jericó contienen una composición única de coco y aceite de palmera mezclada con minerales activos y elementos del Mar Muerto. El historiador romano Josefo describió la ciudad como “el paraíso de Dios en la Tierra”.  La prosperidad de la llanura de Jericó crecía año tras año. Las tierras eran muy fértiles y los cultivos rendían sus codiciados productos, tales como las pasas de higos, los dátiles y la miel. Esa producción se haría famosa en toda la región. Los olivos se multiplicaban, los sembrados de granos se extendían hasta el Jordán, y Como un oasis o una mancha verde en un amarillento desierto, Jericó se encuentra en el valle del degradado río Jordán. toda la llanura se transformaba pronto en un vergel.  La riqueza del Mar Muerto reside sobre todo en sus 21 minerales, 12 de los cuales no se encuentran en ningún otro mar u océano. Esta concentración de magnesio, calcio, hierro, potasio, sodio, etc. es reconocida en todo el mundo por sus efectos beneficiosos sobre la piel: regeneración celular, efecto antiarrugas, hidratación, suavidad, efecto antiinflamatorio y cicatrizante, disolución de grasas, etc.
La producción del terreno era tal que podían rendir el tributo a los egipcios, autosostenerse ellos y aun les sobraban productos para pagar piedras con las cuales construir nuevamente una gran muralla.
Algunas ciudades fenicias del sur, como Jericó o Megiddo, aunque pudieron conservar sus dinastías locales, estuvieron sometidas a vigilancia por tropas egipcias acantonadas en sus cercanías. Se estableció en todo el país una red administrativa egipcia, encabezada por comisionados y apoyada por guarniciones militares situadas en punto estratégicos. Esta administración tenía sus sedes principales en Gaza y las fuentes egipcias informan de que fue a menudo contestada en ciudades como Tiro o Sidón, que se revelaron contra la dominación egipcia. Durante los siglos XIV y XV a.C., Fenicia se vio además sacudida por la competencia que por el dominio de la región entablaron primero egipcios y hurritas y, posteriormente, egipcios e hititas. Estos imperios trataron de extender sus esferas de influencia a las diversas ciudades fenicias, que a duras penas consiguieron mantener un frágil equilibrio entre las ambiciones de sus vecinos más poderosos.
Garstang y Kenyon encontraron docenas de recipientes llenos de granos de la última ciudad cananea de Jericó. La conclusión era obvia: estos fueron del tiempo de la cosecha cuando la ciudad fue quemada (no atacada) por Josué. Así, el registro arqueológico encaja con el registro bíblico en este punto en particular.
Otros hallazgos
  • Pedernales: Se han descubierto puntas de flecha (tipo espiga o de muescas laterales) y dentadas, hoces laminadas, buriles, raspadores, algunas hachas de obsidiana negra y obsidiana verde de fuente desconocida.
  • Piedras: cuencos y algunas hachas, platos y tazones de piedra caliza suave. También anzuelos hechos de piedra.
  • Herramientas de hueso: espátulas y taladros.
  • Figuras antropomorfas de yeso, casi de tamaño natural.
  • Figuras antropomorfas de arcilla.
  • Conchas y trozos de malaquita.

jueves, 9 de febrero de 2012

LOS NABATEOS

Algunos historiadores dicen que  los orígenes de los nabateos vienen de nabayot de Génesis 25:13; 28:9; 36:3: Nebayot, primogénito de Ismael que, según la genealogía bíblica fue padre de los árabes.
   Por el contrario otros relacionan los nabateos con los descendientes de los edomitas y con los pueblos mencionados en 1 Crónicas 1:29 e Isaías 60:7, que vivían en Sela de Edom, llamada por los griegos Petra A 80 km. del Mar Muerto. 
La tierra que llegó a ser Jordania forma parte de la ricamente histórica región Creciente fértil. Su historia comenzó alrededor de 2000 A.C., cuando amoritas semíticos se establecieron alrededor del río Jordán en el área llamada Canaán.
Las crónicas asirias del siglo VII a. C. hacen referencia a los Na-ba-aatu, tribus de ascendencia aramea que vivían en torno a la depresión de Sirhan, al sudeste de la Transjordania.
Se conoce poco la historia temprana de los nabateos.  Hasta el s VI a.C. fue una de las tribus árabes nómadas del noroeste de Arabia, que no debe ser confundida con la bíblica Nebaiot.* La mayor parte de las veces estaban en conflicto con sus vecinos los sirios y los fenicios. En el s VI a C , o poco después, empujaron a los edomitas hacia el sur de Palestina, no se sabe si por medios militares o pacíficos, y tomaron el país de Edom y también el de Moab, ocupando así toda la tierra entre el Golfo de Aqaba y Transjordania del sur. 
 Su época de mayor esplendor abarca del siglo IV a. C. al I d. C. 
Eran buenos comerciantes de carácter nómada que viajaban por el todo el desierto de Arabia hasta que en un momento dado decidían quedarse en un ambiente sedentario, ya fuera por guerras tomando a las ciudades o por posesiones directas, pero su espíritu seguía siendo de carácter nómada y mercader.
Los nabateos conocían la escritura que la plasmaban en papiros y en las paredes de arenisca de las casas o monumentos de las ciudades ya en el año 312 a.C. Sin embargo, el contenido de los documentos conservados sólo aporta información muy concreta sobre la religión, la organización social y la onomástica nabatea.
En el siglo IV a. de C., su ciudad, Petra, abarca más de diez kilómetros cuadrados.
 Los nabateos son conocidos por su técnica de cerámica de alta calidad.
   Strabon nos habla de la riqueza de la región y nos dice que los nabateos eran ricos porque tenían oro plata, que tenían grandes rebaños de vacas y cabras, vivían de hierbas silvestres y de la carne y la leche de sus animales, tenían también grandes edificios y campos fértiles.
 Fueron un pueblo que asimiló  muy pronto la cultura helenística, adquiriendo sus dioses, sus mitos y hasta su propia lengua.
Los Nabateos nunca dejaron de  serlo, pero si estaban muy helenizados y solían hablar las dos lenguas el Nabateo y el Griego.
Diodoro Sículo ofrece la primera descripción de los nabateos en esta etapa de su historia. Desprovistos de una clara entidad política y territorial, eran recalcitrantemente nómadas, hasta el punto de condenar a muerte a los que se oponían a ese modo de vida. Vivian de hierbas silvestres y de la carne y la leche de sus rebaños. Acumulaban el agua en cisternas excavadas en la arena, impermeabilizadas con estuco y disimuladas para que nadie supiera dónde se encontraban. Su conocimiento del terreno les permitió sobrevivir.
   A pesar de su sencillo estilo de vida, los nabateos se enriquecieron con el comercio de productos de lujo, como el incienso, la mirra y las especias, que importaban desde la Arabia Félix (el actual Yemen) hacia el Mediterráneo.
    En esas rutas caravaneras, Petra, el núcleo que Antigono quiso asaltar a finales del siglo IV a.C, era el nudo principal de comunicaciones y en cada etapa de ese viaje las tasas que cobraban los nabateos eran muy elevadas.´
     Otra muestra del nivel de sofisticación que alcanzó este pueblo es que ya en el año 312 a.C, conocían la escritura: Diodoro afirma que los nabateos, tras la campaña de Ateneo, presentaron sus quejas a Antigono en una carta escrita en "caracteres siriacos", o sea, en arameo, la lingua franca en el Próximo Oriente en esa época. En efecto, los nabateos se servian de una forma de arameo, con vocabulario y formas gramaticales del árabe, e idearon su propio sistema de escritura, antecesor del árabe actual, que el estudioso alemán Eduard Beer logró descifrar en 1840.
    La importancia que los nabateos otorgaban a la escritura se observa en la existencia del culto a al-Kutba, dios de la escritura y la adivinación. Otro dios del panteón nabateo era Dushara "señor de al-Sharah" (un monte al este de Petra), que se convirtió en la divinidad tutelar de la dinastía real. A él estaba dedicado el principal templo de la ciudad, el "palacio de la hija del faraón". Al-Uz-za, identificada con la Afrodita griega y la Isis egipcia, era otra diosa popular; su templo en Petra, llamado por los romanos Afrodiseion, se cree que corresponde al templo de los Leones Alados, estudiado en la década de 1970. Al-Uzza formaba una triada con Allath, diosa de la guerra, y manat, diosa del destino.
Durante la época helenística, los nabateos mantuvieron una relativa independencia frente a los Estados vecinos. Libraron una dura pugna con lo Ptolomeos de Egipto por el dominio de las rutas del Mediterraneo y el mar Rojo.
 Tmbién eran marineros o navegantes ya que los piratas nabateos  del mar atacaban las naves egipcias , provocando la respuesta del soberano de Alejandria. Es probable que ambos estados solicitaran la mediación extranjera para resolver sus diferencias; ello justifiaria la presencia en Petra y Alejandria, en 129 a.C., del embajador de la ciudad jonia de Priene, Mosquión. Al mismo tiempo, el constante contacto con el reino ptolemaico hizo que los nabateos de Petra imitaran la arquitectura helenística e introdujeran el culto a Isis.
A pesar de estar situada en medio del desierto, y gracias al ingenio de sus habitantes, la mayor riqueza en la antigüedad de Petra (Jordania), fue el agua. No es que abundase, pero gracias al ingenio de sus habitantes, los nabateos, recogían hasta la última gota, pues este pueblo destacó por su ingeniería hidráulica.
Excavaron canales en la roca que dirigían el agua de lluvia hasta cisternas, que podían alcanzar gran tamaño y capacidad. Para mantener la pureza del agua, se filtraba y decantaba por medio de estanques, y se evitaba la evaporación cubriendo las bocas de las cisternas con losas.
Utilizaban también el agua de dos manantiales que manaban dentro de la ciudad y otros tres situados en la periferia, para ello construyeron canalizaciones que acababan en grandes estanques situados en el interior de la ciudad, salvando los accidentes del terreno mediante acueductos y tuberías de presión.
Habitualmente se limpiaba la red de abastecimiento de agua para evitar atascos.
Gracias a ser tan ingeniosos, Petra tenía la condición de “ciudad Caravanera”, pues el tortuoso relieve del sitio, con obstáculos, desniveles rocosos y grandes pendientes, era un lugar infranqueable, y era refugio seguro para sus habitantes y para las caravanas que llegaban hasta allí, pues encontraban todo lo necesario para reponerse de los largos viajes; agua, comida...   
   Además también podían proveerse de lo necesario para el viaje, y donde poder repostar los dromedarios, hombres y alimentos.

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