jueves, 2 de febrero de 2012

EL JABON DE ALEPO

A pesar de que las invasiones produjeron el estrechamiento territorial de la civilización fenicia, tras las invasiones ésta vivió un periodo de esplendor cultural y de rápida recuperación económica. La desaparición del Imperio hitita y la decadencia de Egipto dotaron a Fenicia de autonomía política, al tiempo que la crisis final de la civilización micénica liberó a las ciudades cananeas de su principal rival en el comercio marítimo.
La tierra de Canaán era en tiempos de los fenicios una estrecha franja costera delimitada por accidentes geográficos que la aislaban del interior: el mar al oeste, los desiertos de Siria y Arabia al sur y al este, y las cordilleras del Líbano bordeando como un gran farallón la costa, de tal forma que sólo era posible acceder a Fenicia a través de la región de Alepo, al norte, y de Damasco, al sur.
     La existencia de las montañas del Líbano proporcionaba a la región unas condiciones climáticas atípicas en el Oriente Próximo. Los bosques del Líbano se convirtieron en la principal riqueza natural de la región y la explotación maderera fue uno de los motores de la civilización fenicia. El valle de la Bekaa proporcionaba cobre; el mar, pesca abundante y sal, además del preciado múrice o murex, el molusco de cuyo jugo se obtenía la tintura púrpura que dio nombre a Canaán.
Alepo (o Halab con el significado de "leche fresca") es una ciudad y provincia del norte de Siria, la cual  en uno de los periodos antiguos estaba bajo el poder de los fenicios o cananeos. Es una de las más antiguas de la región, conocida en la Antigüedad como Khalpe, Beroea para los antiguos griegos, y Halep para los turcos. Se encuentra en una posición estratégica a mitad de camino en la ruta comercial que une la costa mediterránea y el Éufrates.
 El nombre de Siria es tan antiguo como su historia, encontrándose multitud de referencias en la Biblia. Anteriormente, formaba parte de un territorio mucho más amplio, que incluía además los actuales Chipre, Líbano, Jordania, Israel y los Territorios Palestinos, eran pues tierras de fenicios o cannaneos.
Los filisteos hubieron de competir durante largo tiempo con los israelitas por el control del territorio, y finalmente éstos quedaron aislados y diseminados en un país que se mantuvo en lo cultural, a pesar de la mezcolanza étnica, esencialmente fenicio. Desde principios del siglo X a.C., el territorio de domino político fenicio se redujo en buena parte debido a la competencia de los demás pueblos instalados en la región, pero la comunidad cultural y lingüística se mantuvo en la zona durante muchos siglos, e incluso después de la ocupación romana tenemos testimonios de la pervivencia de esta refinada civilización.
Originario de la antiquísima ciudad de ALEPO, en SIRIA, y perteneciente a los cananeos o fenicios,  su modo de fabricación ancestral se remonta a más de 2.000 años y su receta no ha variado hasta nuestros días. fue el primero en fabricarse en pastilla. Sus orígenes se remontan a los fenicios, quienes ya lo fabricaban a base de aceite de laurel y oliva puro, Ellos ya tenían un buen conocimiento del efecto alcalino de las cenizas de plantas quemadas (carbonato de sodio) igual que se hace hoy. Su secreto reside en el uso del aceite de oliva, aceite de laurel, sosa procedente de plantas salicornias y agua.
Los restos de jabón más antiguos se encontraron en tarros de arcilla de origen babilónico alrededor de 2800 A.C. las inscripciones en los cilindros describen la mezcla de grasas hervidas con cenizas. Éste es un método de fabricación de jabón, pero no hay mención de su uso o propósito. La referencia literaria más temprana sobrel jabón fue encontrada en las tabletas de la arcilla que fechaban a partir del 3ro milenio A.C. de la Mesopotamia. Estos expedientes contienen una receta para hacer jabón con una mezcla de potasa y aceite. Otra receta contiene los ingredientes de una prescripción medicinal del jabón. Los fenicios alrededor del siglo 600 A.C. utilizaban jabón en la limpieza de las fibras textiles de lanas y algodón, como también en la preparación para tejer los paños. El tratamiento de la grasa con el álcali se ha practicado en el Oriente Medio por lo menos durante 5000 años. Los antiguos israelíes habían detallado las leyes que gobernaban la limpieza personal. Las cuentas bíblicas sugieren que sabía que las cenizas y el aceite al mezclarse daban una clase de producto para lavarse el cabello. Los egipcios pueden haber hecho un descubrimiento semejante. Las ruinas de una fábrica de jabón descubierta en Pompeya se han fechado hace aproximadamente 2000 años
El aceite de oliva, el agua y la sosa se mezclan en un enorme caldero cuya pasta es removida por las palas que agitan los hombres durante varios días.Una vez realizada la cocción se añade el aceite de laurel. Para comprobar la excelencia de la pasta, el maestro jabonero examina con sus manos su textura y untuosidad e incluso la prueba para reconocer en ella un ligero gusto azucarado. Después, la pasta se extiende en el suelo y se procede a su corte manual con un arcaico cuchillo por lo que la forma y el peso pueden variar ligeramente. Los jabones necesitarán entre ocho y nueves meses para su secado. El calor y el tiempo le harán perder hasta el 92% de agua. Durante este período pasarán del color verde al azul turquesa, al amarillo y finalmente a su color actual. Su interior conserva un intenso color verde.
El jabón de Alepo es un jabón vegetal a base de aceites de oliva y laurel. Es el antepasado del jabón de Marsella y, según se dice, el primer jabón sólido del mundo. Se elabora de forma artesanal desde hace más de 2000 años en la ciudad de Alepo, situada al norte de Siria. La elaboración del jabón de Alepo se ha transmitido de generación en generación hasta nuestros días, manteniéndose igual que en los orígenes. El jabón de Alepo combina los métodos de producción más antiguos con los productos más naturales.
Este jabón se elabora sin colorantes, conservantes, perfumes ni productos químicos. Es un jabón completamente vegetal y biodegradable. En Alepo, se introduce el proceso de saponificación y el uso de aceite de oliva y laurel; de este modo, aparece el que se cree que es el primer jabón duro del mundo: el jabón de Alepo. A raíz de las cruzadas, la producción de jabón se extendió por todo el Mediterráneo, llegando a Italia, Francia (Jabón de Marsella) y España (Jabón de Castilla).
  Étnicamente, los fenicios eran un pueblo de origen semita occidental, establecidos desde tiempos remotos en aquella región, de la que se creían autóctonos. Sin embargo, las tradiciones de la Antigüedad clásica les atribuyeron orígenes diversos. Herodoto afirmó que procedían del mar Rojo; Estrabón y Plinio situaron su origen en el Golfo Pérsico y, finalmente, el fenicio Filón de Biblos situó su origen en Canaán. Sabemos hoy que éstos habitaron Canaán al menos desde el III milenio a.C., sin que pueda precisarse su origen anterior. Sobre este sustrato más antiguo de la población fenicia, se instalaron durante el II milenio otros pobladores amorreos, pertenecientes también al grupo de los semitas occidentales.
Las gentes de Alepo fabrican hoy día sus jabones casi de la misma manera a como se hacía entonces. Para hacer éste jabón es preciso verter en un recipiente, generalmente grandes calderos, los ingredientes de los que hemos hablado antes, aceite esencial de oliva, sosa y agua (el laurel se suele incorporar casi al final) e ir removiendo la mezcla mientras la cocemos. Cuando está listo, se deja reposar y secar al sol durante varios meses hasta que adquiere la apariencia y consistencia clásica de éste jabón.
Aunque el proceso completo de elaboración del jabón de Alepo se mantiene en secreto, sigue, en esencia, los siguientes pasos:
• 1 - Se seleccionan las materias primas: el aceite de oliva de primera presión en frío, el aceite de laurel, el hidróxido de sodio y el agua pura.
• 2 - Tiene lugar la saponificación. Es un proceso en caliente, dura más de una semana. El aceite de oliva, el hidróxido de sodio y el agua hierven durante varios días en un gran caldero a 200 grados centígrados, siendo removidos con palas de madera y convirtiendose en un jabón líquido espeso. Una vez realizada la cocción, se añade el aceite de laurel.
Para comprobar la excelencia de la pasta, el maestro jabonero examina con sus manos la textura y untuosidad de la misma, e incluso prueba la pasta para reconocer en ella un ligero sabor azucarado.
• 3 - La pasta se extiende en el suelo y, una vez endurecida, se procede a su corte manual con un antiguo cuchillo, trazando líneas horizontales y verticales. Los jabones resultantes tienen una forma más o menos cúbica. Los maestros jaboneros, caminan encima del jabón con unas sandalias de madera. Los jabones, una vez marcados con el tampón en el que figura la marca del jabonero, necesitarán unos nueve meses para su secado. Para ello se colocan en un lugar fresco, oscuro y seco, apilados con huecos entre ellos para que circule el aire. El aire y el paso del tiempo, hacen que el jabón se enfríe lentamente y pierda un elevado porcentaje de agua. Durante este período pasarán del color verde de la pasta original, a un color marrón, cuya corteza se oscurecerá cada vez más con el paso del tiempo. Su interior conservará un intenso color verde. Para su venta, se acostumbra atarlo con una cuerda y una etiqueta. Mucha gente compra el jabón y lo deja madurar más tiempo, entonces, se consigue una espuma más fina y un jabón más duro y de mayor duración.