Los fenicios no tuvieron recursos naturales ni se
dedicaron demasiado a la agricultura, sino que estuvieron mas orientados a la
industria, sobre todo textil: los tejidos de lana y tela teñidos de púrpura
gozaron de mucho prestigio en todo el mundo mediterráneo. Para lograr el color
púrpura tan deseado, usaban la tinta de un molusco llamado murex.
Además de comerciantes, los fenicios fueron grandes
industriales. Explotaron tres principales industrias: la de los metales, la del
vidrio y la del teñido.
El teñido de los tejidos de lana fue, quizá, la
industria más importante de Fenicia. Este animal segrega un líquido amarillento
que al contacto con el aire y la luz adquiere un color violáceo. Los fenicios
lo emplearon para teñir sus telas y adquirieron gran habilidad para realizar
este trabajo. Mediante procedimientos hoy desconocidos, consiguieron obtener
distintos tonos de color: rosa, lila y violeta sombrío. Éste fue el famoso
color púrpura, empleado en las más ricas telas, que se vendían a nobles y
reyes.
Los fenicios fueron excelentes artesanos de la industria
del vidrio. También se destacaron en la producción de armas, adornos y obras de
arte en hierro y bronce, incluso de estatuas y bustos de ídolos de las
diferentes religiones que profesaban los pueblos con los cuales comerciaban;
productos suntuosos de joyería, utensilios, vasos y vajilla confeccionados en
vidrio, oro, plata y bronce. Pero sin dudas, donde se han destacado mas
notoriamente, ha sido en la industria náutica, que fue posible por ser grandes
navegantes o a raíz de ello. Las naves fenicias fueron de estilizadas líneas,
veloces y técnicas, dotadas de un gran espolón de proa que actuaba como ariete
y servía para abrir grandes vías de agua y echar a pique las naves enemigas. En
el área de construcciones de naves marítimas, incidieron con el birreme, una
especie de galera a la que consiguieron aumentar el número de remeros montando
una hilera sobre otra. Luego construyeron naves más ágiles que hacían uso del
viento.
Sin embargo, las ciudades fenicias, en el segundo milenio
aJC., destacaron en el comercio. Consiguieron crear una estructura comercial
propia para compensar la diferencia entre sus recursos naturales y los de sus
vecinos. Como comerciantes y mercaderes, fueron los fenicios activos y
prósperos. Excelentes navegantes y audaces exploradores, su importante marina
iba a buscar los metales útiles como el estaño, cobre y oro en los lugares mas
apartados, de gran consumo en la corte del faraón y en Ninive y Babilonia.
Vendían en Grecia, en Italia, en todas las costas bañadas por el Mediterráneo,
el incienso y la mirra de Arabia, las piedras preciosas, las especias y marfil
de la India, la seda de China, los esclavos y caballos del Cáucaso.
Los fenicios, en los talleres de Tiro, produjeron armas de
bronce y de hierro, joyas de plata y de oro, vasos, adornos y utensilios
variados de bronce o de cobre. En la fabricación del vidrio superaron a los
egipcios, obteniendo vidrio transparente. Mientras se hallaba todavía en estado
líquido, lo mezclaban con óxidos metálicos, para lograr combinaciones de
distintos colores. Pero el desarrollo de la industria de los metales y del
vidrio no logró engendrar un arte fenicio original. Comerciantes antes que
artistas, sólo se preocuparon de poder ofrecer a sus clientes, a bajo precio,
imitaciones de estatuitas, joyas, vasos y adornos de toda especie usados en
Egipto y en Mesopotamia. El teñido de los tejidos de lana fue, quizá, la
industria más importante de Fenicia. Extraían la materia colorante de un
caracol marino, el múrex. Los fenicios lo emplearon para teñir sus telas y
adquirieron gran habilidad para realizarlo. Mediante procedimientos hoy
desconocidos, consiguieron obtener el famoso color púrpura, empleado en las más
ricas telas, que se vendían a nobles y reyes. El principal aporte fenicio fue
el desarrollo de la navegación, ya que fueron expertos constructores náuticos,
considerados los mejores de su tiempo. Empleando maderas muy resistentes de los
montes Líbano, (encino, ciprés, pino y sobretodo cedro), lograron crear una
poderosa flota mercante y guerrera, envidia de todo el Mediterráneo. Sus barcos
fueron muy requeridos por reinos del Mediterráneo, que, como Egipto y pueblos
del Egeo, con los que competía, reconocieron la mayor calidad de las naves
fenicias y encargaron la construcción de importantes cantidades.
Los moluscos en general y sus conchas en particular han
estado ligados a la existencia humana hasta donde tenemos constancia de ella:
su utilización ha estado relacionada desde siempre con todos los aspectos de la
vida cotidiana del ser humano, desde los más primarios hasta los más
espirituales.
Tridacna squamosa
E
s un molusco bivalvo de la familia Tridacnidae. Esta especie
de almejas habita el mar Rojo y los océanos Pacífico e Índico. Se encuentra en
los arrecifes coralinos y atolones, donde viven incrustados en la masa
coralífera.
Esta concha de
bivalvo (Tridacna squamosa) se usaba como contenedor de productos cosméticos.
El umbo fue tallado en forma de cabeza de mujer y su forma natural aprovechada
para dar forma a la tela que cubre la cabeza. Está esculpida con esfinges y
flores de loto en un estilo similar a los diseños textiles representados en
relieves asirios. Otras grabados se han perdido o apenas se distinguen. Hoy se
conocen unos noventa ejemplares de tridacnas parecidos. Como dato curioso, en
el túmulo H de la nécropolis de los Alcores fueron localizadas conchas con este
tipo de grabados, pero sobre Unio sinuatus, que se encuentra en los ríos de
Europa Occidental, lo que indicaría una fabricación en la Península Ibérica por
los fenicios.
Aparte del uso puramente
alimenticio, que es sin duda el más extendido en el espacio (se ha dado en
todos los rincones del planeta) y en el tiempo (hay constancia de él en
múltiples yacimientos prehistóricos y actualmente todavía proporciona una parte
sustancial de la dieta en muchos lugares), las conchas se han utilizado también
como herramientas (por sus filos cortantes al romperse, sobre todo los
bivalvos) para cortar materiales o raspar pieles.
Otros usos menos prosaicos incluyen la utilización de las
tridacnas (moluscos que viven en el mar Rojo) como intrumentos musicales
(algunos grandes gasterópodos, soplados al modo de trompetas) y sobre todo en
la ornamentación personal y en la decoración. Su uso para confeccionar adornos
(sobre todo femeninos) es muy antiguo y se han encontrado conchas perforadas
para confeccionar collares y abalorios en muchos yacimientos. Incluso se habla
de una nueva especialidad, la arqueomalacología, que proporcionaría
interesantes datos sobre las condiciones físicas de dichos yacimientos y sobre
la gente que los habitaba.
Las
figuras de toros son bien conocidas en la toréutica y la eboraria fenicias.
Los buques fenicios, solían hacer la ruta de la costa sur
de España, bordeando la costa y llegando hasta Portugal. Actualmente, los
pescadores de Nazaré y Aveiro, en el Algarve portugués, dicen ser descendientes
de los fenicios y puede haber algo de cierto en ello, ya que sus barcos tienen
proas muy altas y están pintados con símbolos místicos, de forma similar a los
buques de comercio fenicios.
Lo cierto es que ya antes del reinado de Salomón, los fenicios habían atravesado las Columnas de Hércules (el Estrecho de Gibraltar) y se aventuraban en el Atlántico, recorriendo las costas del África Occidental y llegando hasta las actuales Gambia y Senegal, y comerciando con las Islas Canarias, Madeira y las Azores. Posteriormente, hacia el S.VI a.C., el almirante cartaginés Hanno, llegó hasta el Cabo de Buena Esperanza, lo dobló, y se introdujo en el Mar Rojo. O eso se cree.
Lo cierto es que ya antes del reinado de Salomón, los fenicios habían atravesado las Columnas de Hércules (el Estrecho de Gibraltar) y se aventuraban en el Atlántico, recorriendo las costas del África Occidental y llegando hasta las actuales Gambia y Senegal, y comerciando con las Islas Canarias, Madeira y las Azores. Posteriormente, hacia el S.VI a.C., el almirante cartaginés Hanno, llegó hasta el Cabo de Buena Esperanza, lo dobló, y se introdujo en el Mar Rojo. O eso se cree.
Si bien existen pruebas no del todo contrastadas, parece
casi demostrado que los fenicios también arribaron a las costas de Gran Bretaña
y que se aventuraron por el Báltico, de forma esporádica y nunca estableciendo
una ruta comercial. Existen teorías que indican que llegaron a Brasil y la
costa sur de los Estados Unidos, si bien se trata, como decimos, de teorías que
ya trataremos en otra ocasión.
Las colonias fenicias exceptuando Cartago, eran puramente factorías y asentamientos comerciales ubicados en lugares que disponían de elementos materiales que interesaban a la metrópoli. Por ejemplo, Chipre fue colonizada por la riqueza de sus yacimientos de cobre y por la abundancia de madera; Cilicia por su madera; Thasos, por sus minas de oro; Salamis y Cithera, por su púrpura; Sardinia y la costa sur de España, por sus abundantes metales; el Norte de África, por la fertilidad de sus campos (riqueza agrícola) y por el comercio interior (que proporcionaba marfil, maderas, especias, pieles…).
Las colonias fenicias exceptuando Cartago, eran puramente factorías y asentamientos comerciales ubicados en lugares que disponían de elementos materiales que interesaban a la metrópoli. Por ejemplo, Chipre fue colonizada por la riqueza de sus yacimientos de cobre y por la abundancia de madera; Cilicia por su madera; Thasos, por sus minas de oro; Salamis y Cithera, por su púrpura; Sardinia y la costa sur de España, por sus abundantes metales; el Norte de África, por la fertilidad de sus campos (riqueza agrícola) y por el comercio interior (que proporcionaba marfil, maderas, especias, pieles…).
En cuanto a los metales vemos que fabricaban
platos de bronce realizados con la
técnica de batido a torno y, después, decorados con motivos repujados y
grabados, organizados a base de dos frisos de animales en torno a un motivo
circular central, separados por tres simples cenefas formadas por líneas de ZZ
Trueque
de numerosos productos:
Además de productos suntuosos (joyería, artesanía
fina, plata), los fenicios comerciaban con cereales, vinos, aceites etc. por
medio del trueque. Entre los años 680-652 Giges, rey de Lidia acuñó moneda por
primera vez. Los fenicios adoptaron la moneda a partir del año 450 a. de C.
fecha de la primera emisión de moneda fenicia, realizada en Sidón, que había
heredado la hegemonía de Tiro. Las obras artesanales fenicias tenían cierta
falta de originalidad ya que imitaban estilos para infiltrarse en otros
mercados. La púrpura era una mercancía exclusiva fenicia, muy apreciada en la
Antigüedad, hecha con tejidos teñidos con el jugo del murex, un molusco de las
costas del Líbano. Como comerciantes no gozaron de fama de honrados y
terminaron tratando con esclavos.
Las mercaderías más importantes que comerciaban eran:
De España plata, hierro, plomo, estaño y lapis
especularis que les servía par hacer y fabricar espejos, que obtenían de las
minas interiores de la meseta.
De Sicilia
comerciaban con cereales.
Los bordados del Kashmir, las alfombras de Babilonia o
las perlas de Golfo Pérsico, se vendieron a precios que únicamente podían pagar
las más ricas naciones, seguramente en oro y plata así como en las manufacturas
que interesaban a los fenicios: las cerámicas del Ática, los utensilios
metálicos de Corinto, los candelabros y espejos de Etruria
El marfil, muy preciado en la antigüedad lo conseguían tanto de los elefantes de
Africa como los de la India.
Del continente africano además del marfil también
comerciaban con los huevos de avestruz que les sirvieron para negociar con los
indígenas para crear las urnas cinerarias,
según muestran los hallazgos, oro para crear adornos y fabricar joyas,
papiro, vasos y tinajas procedentes de Egipto.
El coral de Malta, las telas de Persia y de India, el
oro de África; la plata, el plomo y el hierro de España; el trigo, el algodón y
el lino de Egipto; los granos, los vinos y los aceites de Palestina; los
esclavos, los caballos y las vasijas de Armenia; las drogas, las esencias y las
lanas de Arabia, y tantas otras cosas que fueron el objeto de su especulación
comercial y la base de sus expediciones marítimas y terrestres, tan renombradas
e importantes que han valido a Fenicia el dictado de la Inglaterra de la
antigüedad; pero que empezaron a decaer cuando se debilitó su liga colonial por
la dominación de los persas y que desaparecieron cuando Alejandro deshizo esta
liga con la destrucción de Tiro.
La muselina, tela fina parecida al algodón era
importada hacia occidente desde el Valle del Indo. De Arabia
acarreaban perfumes, otras clases de telas e incienso.
De Fenicia obtenían maderas de cedros del Líbano,
tintes, como el murex extraído de un molusco parecido a la cañaílla, tejidos y
cerámicas.
Toda esa riqueza material, iba a para a la metrópoli
y retornaba a las colonias manufacturado en las más diversas formas: tejidos de
lino, lana, algodón e incluso seda; diferentes variedades de alfarería, vidrios
y ánforas, armas y utensilios de metal; joyas, perfumes y vinos… Este fue el inicio
de las que habrían de convertirse en las poderosas rutas comerciales que
explotaron con enorme éxito.
A la par del comercio marítimo, los fenicios
realizaron también un activo intercambio por tierra con los países del Asia
occidental. Las caravanas fenicias, valiéndose de los camellos, a los que se
llamaba "naves del desierto", cruzaban las arenas como los barcos el
mar, y desde Arabia a Mesopotamia repartían por todo el Cercano Oriente los
variados productos de la industria fenicia.
Los gobernadores locales vendían sus prisioneros de
guerra como esclavos a los fenicios, pero a veces éstos conseguían la preciada
mercadería humana sin pagarla: atraían a los naturales del país exhibiendo en
la playa hermosas armas, tejidos, joyas y perfumes y, si la ocasión se
presentaba, raptaban a los niños y mujeres.
Para sus transacciones utilizaban el trueque. Esto se
debió sobre todo a que los pueblos con los que comerciaban no conocían la
moneda. Según referencias del historiador griego Herodoto, los fenicios solían
practicar el trueque mudo. ¿En qué consistía? Era una manera original de
negociar sin tener contacto directo con los compradores. Los fenicios se
acercaban a una costa, dejaban sus productos en la playa y regresaban a sus
naves.
Los habitantes del lugar se aproximaban para observar
las mercaderías, ponían junto a ellas el valor que consideraban justo, ya sea
en mercancías o en metales preciosos, y se retiraban. Los fenicios entonces se
dirigían nuevamente a la playa, y si el precio les parecía adecuado, lo tomaban
y dejaban la mercadería. Si el precio no los convencía, volvían a sus barcos a
esperar otra oferta. Las relaciones comerciales de los fenicios fueron de tal
magnitud que podría afirmarse que todo el mundo antiguo comerció con ellos.
Los metales fueron trabajados con maestría, y los
talleres de Tiro produjeron abundantemente armas de bronce y de hierro, joyas
de plata y de oro, vasos, adornos y utensilios variados de bronce o de cobre.
En la fabricación del vidrio superaron a los
egipcios, obteniendo vidrio transparente. Mientras se hallaba todavía en estado
líquido, lo mezclaban con óxidos metálicos, para lograr combinaciones de
distintos colores.
Pero el desarrollo de la industria de los metales y
del vidrio no logró engendrar un arte fenicio original. Comerciantes antes que
artistas, sólo se preocuparon de poder ofrecer a sus clientes, a bajo precio,
imitaciones de estatuitas, joyas, vasos y adornos de toda especie usados en,
Egipto y en Mesopotamia.
En las colonias fenicias del sur de España encontraron grandes minas de plata, fuente de riqueza y expansión fenicia. Diodoros, escritor clásico anota: ” los fenicios allegaron grandes riquezas en el comercio de la plata. Gracias a este comercio que realizaron durante mucho tiempo, crecieron hasta el punto de poder fundar colonias en Sicilia e islas cercanas, en Africa y Cerdeña y en Iberia”. Vendían en Grecia, en Italia, en todas las costas bañadas por el Mediterráneo, el incienso y la mirra de Arabia, las piedras preciosas, las especias y marfil de la India, la seda de China, los esclavos y caballos del Cáucaso.
He aquí una breve lista de los artículos que comerciaban los fenicios por todo el Mediterráneo y tierras que colonizaban.
-- Murex
-- Garum
-- Vidrio
-- Lapis Specularis
-- Marfiles Fenicios
-- Azafrán
-- Metalurgia y mineria
-- Sal
-- Huevos de Avestruz
-- Cerámica
-- Aceite
-- Vino
-- Orfebrería
-- Madera de Cedro
-- Fragancias de Jericó
-- Jabon de Alepo
-- Perfumes Fenicios
En las colonias fenicias del sur de España encontraron grandes minas de plata, fuente de riqueza y expansión fenicia. Diodoros, escritor clásico anota: ” los fenicios allegaron grandes riquezas en el comercio de la plata. Gracias a este comercio que realizaron durante mucho tiempo, crecieron hasta el punto de poder fundar colonias en Sicilia e islas cercanas, en Africa y Cerdeña y en Iberia”. Vendían en Grecia, en Italia, en todas las costas bañadas por el Mediterráneo, el incienso y la mirra de Arabia, las piedras preciosas, las especias y marfil de la India, la seda de China, los esclavos y caballos del Cáucaso.
He aquí una breve lista de los artículos que comerciaban los fenicios por todo el Mediterráneo y tierras que colonizaban.
-- Murex
-- Garum
-- Vidrio
-- Lapis Specularis
-- Marfiles Fenicios
-- Azafrán
-- Metalurgia y mineria
-- Sal
-- Huevos de Avestruz
-- Cerámica
-- Aceite
-- Vino
-- Orfebrería
-- Madera de Cedro
-- Fragancias de Jericó
-- Jabon de Alepo
-- Perfumes Fenicios