viernes, 6 de enero de 2012

CAUSAS DE LA COLONIZACION FENICIA

 Que los fenicios fueron grandes comerciantes y que en sus extraordinarias actividades mercantiles se extendieron por todo el Mediterráneo , es bien sabido, pero.. ¿Cómo llegaron los fenicios a ser los grandes dominadores comerciales del Mediterráneo? ¿Que les motivo a abandonar sus costas, sus puertos, sus ciudades y lanzarse en una oleada colonizadora por un Mar poco hospitalario? ¿Qué hizo que sus gentes se establecieran en lejanos lugares fundando nuevas colonias?
La frívola imagen que los fenicios han despertado tradicionalmente, de severos y avaros comerciantes, que se desplazaban por el Mediterráneo con la sola idea de buscar aquellas materias primas y artículos exóticos, de los que carecían y por medio de los cuales lograr ingentes beneficios, queda muy alejada de la realidad.
No fue una causa, la que empujo a la expansión de los fenicios por las aguas mediterráneas, sino una pluralidad de ellas, las cuales se interrelacionan entre si.
Tradicionalmente se venia justificando la colonización fenicia por una causa puramente comercial, exenta de otras , que si bien es cierta, no hay que considerarla como una causa aislada , sino que entra en relación con otros factores, también determinantes dentro de la expansión colonial fenicia .En este sentido la búsqueda de materias primas , sobre todo metales, hizo que los mercaderes fenicios se lanzaran en busca de lugares ricos en estas , muchos de ellos localizados en sitios remotos , como la Península Ibérica o las Islas Británicas .
Otra causa que llevo a los fenicios a su colonización económica del Mediterráneo, fue la escasez de recursos y la degradación medioambiental , como la deforestación de un territorio de gran riqueza forestal , que se venia produciendo en el territorio cananeo, y así lo atestiguan las fuentes bíblicas y arqueológicas, de donde se desprende que hacia los siglos XIII – XII a. c , las metrópolis fenicias empezaron a experimentar un déficit de la producción alimentaría .De este modo, varias ciudades de la costa sirio-libanesa, importaban productos alimenticios , algo impensable en el milenio anterior .Esto es una consecuencia directa de la sobreexplotación agropecuaria a la que los fenicios habían sometido su territorio, un territorio geográficamente escaso para atender las demandas de una población en creciente expansión y desarrollo, con la consiguiente degradación medioambiental .
Fue este aumento poblacional, unido a una perdida de territorios del interior, otra causa de la diáspora fenicia por el Mediterráneo, ya que unida a la escasez de productos alimenticios, que la nación Fenicia venia padeciendo, desemboco en una crisis de subsistencia .Las urbes cananeas presentaban un grave problema de hiperpoblamiento y pocos recursos, hecho, que se agravo por un acentuado éxodo rural, motivado por el déficit de tierras y los malos resultados de la agricultura. Esto trajo consigo un trasvase poblacional del mundo rural al mundo urbano. En este contexto es fácil suponer que el descontento de la población mas desfavorecida, un sector poblacional de ciudadanos libres sin representación asamblearía que perseguía un reconocimiento social , y que se hacia a menudo patente , lo que provocaría frecuentes tensiones sociales , hasta que la situación se tradujo en insostenible , viéndose como una posible solución , la migración mediterránea y la fundación de colonias por el Mediterráneo, donde pudieran desplazarse y establecerse la población sobrante en busca de mejores condiciones de vida y, aligerar así, la presión social de las metrópolis .Los textos de autores clásicos como Salustio o Tertuliano , entre otros , apuntan a este crecimiento poblacional desmesurado , como una de las causas de la colonización mediterránea llevada a cabo por los fenicios.
La desigual redistribución de la riqueza, que chocaba frontalmente con un sistema tributario injusto, puesto en marcha desde las instituciones palaciales, también tuvo su repercusión negativa, favoreciendo la salida de los colonos.
Pero no solo esto , además , la presión fiscal o tributaria a la que se vieron sometidas las ciudades fenicias, por parte de los monarcas asirios, se configura como una causa mas de la salida de los fenicios a las aguas mediterráneas, fundamentalmente en busca de metales, que les proporcionase el numerario preciso para afrontar tan exigentes tributos .En torno al siglo IX , en tiempos de Asurnasirpal, los fenicios debían pagar exigentes tributos , como oro , bronce , plata , o estaño , junto a ingentes cantidades de objetos de lujo .Esta actividad tributaria continuo en tiempos de Salmanasar III y Tiglatpileser III que siguen recibiendo las mismas clases de mercancías por parte de las metrópolis fenicias .
Los metales se convirtieron en los productos mas cotizados por los mercaderes fenicios, y aunque en un principio les bastaban los obtenidos en regiones próximas, como Anatolia, de donde obtenían plomo, plata, hierro, y estaño; Chipre y Asia Menor, de donde sacaban cobre y el hierro; la plata del Egeo y el oro de Ofir, pero pronto se les hizo insuficiente.
Esto unido , al aumento de la influencia griega en aguas del Mar Tirreno y el despuntamiento de Urartu, obligo a los mercaderes fenicios a recurrir a nuevos circuitos comerciales donde abastecerse de productos metalíferos, incrementándose sus visitas a la Península Ibérica.La gran demanda de metales preciosos, hizo que los fenicios pusieran sus ojos en las minas de la Península Ibérica , como Huelva y Sevilla, sobre todo en el periodo púnico, estableciéndose en la colonia tiria de Gadir, empleándola como base para el intercambio comercial con Tartessos . Así, el sur peninsular se convirtió en destino predilecto de las naves mercantes fenicias, atraídas por las riquezas del mítico reino de Tartesos. Era tal la riqueza metalífera, sobre todo plata, que allí encontró este pueblo oriental, que a pesar de su lejanía de las costas más orientales del Mediterráneo, les merecía la pena y les resultaba de enorme rentabilidad .Avieno, sobre la plata fenicia, nos dice:
“……desconocido su uso por los naturales del país, los fenicios lo utilizaban para sus ganancias comerciales y cuando se dieron cuenta de ello, adquirieron plata a cambio de pequeñas mercancías .Los fenicios la llevaron hacia Grecia, Asia y a otros pueblos, adquirieron grandes riquezas .Hasta tal punto se esforzaron los mercaderes, en su afán de lucro, que cuando sobraba mucha plata, porque los barcos estaban llenos de carga, sustituían el plomo de las anclas por plata….”
En otro estado de cosas , tan magna empresa , como era el comercio por todo el Mediterráneo, y sobre todo, el establecimiento , creación y organización de estos nuevos asentamientos humanos , requerían de una perfecta organización .No estamos hablando de un grupo de personas que por su cuenta y riesgo deciden embarcarse en tan complejas expediciones, acabando estableciéndose por su cuenta de una manera anárquica, sino todo lo contrario .Es decir, todo el programa comercial ultramarino que llevan a cabo los fenicios, estaba orquestado por el Estado y mas concretamente por la clase aristocrática, a la cual no le interesaba la situación de inestabilidad social que se vivía en las metrópolis y que día a día, iban acrecentando las desigualdades sociales , generando tensiones internas, que por otro lado, era preferible evitar en la medida de lo posible.
El aparato del estado era el único capaz de poner en marcha semejantes expediciones, ya que esto suponía fletar las embarcaciones necesarias, con todos los preparativos que exigía un largo viaje, en el que además transportaba a ciudadanos dispuestos a establecerse ,definitivamente, en lugares lejanos.
Es muy posible que en un principio, dado el carácter migratorio de estas empresas , la expedición fuera dirigida, físicamente, por miembros de la clase aristocrática , que además pretendían que no se produjera una desvinculación de los nuevos asentamientos respecto de la metrópoli y así controlar los medios de producción .También muchos de estos aristócratas, interesados en influir en la vida política de sus metrópolis ,se veían atraídos a encabezar y participar en estas expediciones ambicionando méritos, que les consolidara en la vida política de su ciudad .Sea como fuere , en uno y otro caso , la búsqueda o el incremento de la fortuna, constituía también, un factor motivador ,a la hora de involucrarse en dichas actividades.
Estos pobladores, dirigidos por miembros de la aristocracia, van a crear en los nuevos lugares de hábitat, un modelo heredado de la metrópoli, reproduciendo el modelo político de esta .Así, no solo van a importar los mismos hábitos de vida que se practicaban en la urbe de procedencia, sino que también su arquitectura seguirá el mismo modelo, imperando el reducto fortificado que protege a la ciudad de eventuales enemigos, y donde la población se puede guarecer a modo de acrópolis.
Pero ¿Cual era el régimen de financiación de las largas expediciones a occidente? , lugar en el que se esperaba encontrar enormes riquezas, ¿A quien le correspondía aportar ese importante capital que condujera al éxito de tan magna empresa? Pues bien no se conoce con certeza de donde salió este capital, lo que si esta claro es que debieron realizarse importantes inversiones, recibiendo un gran aporte financiero .Lo mas acertado esta en pensar que el aporte económico y financiero que reciben las expediciones fenicias provenía de dos fuentes distintas. Por un lado el Estado, que como organizador del proyecto colonizador y migratorio, realizaba las aportaciones mas fuertes, y dentro del estado, el santuario hacia grandes aportaciones económicas a este programa colonizador .Por otro lado, también era importante las aportaciones privadas de una oligarquía mercantil que en torno al 800 a. c aparece ya organizada en asociaciones o consejos de comerciantes (Hubur). Por lo tanto parece posible la coexistencia entre el capital publico y el privado .En un primer momento la iniciativa , en este sentido, la llevaría el Estado , aunque no se descarta ,que con el tiempo, las aportaciones privadas fueran en aumento , pudiendo evolucionar a formas privadas , o simplemente ir alternándose , según las condiciones políticas de cada momento .El hecho de que el Estado estuviera al frente de las nuevas fundaciones por medio de tan fuertes aportaciones económicas y representado por la aristocracia en las nuevas colonias, creo un vinculo de dependencia muy fuerte entre la metrópoli y la nueva fundación.
En este sentido, esos aristócratas, consiguieron establecer en el nuevo espacio urbano, la misma diferenciación social que imperaba en la metrópoli de procedencia .Igualmente se traslada a la colonia el mismo modelo religioso, heredando el panteón de la ciudad madre, así como los ritos funerarios que se practicaban en la metrópoli.
Ahora bien, todo este movimiento migratorio que concluye con el asentamiento en diferentes puntos geográficos, requiere una organización social que permita a los nuevos pobladores poder desarrollar su vida de forma plena .Por ello, una vez establecidos, había que buscar tierras de cultivo que les permitieran llevar a cabo las actividades agrícolas obvias para la subsistencia, así paralelamente a la colonización comercial, se produce una colonización agrícola igualmente compleja.

Tradicionalmente se ha considerado que la expansión fenicia por Occidente venía provocada por la presión asiria, sobre todo desde Tiglatpileser III, que tendría un doble efecto sobre las ciudades-estado fenicias: por un lado, les impondrían fuertes tributos en forma de materias primas (sobre todo plata) y, por otro, les privarían de las tierras interiores que formaban el hinterland agrícola necesario para su supervivencia. Estos dos hechos provocarían en estas ciudades una necesidad de materias primas unida a una necesidad de productos agrícolas que desembocarían en el proceso de expansión objeto de este trabajo. Esta hipótesis ha sido defendida por ilustres investigadores como García y Bellido, Pierre Cintas, Niemeyer, Moscati, etc., pero actualmente es muy criticada.
D. Ruiz Mata apunta que esta visión tradicional pasa por alto un hecho de capital importancia como es que la auténtica presión asiria se da en un momento, reinados de Sennaquerib y Asarhadón (primera mitad de VIII a. C.), en que las colonias fenicias de Occidente están ya plenamente formadas. De este modo, las teorías que apuntan que en la Península Ibérica se produjo más bien una colonización agrícola impulsada por la necesidad de hallar nuevas tierras cultivables queda herida de muerte. Ruiz Mata, por su parte, hace descansar el motivo de la colonización en una búsqueda de metales, de los que Próximo Oriente es deficitario y que los fenicios necesitan, ya que habían perdido los mercados del Mar Rojo gracias a los cuales se abastecían de metales preciosos como el oro de Ophir. En esta línea se sitúa también Blázquez.
Carlos García Wagner por su parte, apunta que la causa principal de la colonización fenicia sería la búsqueda de materias primas para las manufacturas que servían para soportar el comercio con zonas de Próximo Oriente de las cuales Fenicia conseguía productos agrícolas imprescindibles para su subsistencia. D este modo, rechaza también la tesis tradicional de la presión asiria que, según él, sólo sería un elemento coadyuvante y ni tan siquiera el más importante, algo que queda demostrado por el hecho de que los inicios de la expansión fenicia por el Mediterráneo no son anteriores al IX a. C., con lo que, según él, no coinciden con los momentos de mayor actividad política y militar asiria.
También Liverani se ocupa de las causas de la colonización, señalando que las causas de la colonización fenicia deberían buscarse principalmente en tres ámbitos: en la situación en las tierras de destino, en los recursos con los que se comercia y en la situación en la zona de origen de los colonos. Para él la instalación permanente debió producirse por la conjunción de estos tres factores; en primer lugar, el hecho de que en el siglo VIII a. C. los indígenas en ascenso ya no aceptan las baratijas que los fenicios les ofrecían hasta ese momento, ahora "son interlocutores mucho más consistentes. Con ellos no basta la simple arribada estacional de naves aisladas, si requiere una capacidad de presión e intervención directa en los terrenos económico, político y, en última instancia, militar”. En segundo lugar, Liverani señala como la aparición de colonias marca un cambio, se da en un momento en que se pasa de demandar metales a apreciar los recursos agrícolas y ganaderos que son abundantes en el territorio colonizado, todo lo contrario de lo que pasa en tierras fenicias orientales. En tercer lugar, Liverani apunta que en el país de origen (las ciudades-estado fenicias) debió existir algún motivo que indujera a los colonos a dejar sus tierras y lanzarse a unas empresas tan prometedoras como arriesgadas. Este motivo Liverani no lo sitúa ni en las tensiones internas, que sí fue el caso de muchas fundaciones griegas, ni en la presión asiria que considera tardía con relación al desarrollo del proceso de expansión. De este modo él opina que "no parece que las presiones internas (socioeconómicas) y externas (imperiales) expliquen por sí solas el movimiento colonial fenicio, que debió ser una adaptación a las formas de presencia y explotación de la cuenca mediterránea"6.
Para Susan Frankenstein el inicio del proceso colonizador se debería a una búsqueda de materias primas para satisfacer el aumento de la demanda de los socios comerciales extranjeros y políticamente superiores (caso de Asiria) y de sus propios talleres artesanales. Por consiguiente, para ella: "La expansión fenicia hacia el Mediterráneo Occidental es pues, sobre todo, una maniobra en busca de nuevas fuentes de materias primas en áreas hasta entonces no explotadas, en un momento de creciente demanda en el Próximo Oriente paralela a un declive de los suministros procedentes de fuentes tradicionales, como Anatolia e Irán"7.
Pero, sin duda, es María Eugenia Aubet8 quien traza una visión más completa sobre las posibles causas del inicio de la "diáspora" colonial fenicia. Su hipótesis parte de consideración de la colonización como un proceso producto de la conjugación de numerosos factores interrelacionados, aunque unos más importantes que otros, que actuarían en un largo periodo de tiempo. De esta manera, en un momento determinado uno de estos factores o un estímulo exterior actuarían como elemento desencadenante del proceso, simplemente como desencadenante, nunca como causa directa y única. Por consiguiente, Aubet rechaza tanto la hipótesis tradicional sobre la presión Asíria, como la de otros autores que opinan que la colonización se debió únicamente a la propia dinámica interna de la sociedad fenicia y a la necesidad de materias primas (sobre todo metales) durante el periodo de máximo desarrollo de su comercio, es decir, bajo el reinado de Hiram I de Tiro, durante el siglo X a.C., alegando contra estas últimas hipótesis el hecho de que no se documenta establecimiento fenicio alguno en esta fecha tan temprana.
Como hemos dicho, Aubet tiene en cuenta una serie de variables que consideradas en conjunto pudieron provocar el inicio de la colonización fenicia, estas son: el medio geográfico, el déficit agrícola y la sobrepoblación, la demanda de materias primas proveniente de las industrias especializadas, la demanda de metales preciosos, en especial plata, en el oeste del continente asiático, la pérdida de una serie de circuitos internacionales por parte de los fenicios, la presión de Asiría y, por último, la posibilidad que tenían los fenicios de llevar a cabo una empresa de tal envergadura gracias a la desarrollada infraestructura comercial que poseía. A continuación pasaremos a analizar estas variables más detenidamente.
Sin caer en un determinismo ecológico, el medio geográfico es un aspecto importante que, sin duda, influyó en los fenicios a la hora de dirigir sus miradas hacia el Mediterráneo. Recordemos que hacia 1200 a. C. las invasiones de los pueblos como "pueblos del mar", redujeron el espacio de las ciudades-estado fenicias casi exclusivamente a su espacio urbano y un pequeño hinterland. Este espacio debió ser a todas luz insuficiente para mantener una población en aumento que se concentraba en las ciudades. Además, hacia 1200 a. C., se dieron una serie de cambios climáticos en la región de Siria-Palestina que provocaron una sustitución de la vegetación de tipo mediterráneo por otra de tipo desértico y sahariano así como por una reducción del bosque producto de un acusado descenso del índice de lluvias. La costa fenicia no ser verá tan perjudicada por estos cambios, esto provocará que la gente se concentre en ellas, lo que a su vez producirá un aumento demográfico difícilmente soportable por el reducido espacio agrícola del que estas ciudades disfrutaban tras las invasiones del siglo XII a. C. y los cambios climáticos antes reseñados. De este modo, estos dos factores, invasiones y cambios medioambientales, provocaron en estas ciudades un déficit en el abastecimiento de alimento así como un exceso demográfico que tenemos que considerar como factores de desequilibrio que ayudan a entender el porqué del inicio de la colonización.
Este déficit agrícola en las ciudades fenicias sería lo que justificaría el pacto entre Hiram I y Salomón por el cual Hiram recibiría productos agrícolas a cambio de una serie de prestaciones (el asesoramiento técnico el la construcción del templo, etc.) Además, el exceso demográfico está documentado arqueológicamente ya que existe un notable aumento de los asentamientos a lo largo de la costa libanesa. Estos dos hechos -déficit agrícola y sobrepoblación- también explican el que Hiram I e Ithobaal I intenten y consigan dominar la zona de Akko y Monte Carmelo, zona fértil de la que se podían extraer abundantes recursos agrícolas.
Los fenicios fueron famosos por su artesanía de lujo, pero esta artesanía necesitaba de materias primas que no estaban en la propia Fenicia (si exceptuamos algunas pocas, caso de la madera de cedro. Por este motivo las ciudades fenicias, que se habían convertido en el principal exportador de objetos de lujo a estados del próximo Oriente como Asiria o Israel, intentarán alcanzar los depósitos de materias primas. Así, los fenicios se vieron en la necesidad de "controlar las rutas comerciales marítimas y terrestres que le garantizaran el abastecimiento de materias primas y la distribución de sus mercancías"9. He aquí otro factor de capital importancia a la hora de intentar conocer las razones que impulsaron a los fenicios a llevar a cabo su expansión por el mediterráneo.
En un momento determinado en la zona de Próximo Oriente la plata se convierte en el patrón de referencia, es decir, todas los productos estipulaban su valor en una determinada cantidad de plata. Esto hizo que la demanda de ese metal fuera abundante y que los grandes imperios pasaran a necesitar un suministrador. Este papel de suministrador es el que Tiro asumirá trayendo plata y metales, de las minas anatólicas entre el siglo X y finales del VIII a. C. primero, y, cuando en 800 a. C. se establece la alianza sirio-urartia y estas minas queden cerradas para los fenicios, de las minas del sur de España. Esto último queda demostrado por el hecho de que entre 720-650 a. C., momento en que tanto las minas anatólicas como los metales que venían vía Mar Rojo estaban fuera del control de los fenicios, las fuentes documentan la entrada de gran cantidad de plata procedente de Tiro a Asiria.
Así pues, el hecho de que la plata alcance el valor de patrón de referencia hace que este metal aumente su valor y que los fenicios intenten controlar su comercio, incluso después de perder el control de las reservas minerales de Anatolia. Para conseguir este control parece que la única solución era dominar las florecientes minas del occidente mediterráneo. Tenemos aquí pues, un importante factor a considerar con relación al proceso de expansión.
También debió influir en el inicio del proceso colonizador el hecho de que durante finales del IV y principios del VIII a. C. Tiro perdiera sus principales circuitos comerciales en el continente asiático; el que unía Fenicia con Israel y el que la conectaba con la zona del norte de Siria y sur de Asia Menor, debido a diferentes avatares políticos. Tras la muerte de Salomón, poco a poco se fueron deteriorando las relaciones entre el reino de Israel y Tiro, hasta que durante el reinado de Ahab se manifiesta una total hostilidad frente a la ciudad fenicia. Este hecho provocó que la ruta comercial que unía Tiro con Israel, el Mar Rojo y Ophir y de la que los fenicios obtenían metales y productos agrícolas, se cerrara para los fenicios. La pérdida de esta ruta obligó a Tiro a dirigir su mirada hacia el norte de Siria y Cilicia. Allí, con la instalación de asentamientos en el golfo de Alejandreta, Tiro conseguirá el dominio de tierras fértiles, el suministro de metales de Cilicia y Anatolia y dará salida a sus productos manufacturadas. Pero a partir de 800 a. C. con el establecimiento de la alianza entre Urartu y los reinos del norte de Siria, los depósitos metalíferos de Cilicia y Anatolia queda fuera del dominio de Tiro. Además, las campañas de Salmanasar III en el Orontes hace que Tiro pierda influencia en estas tierras tan aptas para la agricultura. A todo esto se une la consolidación a finales IX a. C. del reino de Aram-Damasco que, aprovechando un momento de debilidad asiria, se expansiona hacia el sur (Israel y Judá) con lo que Tiro pierde gran parte de su comercio terrestre y sus actividades quedan reducidas a intercambios de mercancías de lujo con los poderosos monarcas de Damasco.
De este modo, fuera de los dos circuitos que le habían dado prosperidad, a Tiro sólo le queda una salida: el Mediterráneo. Estamos a finales del siglo IX a. C. y es el momento en que se funda Kition y Cartago. Este cambio hacia Occidente también se ve favorecido por la reorientación de la demanda asiria hacia las materias primas, dejando un tanto de lado las manufacturas. Algo que hace que Tiro tenga que buscar nuevas fuentes de aprovisionamiento fuera del continente asiático.
Sin duda, la presión asiria también debió influir en los fenicios a la hora de tomar la decisión de iniciar la diáspora. Aunque, como ya se ha apuntado, no en los términos que tradicionalmente se ha defendido. Así, la presión asiria no sería tal que redujera el comercio fenicio a un mero intercambio forzoso obligando o Tiro a emprender una expansión hacia el Mediterráneo en busca del crecimiento económico. Por el contrario, aunque desde Tiglatpileser III se creó un cerco político y económico sobre las costas de Fenicia por parte de Asiria, Tiro no fue atacada ya que Asiria sabía que dejándola hacer (aunque con las pertinentes restricciones), Tiro podría ser más útil al Imperio. Así, imponiendo tanto un tributo como un intercambio preferencial, Asiria no intervino en los asuntos comerciales de Tiro, con lo que a fin de cuentas, "Tiro se convertía en un instrumento de la expansión asiria".
De este modo, las ciudades fenicias jugaron un importante papel en la economía asiria, ya que el Imperio Asirio necesitaba de las materias primas y productos de lujo que Tiro le proporcionaba mediante tributo; pero a cambio, Tiro conservó una independencia comercial (con algunas restricciones) que le permitió prosperar. Esta relación provocaba en Tiro la necesidad de metales para pagar esos tributos que garantizaban su relativa independencia comercial que le servía para aumentar su poderío económico. En la búsqueda tanto de esos metales como de materias primas los fenicios se dirigirán hacia Occidente.
Todo esto lleva a Aubet a afirmar que:
"Asiria exigía a Tiro lo que no podía obtener fácilmente en otros territorios: al principio hierro para su maquinaria de guerra y más tarde plata, oro y bronce. Desde finales del siglo VIII a. C. Fenicia será la principal abastecedora de materias primas en Oriente, lo que implica que la demanda asiria determinó nuevamente la tendencia expansionista ha-
bitual en la política de Tiro, esta vez dirigida hacia el Mediterráneo Occidental" .
Un último aspecto que Aubet considera es el hecho de que la expansión colonial tiria debió efectuarse en un momento no de crisis, sino de prosperidad, ya que esta expansión colonial necesitaría de una organización logística, de una planificación y de una financiación tan grande que sólo se podía habeer llevado a cabo en circunstancias muy adecuadas, es decir, cuando el estado fuera lo suficientemente sólido y las expectativas de éxito son lo suficientemente grandes. Apuntamos esto ya que la complejidad que la colonización implica no puede ser soportada por ninguna compañía comercial o iniciativa individual por poderosa que esta fuera. Este momento Aubet lo sitúa ente IX y 720 a. C., momento en que se documenta un atesoramiento de plata por parte de los asirios que sólo puede ser explicado por la existencia de unas fuentes de aprovisionamiento fabulosas como son las del Sur de la Península Ibérica.
En resumen, como causas desencadenantes del proceso colonizador fenicio debemos tener en cuenta una serie de factores que tienen que ser considerados en su conjunto. Por un lado estaría el déficit crónico de alimentos que padecen las ciudades estado fenicias tras la crisis, tanto política como climática, del 1200 a. C. Pero también influiría la búsqueda de materias primas para satisfacer la demanda tanto de los estados políticamente superiores, como de sus propios talleres artesanales. También habría que tener en cuenta tanto la pérdida de sus circuitos comerciales tradicionales en el continente asiático, como la presión asiria en forma de tributo. Y por último, debemos considerar el hecho de que los fenicios sólo llevaron a cabo su expansión colonial cuando esta fue posible, es decir, cuando dispusieron de los medios necesarios como era una tecnología adecuada, un estado próspero económicamente, unos productos con gran aceptación, etc.
En fin, innumerables circunstancias se unieron en un determinado momento formando una coyuntura en la que los fenicios hicieron lo que creyeron que sería más rentable para ellos, expandirse por todo mediterráneo.