Canaán en fenicio, es el nombre que recibe una región del Oriente Medio, situada entre el Mediterráneo y el río Jordán y que abarcaba parte de la franja sirio-fenicia conocida también como el Creciente fértil. En la actualidad se corresponde con el Estado de Israel, Líbano y algunos puntos de Siria. Sus límites comprenderían desde la antigua Gaza al Sur, hasta la desembocadura del río Orontes al Norte, englobando todas las tierras no desérticas del interior, hasta una profundidad de unos 150 km desde la costa del mar Mediterráneo, hasta algunos kilómetros más allá de la ribera oriental del río Jordán.
Después de la primera invasión semita en la región (ca. 3000 a. C.) existe unidad de organización, urbanismo, arte militar, etc., entre todas las ciudades de Canaán y las de la zona montañosa de Judea; su historia es común, con pequeñas vicisitudes peculiares de cada ciudad.
Estos ocupantes parece ser que entraron por el este. Las ciudades que de ellos conocemos, tanto en la zona montañosa como en las llanuras y costas, coinciden en la solidez de sus muros defensivos, como los de `Ay, Tirsah, Jericó, Dotayn, etc.; además son de bastante extensión, lo que indica una población urbana numerosa con toda la complejidad de servicios y el consiguiente desarrollo económico.
En el trazado de las ciudades hay un destacado interés urbanístico: alcantarillados, calles rectas y bien trazadas, armonía de edificios públicos con las viviendas particulares, etc. Esta disposición urbanística es nueva por completo en Canaán y exige una fuerte autoridad interna. Desgraciadamente faltan los documentos escritos que permitan reconstruir la historia durante los casi nueve siglos que duró esta civilización sin variantes.
Hay varios puntos en la Biblia, en los que se habla acerca de la tierra de Canaán. Aquella tierra que Dios le prometió a el patriarca Abraham y a su descendencia.
Y el pueblo de Israel con la ayuda de Dios conquistaron la región, y una vez conquistada la tierra fue repartida entre las 12 tribus. Y vivieron ahí por muchos años y fue un reino próspero con Reyes y fortunas.
Desgraciadamente llegó el primer exilio del pueblo de Israel.
El primer exilio o diáspora del pueblo judío ocurrió alrededor del año 586 a.c. cuando el rey de los babilonios con conquistó el reino de Judea (Israel), destruyendo el primer templo y trasladando a los líderes del pueblo judío a Babilonia. 70 años más tarde yaciendo el reinado de Persia el rey Ciro segundo permitió a los judíos retornar a la tierra de Israel.
El segundo exilio se produjo aproximadamente en el año 70 d.c. cuando el general romano Tito futuro emperador de Roma derrotó una revuelta judía y destruyó el segundo templo.Un mayor número de judíos fue exiliado una vez que terminaron con esta rebelión. Desde el año 135 d.c los judíos se dispersaron por el imperio romano y posteriormente por la tierra, encontrándose así en casi todas las partes del mundo. Pero cabe decir que hubo un grupo de judíos que nunca salieron de la tierra que Dios le prometió a los patriarcas. Llorándole y suplicándole a Dios que el resto de las tribus regresaran a la tierra prometida.A raíz de la rebelión en contra de los romanos le designaron un nuevo nombre a la región de Canaán o el antiguo Israel, llamando la Siria Palestina, con esto los romanos esperaban que con una nueva denominación territorial se desvinculara toda relación histórica del pueblo judío con esta tierra. Los romanos tomaron este nombre ya que había un pueblo llamado los filisteos, que fueron un pueblo de la antigüedad, de la cual existen testimonios en la Biblia, y por supuesto en textos egipcios, este pueblo fue idólatra y la Biblia nos narra que hubo guerras entre estos y el pueblo de Israel. Los antiguos egipcios eran enemigos de este pequeño pueblo. Llegaron a encontrarse ahí hasta la conquista de Tiglath-Pileser III , que fue un prominente rey en asiría. Las últimas menciones de los filisteos datan del siglo II a. C., en la Biblia.
Como sabemos los fenicios se autodenominaban cananeos, es decir, de la tierra de Canaan, y en esta zona habitaban hebreos, de religión judía y otras clases de pobladores, que serían todos juntos los que embarcados e las naves vinieron a la península ibérica y se esparcieron por todo el Mediterráneo.
El nombre de fenicíos se los dieron los griegos a las gentes procedentes del mar que se pintaban los rostros de color púrpura, quizá fuese para protegerse del clima y de sus adversidades.
Aunque no se han encontrado hallazgos de los hebreos de tiempos de las colonizaciones, es de suponer que los judios estaban situados en la Península ibérica y en todas las ciudades conquistadas por aquellos pueblos navegantes de Canaán.
Después de la primera invasión semita en la región (ca. 3000 a. C.) existe unidad de organización, urbanismo, arte militar, etc., entre todas las ciudades de Canaán y las de la zona montañosa de Judea; su historia es común, con pequeñas vicisitudes peculiares de cada ciudad.
Estos ocupantes parece ser que entraron por el este. Las ciudades que de ellos conocemos, tanto en la zona montañosa como en las llanuras y costas, coinciden en la solidez de sus muros defensivos, como los de `Ay, Tirsah, Jericó, Dotayn, etc.; además son de bastante extensión, lo que indica una población urbana numerosa con toda la complejidad de servicios y el consiguiente desarrollo económico.
En el trazado de las ciudades hay un destacado interés urbanístico: alcantarillados, calles rectas y bien trazadas, armonía de edificios públicos con las viviendas particulares, etc. Esta disposición urbanística es nueva por completo en Canaán y exige una fuerte autoridad interna. Desgraciadamente faltan los documentos escritos que permitan reconstruir la historia durante los casi nueve siglos que duró esta civilización sin variantes.
Hay varios puntos en la Biblia, en los que se habla acerca de la tierra de Canaán. Aquella tierra que Dios le prometió a el patriarca Abraham y a su descendencia.
Y el pueblo de Israel con la ayuda de Dios conquistaron la región, y una vez conquistada la tierra fue repartida entre las 12 tribus. Y vivieron ahí por muchos años y fue un reino próspero con Reyes y fortunas.
Desgraciadamente llegó el primer exilio del pueblo de Israel.
El primer exilio o diáspora del pueblo judío ocurrió alrededor del año 586 a.c. cuando el rey de los babilonios con conquistó el reino de Judea (Israel), destruyendo el primer templo y trasladando a los líderes del pueblo judío a Babilonia. 70 años más tarde yaciendo el reinado de Persia el rey Ciro segundo permitió a los judíos retornar a la tierra de Israel.
El segundo exilio se produjo aproximadamente en el año 70 d.c. cuando el general romano Tito futuro emperador de Roma derrotó una revuelta judía y destruyó el segundo templo.Un mayor número de judíos fue exiliado una vez que terminaron con esta rebelión. Desde el año 135 d.c los judíos se dispersaron por el imperio romano y posteriormente por la tierra, encontrándose así en casi todas las partes del mundo. Pero cabe decir que hubo un grupo de judíos que nunca salieron de la tierra que Dios le prometió a los patriarcas. Llorándole y suplicándole a Dios que el resto de las tribus regresaran a la tierra prometida.A raíz de la rebelión en contra de los romanos le designaron un nuevo nombre a la región de Canaán o el antiguo Israel, llamando la Siria Palestina, con esto los romanos esperaban que con una nueva denominación territorial se desvinculara toda relación histórica del pueblo judío con esta tierra. Los romanos tomaron este nombre ya que había un pueblo llamado los filisteos, que fueron un pueblo de la antigüedad, de la cual existen testimonios en la Biblia, y por supuesto en textos egipcios, este pueblo fue idólatra y la Biblia nos narra que hubo guerras entre estos y el pueblo de Israel. Los antiguos egipcios eran enemigos de este pequeño pueblo. Llegaron a encontrarse ahí hasta la conquista de Tiglath-Pileser III , que fue un prominente rey en asiría. Las últimas menciones de los filisteos datan del siglo II a. C., en la Biblia.
Como sabemos los fenicios se autodenominaban cananeos, es decir, de la tierra de Canaan, y en esta zona habitaban hebreos, de religión judía y otras clases de pobladores, que serían todos juntos los que embarcados e las naves vinieron a la península ibérica y se esparcieron por todo el Mediterráneo.
El nombre de fenicíos se los dieron los griegos a las gentes procedentes del mar que se pintaban los rostros de color púrpura, quizá fuese para protegerse del clima y de sus adversidades.
Es
posible que el toro en la religiosidad hispana tuviera el mismo carácter que
entre los judíos y que fuera traído por los fenicios, donde los toros se ponían
en los santuarios judíos, como trono de Yavhé, no en calidad de dioses; pero
más probable es que el toro entre los iberos, como entre los cananeos, fuese
asociado a determinados dioses y que fuera, como es en Israel, símbolo popular
del dios cananeo Baal y estuviera vinculadona los cultos de la fecundidad. Es
probable que pudieran representar, como en Oriente, al dios de la tormenta del cielo.
Aunque no se han encontrado hallazgos de los hebreos de tiempos de las colonizaciones, es de suponer que los judios estaban situados en la Península ibérica y en todas las ciudades conquistadas por aquellos pueblos navegantes de Canaán.