martes, 31 de enero de 2012

ACINIPO

 El yacimiento arqueológico de Acinipo, se ubica en el término municipal de Ronda, a 20 kilómetros de Ronda.en una gran mesa caliza de origen terciario, con una altitud media de 999 mts. sobre el nivel del mar. Su prominencia en la Depresión de Ronda le confirió un claro valor estratégico, factor este que fue tenido en cuenta en época preromana y romana a la hora de emplazar el núcleo poblacional. Acinipo es uno de los asentamientos cuyo nombre aparece por primera vez en un texto clásico como el de Ptolomeo y Plinio. Este yacimiento ha sido objeto de atención por muchos investigadores; las primeras noticias aparecen ya en, el siglo XVI con Lorenzo de Padilla, siendo Fariña del Corral, en 1650, quién identificó el teatro como de época romana. Aunque la mayoría de los restos visibles son romanos, no podemos olvidar los importantes restos prehistóricos de la ciudad. Los hallazgos más antiguos se remontan al Neolítico, teniendo continuidad en la Edad del Cobre y la del Bronce. Va a ser en la fase prehistórica y con el impacto colonizador fenicio cuando Acinipo tenga un auge importante, que se verá rematado en época romana, precedida de la fase ibérica.. La factores que intervinieron en la ubicación de Acinipo, en el espacio actual son múltiples. De una parte su prominencia en la depresión, como uno de los puntos más altos de ésta, le confirieron un claro valor estratégico y de dominio visual del territorio circundante. De otra, el enclave romano de Acinipo se encuentra en una zona de fácil comunicación con otras áreas de la provincia romana. Los accesos al Valle del Guadalquivir, a la costa gaditana y al rosario de depresiones del surco intrabético, son bien perceptibles, lo que le permitió fáciles contactos y relaciones comerciales con otras áreas, según se desprende de los hallazgos numismáticos (Acinipo gozó de la potestad de acuñar monedas). Otro factor que influyó en la ubicación de este núcleo fue la disponibilidad de tierras potencialmente fértiles para uso agrícola. Por otro lado, el municipio de Acinipo, se benefició, de recursos existentes en su espacio natural próximo, tales como mármol, piedra para la construcción, mineral de hierro y arcilla deexcelente calidad para la producción alfarera.

Dado el espacio excavado, la fase romana es la más importante. No obstante, existen estructuras asignables a la fase prehistórica reciente, como las cabañas circulares con porche empedrado. Según una enciclopedia española, fueron los mercaderes fenicios que se establecieron allí procedentes de Sidón (ciudad del actual Líbano) quienes le dieron este nombre, que se deriva de las palabras en griego y en latín para uva. De hecho, se han encontrado monedas antiguas con la inscripción “Acinipo” y con espigas de trigo por una cara y un racimo de uvas por la otra, lo que denota la importancia de la producción agrícola y vinícola. Cierta obra señala que gracias a “su emplazamiento, [...] Acinipo se convierte en ciudad, llegando a ser municipio, con poderes para acuñar monedas y, más tarde, sus vecinos [pasan] a tener los mismos derechos que cualquier ciudadano de la imperial Roma”
 La factores que intervinieron en la ubicación de Acinipo, en el espacio actual son múltiples. De una parte su prominencia en la depresión, como uno de los puntos más altos de ésta, le confirieron un claro valor estratégico y de dominio visual del territorio circundante. De otra, el enclave romano de Acinipo se encuentra en una zona de fácil comunicación con otras áreas de la provincia romana. Los accesos al Valle del Guadalquivir, a la costa gaditana y al rosario de depresiones del surco intrabético, son bien perceptibles, lo que le permitió fáciles contactos y relaciones comerciales con otras áreas, según se desprende de los hallazgos numismáticos (Acinipo gozó de la potestad de acuñar monedas).
 Su prominencia en la Depresión de Ronda le confirió un claro valor estratégico, factor este que fue tenido en cuenta en época preromana y romana a la hora de emplazar el núcleo poblacional. Acinipo es uno de los asentamientos cuyo nombre aparece por primera vez en un texto clásico como el de Ptolomeo y Plinio. Este yacimiento ha sido objeto de atención por muchos investigadores; las primeras noticias aparecen ya en, el siglo XVI con Lorenzo de Padilla, siendo Fariña del Corral, en 1650, quién identificó el teatro como de época romana. Aunque la mayoría de los restos visibles son romanos, no podemos olvidar los importantes restos prehistóricos de la ciudad. Los hallazgos más antiguos se remontan al Neolítico, teniendo continuidad en la Edad del Cobre y la del Bronce. Va a ser en la fase prehistórica y con el impacto colonizador fenicio cuando Acinipo tenga un auge importante, que se verá rematado en época romana, precedida de la fase ibérica.. Aunque en el entorno de la ciudad se han encontrado restos prehistóricos que se remontan al Neolítico entre los que destacan las pinturas rupestres de la Cueva de la Pileta, los orígenes de Ronda son celtas quienes en el siglo VI a. C. la llamaron Arunda. Posteriormente los fenicios se instalaron en una aldea cercana que llamaron Acinipo. Arunda, tras ser conquistada por los griegos, pasó a denominarse Runda. Los contactos de la producción en cerámica gris con las formas de la vajilla fenicia quedan demostrados por el descubrimiento de un quemaperfumes -pieza raramente realizada con fuego reductor-, el cuenco tipo 12 de Caro y un plato de ala, de clara tipología fenicia, cuyo paralelo formal más cercano se han encontrado en el Cerro del Alarcón
La evidencia más destacable es la presencia de cerámica gris en el asentamiento de Acinipo desde los niveles más antiguos, fechados en la primera mitad del siglo VIII a.C. en datación arqueográfica convencional. De esta manera, el material cerámico gris pertenece a una fase muy antigua, que contradice la casi unánime hipótesis de los investigadores que propone la aparición de esta clase cerámica
sólo desde el siglo VII a.C. Los principales defensores de esta hipótesis son González Prats (1983) y García Alfonso (2007), los cuales reconocen en los ejemplares del siglo VII la directa participación de los fenicios –en las piezas mejor realizadas- y los primeros intentos de imitación indígena –para los vasos peor producidos-.
Otro tema relacionado con la directa intervención fenicia en la fabricación de la cerámica gris es la substitución de la producción a mano por la torneada, hipótesis que tampoco concuerda con lo observado en Acinipo, donde todos los datos apuntan a una larga convivencia de los dos sistemas de fabricación, a mano y a torno, además de la falta de una regla estricta para realizar un tipo cerámico con un sistema u otro, habiéndose documentados –en el mismo nivel- vasos de las mismas formas fabricados indiferentemente con las dos técnicas. Asimismo, se observa durante toda la secuencia estratigráfica de Acinipo una aplastante presencia de vasos abiertos respecto a las formas cerradas y a los soportes. Esta mayor presencia es constante en todos los niveles encontrados, mientras los hallazgos de formas cerradas se concentran únicamente en el nivel 11, relacionados con las viviendas de habitaciones aglutinadas rectangulares y cabañas circulares más modenas. Este dato confirma el comienzo de una producción más tardía de las formas cerradas, ya que para éstas se continuó utilizando el modelado a mano que respondía perfectamente a las necesidades de los indígenas.
Otros elementos a subrayar son la cuidada depuración de la pasta y la buena calidad del acabado superficial de todas estas vasijas de cerámicas grises, ya desde sus niveles iniciales.
Se ha observado, además, la presencia de tipos híbridos: formas propias del repertorio cerámico de las poblaciones autóctonas reproducidas fielmente con la técnica gris torneada y formas fenicias reproducidas en gris a torno –como los diversos platos originariamente hechos en barniz rojo, los quemaperfumes y el cuenco tipo 12 de Caro-; las mismas formas se realizan indistintamente también en cerámica pintada torneada y se mezclan con tipos indígenas decorados con motivos típicamente orientales. Es evidente, por lo tanto, la gran variedad de la producción orientalizante que no sigue los esquemas rígidos propuestos, mayoritariamente, por la arqueología protohistórica peninsular y los
arqueólogos. Además, los vasos híbridos nos están indicando que los indígenas no sólamente se han apropiado de los aspectos funcionales de estos elementos, sino que para ellos estos constituían una respuesta a los cambios en curso en sus sociedades, del mismo modo que otra amplia serie de costumbres y tecnologías fenicias.
Desde el punto de vista tecnológico, la cerámica gris es modelada a torno y cocida a fuego reductor, en hornos de alta temperatura, tipo bicameral. No obstante, estos son los resultados a que han llegado
diferentes investigadores que se han basado sobre todo en observaciones ópticas, mientras muy pocos son los análisis técnicos de laboratorio realizados sobre la cerámica. Son excepción los análisis petrográficos realizados por González Prats y Pina Gosalbez en Peña Negra (1983); Lorrio en la necrópolis de Medellín (1989) o López Palomo sobre el asentamiento de Ategua (2005). El escaso número de hornos identificados, bien en los yacimientos indígenas, bien en los enclaves fenicios, dificultan en última instancia la cuestión sobre el origen de la cerámica gris. Los pocos hornos encontrados testimonian la producción de las cerámicas oxidantes y de las reductoras – evidenciando que lo único que cambiaba era el procedimiento con la clara intención de obtener un efecto u otro -, pero no son anteriores al siglo VII a.C