lunes, 26 de diciembre de 2011

EL ORIGEN DE LOS FENICIOS


Según estudios recientes financiados por la revista National Geographic, al analizarse el cromosoma y de los huesos procedentes de antiguos enterramientos fenicios y cotejarlos con los de personas vivas actualmente, ya sea en el Líbano o en cualquier otra parte del Mediterráneo, se ha podido demostrar que el material genético es el mismo. Aún más, la línea sanguínea fenicia proviene de antiguos substratos mediterráneos. Pero, ¿de dónde salieron los fenicios?.
Según Heródoto: “De acuerdo a los Persas, los mejor versados en Historia, los primeros fenicios tuvieron discrepancias entre sí y una parte de ellos se desplazó a las cuencas del Mar de Eritrea, habiendo migrado al Mediterráneo desde un lugar desconocido y asentándose en lugares inhabitados, aventurándose posteriormente, a realizar largos viajes más allá de Egipto y  Asiria…”

Sin embargo, esta breve descripción de Heródoto sobre el origen de los fenicios, actualmente las Tablillas de Amarna, del siglo 14 a.C. se autodenominaban Kenaani o Kinaani, o sea, cananitas. Sin embargo, muchos arqueólogos piensan que los fenicios son sencillamente indistinguibles de los descendientes de los primigenios cananitas, que durante siglos desarrollaron una particular cultura y habilidad. Otros creen, al igual que Heródoto, que la cultura fenicia debió basarse en un origen externo. Tenemos pues, toda clase de exposiciones: que los fenicios eran comerciantes que procedían del País de Punt (el Ta Netjer egipcio o Tierra de los Dioses) basándose en antiguos papiros de las primeras dinastías, siendo la ubicación de Punt uno de los grandes misterios de la arqueología actual, puesto que se ha situado desde algún punto al sur de Nubia (actualmente Sudán), como en las tierras altas de Etiopía, al sur de Eritrea e incluso en el actual Líbano; que los fenicios tienen algún tipo de relación con los minoicos, con los Pueblos del Mar, con los filisteos e incluso que se trata de una de las Doce Tribus perdidas de Israel, concretamente la de Dan.
Mientras que el lenguaje semítico de los fenicios, así como algunas de las invasiones de Biblos, sugieren que los orígenes de este pueblo está en la migración semítica que se desplazó a la zona y tuvo lugar entre el 2.300 a.C. y 2.100 a.C., tampoco parece descartarse una mezcla de dos culturas, la originaria de la zona, no semítica, y la correspondiente a esas migraciones.
Hay, sin embargo, un contrapunto a esta teoría que tiene que ver con el ámbito marinero. Para el historiador Gerhard Herm, si bien sabemos que los fenicios eran legendarios navegantes, no está demostrado que lo fueran hasta una fecha a posteriori de la invasión de los Pueblos del Mar en la zona (hacia el 1.200 a.C.). Luego, se podría dar el caso de que los integrantes de estas invasiones, se mezclaran con la cultura original, dando lugar a los fenicios, que desde ese momento se convirtieron en los más avezados marineros de la Antigüedad, siendo está explosión de conocimiento marinero, demasiado rápida para producirse de forma espontánea. Hay también una serie de evidencias arqueológicas que demuestran que los filisteos, parte integrante de el conglomerado de culturas que eran los Pueblos del Mar, estaban relacionados con los minoicos, que también eran conocidos por ser excelentes navegantes.
Si queremos acercarnos al conocimiento de los fenicios, debemos entender desde el principio que nunca ellos se reconocieron bajo ese nombre, ni tuvieron conciencia de nacionalidad o pretendieron un reconocimiento público de otros pueblos. Nunca existió un país llamado "Fenicia", solo hubo un grupo de ciudades independientes, más interesadas en el comercio que en erigir un imperio. Las cinco ciudades más importantes de la Fenicia Oriental eran: Arados, Biblos, Birutos (la actual Beirut), Tiro y Sidón. (Figura 1).
Los griegos fueron los grandes cronistas de la historia fenicia. Su nombre se lo dieron ellos. El término griego "phoenix" se encuentra por primera vez en Homero y significa púrpura. "Los de la púrpura", los llamaban, por ser los inventores de este tinte que extraían del molusco murex, abundante en las costas fenicias.
"Fenicia fue ilustre -escribe Pomponio Mela- por los fenicios, raza de hombres hábiles y bien dotados para los oficios de la guerra y de la paz; ellos inventaron las letras y otras obras de la literatura y de las artes, como recorrer los mares con naves, combatir sus escuadras y gobernar a los pueblos, así como el despotismo y la guerra". Aunque hay otros autores que no describen con tanta benevolencia al pueblo fenicio, como es el caso de Plutarco, quien refería a los fenicios en estos términos: "…Hay un pueblo descortés y lleno de rencor, sumiso a los dominadores, tiránico con los que domina, abyecto en su miedo, feroz cuando es provocado, firme en sus propósitos y tan estricto como contrario a todo humor y gentileza…"
Por lo que se ha podido saber, fue alrededor del año 5.000 o 4.000 antes de nuestra era cuando un grupo de hombres de origen cananeo, raza semita y lengua semítica, procedente del golfo pérsico o Arabia se establecieron en las costas septentrionales sirio libanesas. Su territorio era una débil franja costera aislada del continente por una cadena de montañas, los montes del Líbano cubiertos entonces por espesos bosques de cedro. Ventajas comparativas que usaron los fenicios para construir sus excelentes naves e incluso para suministrar madera de alta calidad y precio al Egipto faraónico. Al observar un mapa de esta región, se puede comprobar que la posición geográfica de su país, los caracteres naturales del territorio y la propia habilidad de sus habitantes fueron un determinante para impulsar a los fenicios a buscar rutas marítimas para su expansión y desarrollar las mayores empresas navales
Los fenicios han ocupado durante mucho tiempo un singular espacio en la historia. A través de las numerosas referencias que otros hicieron de ellos – en la Biblia, en la literatura antigua y en las obras de los historiadores clásicos – alcanzaron reputación como los más destacados navegantes, mercaderes, artesanos ambulantes, exploradores y constructores navales de su época. Como pueblo asumieron un papel de intermediarios entres países distantes, entre la antigua cultura oriental y la occidental. De ellos no han quedado huellas y uno de los factores que influyó en la desaparición de los rastros de su cultura, fue la humedad del clima litoral, ya que las inscripciones en los papiros desaparecen rápidamente, la madera se pudre, las tabletas de arcillas, a menos que estén enterradas bajo tierra, se desintegran. Incluso las inscripciones en piedra, al estar expuestas al viento, la lluvia o las heladas se vuelven indescifrables. Por tanto, mientras los fenicios estuvieron sin duda unos mil años afanados en hacer cosas, guardando lo que hacían y anotándolo, la naturaleza, a su vez se afanaba en destruirlas.
Los fenicios, como pueblo, no pueden ser diferenciados de los cananeos (de los cuales son descendientes directos), por lo menos hasta el año 1200 a.C. Como pueblo empiezan a diferenciarse a partir del segundo milenio antes de Cristo, sin embargo, es a partir del primer milenio antes de Cristo cuando viven su periodo de esplendor, el cual se da entre la decadencia de Egipto y hasta el apogeo del imperio asirio, entre 1.100 y 700 a.C. Alcanzaron su cenit cuando comenzaron a expandir su influencia por medio del comercio y sus gentes por medio de la colonización, a lo largo del Mediterráneo y más allá. Siguen sus éxitos en oriente hasta el 332 a.C., en que Alejandro Magno tomó Tiro y en el occidente hasta el 146 a.C., en que Roma saqueo Cartago. A partir de estos hitos la Fenicia Oriental se incorporó al mundo griego helenístico y la Fenicia Occidental al imperio romano.